REPERTORIO AMERICANO 153 Quino Caso (1939)
Una arenga y otros poemas (Para el Rep. Amer. Al Soldado Desconocido En pie, soldadol Viene mi voz con la fuerza de todos los pulmones de los hombres, no a gritar como aquel. Desde esas pirámides cuarenta siglos os (contemplan, sino a decir. Desde la cumbre de la Vida, os mira la Eternidad esperanzada. Sobre la negra tierra nuestra civilización cavó una fosa y te enterró solemnemente, con todas las pompas funerarlas.
Soldado Desconocido. sobre el cenotafio levantado, año con año las corolas más hermosas y odorantes del mundo se deshojan irisándote los mármoles. BRIXENCH De dónde eras, soldado sobre cuyo catafalco cintilan indiferentes las estrellas?
De Francia, de Alemania, de Inglaterra, de Italia o Austrla?
Serías de América, de India, de Africa o Australia?
En dónde fue el romance de amor que te lanzó a la vida?
Entre qué brazos se acunó tu cuerpo?
Bajo qué cielo correteara tu apacible existencia?
Bajo qué módulos de vida se nutrió tu espíritu?
Qué tierra te dió sus fermentos poderosos?
De donde fueres, como pensares, como sintieres, aquí estás simbólicamente dormido para la gloria humana, aquí, simbólicamente, se te pudrió la arcilla cuya savia ascenderá allá en los campos de batalla en espirales invisibles para ser clorofilia entre las hojas, fécula en la gavilla de los trigos, aroma entre las flores esplendentes, música, Vuelo y gracia en el milagro de los pájaros.
Llega Quino Caso con versos de 1927, cuando el poeta salvadoreño aun no sabía del sabor amargo del pan que se come lejos de la patria.
Los días de La palabra de las cosas absconditas eran días de esperanza y libertad en El Salvador. Don Pío Romero Bosque echaba al suelo entre la alegría de los buenos y la ira de los malvados la falacia de que nuestro pue.
blo no sabía hacer uso de la libertad.
Cuzcatlán gozó el privilegio de ver cir.
cular las ideas. Los honrados dijeron su palabra honrada; los canallas mancharon con todo el lodo de sus almas de pantano el blancor de las cuartillas. Pe.
ro las ideas buenas o malas andaban y se discutían. Se abrieron muchas cloacas, pero también muchos vasos con esencias sutiles de verdad y de poesía.
De aquellos días guardan los diarios los nombres limpios de Viera Altamira.
no, de Serafín Quiteño, de Ricardo Alfonso Araujo, de Alberto Guerra Trigue.
Tos, de Salarrué, de José Valdés y de otros más. El Salvador vivía; El Salvador vibraba; El Salvador soñaba; El Salvador cantaba.
Pues en esos días Quino Caso cantaba. Lo imagino vagando por La Vega, por San Jacinto, por El Modelo, después de las cuatro de la tarde. Lo imagino discutiendo en serio y en broma en el «Campo de Marte. en el Bolívar, o de viaje a La Chacra, o de regreso de Ilopango. El poeta era libre. porque era libre sabía, oía La voz del hierro, La voz de las raíces, y hasta La voz del gusano. La libertad tiene ese privilegio: deja al poeta soñar, deja al poeta mirar.
Aquí estamos en pie, héroe desconocidol Tú que pasaste entre el fragor de los combates llevando nueva granada de mano entre las manos tu rojo corazón, tú el anónimo, tú el excelso, tú el glorioso eres sin disputa el ganador de la última batalla, aquella en la que el plomo, la pólvora, el acero no pueden ya decir una palabra.
Estratega invisible, omnipresente en toda lucha como aquel «Dios desconocido. Deus Abscóndito)
a quienes los griegos levantaban altares en sus templos aquí estamos prestos a recibir tu grata herencia con todas nuestras angustias y tristezas, con todas nuestras hambres, con toda nuestra sed insaciada de justicia.
Un mundo en pie tiene los ojos fijos sobre la tierra donde duermes: que sabe ya ese mundo que habrás de levantarte un día, requerirás la espada deslumbrante.
harás con ella los arados que el profeta soñara, te arrancarás el corazón lleno de arterias, lo lanzarás a los surcos palpitante y brotarán, exuberantes, los renuevos con su gloriosa cosecha hacia los cielos.
En pie, Soldado. Primicia del libro Arengas)
1939. Tres años lleva ya el poeta, fuera de su patria, desterrado. Ignora cuándo podrá volver a El Salvador. Las penas de la patria, que ya no tiene esperanzas, como en los días de don Pío: el recuerdo del hijo que lo nombra, de la madre que le reza, de la esposa que lo llora. qué versos de fuerza estarán gestando en el alma de Quino Caso?
Estos versos que no están hechos, que son apenas promesa, me intrigan de modo especial. Quino Caso dará milagrosa cosecha de luz. Hay dolor en el mundo, y más en un rincón del mundo: El Salvador. Qué himnos le arrancará al poeta desterrado este dolor?
Ahí está Cuzcatlán y sus 700. 000 indios esclavos. Ahí, Quino Caso, hay para una vida de lucha. También los versos hacen la guerra. También los versos rompen cadenas.
Elogio de los suburbios Suelo inmergirme en los suburbios como entre un mar de aguas salobres y salgo buzo de la ciudad tal como el buzo del fondo de los mares, con perlas o pecesillos de colores.
Suburbio. Eres como la epidermis y a la vez alma del complicado esqueleto en que se levantan las ciudades.
En ti canta el dolor su fiera estrofa y si alguna vez el heroismo cobró alas para elevarse radioso al infinito.
Itú fuiste su crisálidal San José, Costa Rica, 28 mayo 1939. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica