Yolanda Oreamuno

REPERTORIO AMERICANO 75 gría. Sin embargo los versos de Luis Carlos López, con su crítica aguda y fina, con sus salidas de tono y con su reír hasta de sí mismo, están plenos de la más grande condición artística. pesar de su gracia, contra ella y por ella, han de ser considerados como realizaciones primordiales de la moderna poesía colombiana.
Ya al final del camino que he venido siguiendo un poco descuartizado de mi recuerdo, quedan tres figuras que es indispensable subrayar: Eduardo Carranza, Jorge Rojas y León de Greiff. Intencionalmente los he dejado al rezago, pues, por las razones que trataré de explicar, se individualizan hasta tal punto, que pierden nexo con los rumbos que hasta el momento he intentado señalar en ia poesia colombiana.
La prisa de la vida moderna, el eco de la intensa lucha jadeadora de todos los días, ha guardado, en el rincón de los trastos viejos, una serie de conocimientos que antaño figuraron como selectos motivos de otro ritmo de actividad intelectual. Olvidadas cátedras de universidad, arcaicos estudios que requieren inagotable paciencia, empolvada y deliciosa erudición que hoy no podemos adquirir, son, para el mundo actual, conocimientos inútiles. Si realmente sirven para algo estos conocimientos inútiles. que nos hacen pensar en maravillosos tiempos en que el tiempo no tenía el valor practicista que ahora tiene, Eduardo Carranza, el poeta de Maruja Simmonds, nos explica para qué sirven. En sus versos vive la inútil filosofía de la mariposa, de la nube y de la flor; la musicalidad del momento perdido; la premiosa necesidad de ser una hora intrascendentes y lejanos; el vivir sin objetivo ni urgencia un solo instante de abandono. Ya no sabíamos cómo llenar el pequeño momento de nosotros mismos, cómo dejar de tener actividad práctica utilitarista, y los versos de Eduardo Carranza enseñan en qué forma se hace. Por eso su poesía sedante rumor de violines. puede llegar a hacérsenos indispensable.
Jorge Rojas, a través de la lectura de su Ciudad Sumergida. me ha impresionado como una de las más grandes figuras de la nueva lírica colombiana. Sus versos tienen una firmeza dulce, paralela a conceptos de vanROLL HISCOS Jorge Rojas guardia acrisolados dentro de la más pura colección de metáforas que imaginarse pueda.
No parecen venir directamente de su pensamiento, ni florecer violentos en un bocanada de pasión; siguiendo un personalísimo rumbo atraviesan todo el camino de su ancestro, sufren su cruenta marca, y llegan caldeados a sus venas por el oscuro y rico cauce de una vocación subconsciente. Si en alguien puede señalarse con precisión la influencia de una fuerza más allá de la razón y un sentir artístico más grande que la propia y autónoma voluntad, es en Jorge Rojas, que sería Poeta aun a pesar de sí mismo. Su obra puede no ser profunda en el decir, pero nacerá siempre de muy hondo. La poesía de él clara corriente vocacional obedece a la intuición o al recuerdo.
y resuena en uno con la calidad undivaga del eco marino en la concavidad de un caracol.
vals o de una barcarola lo hace en forma consciente, pensada. no responde esto al desahogo de una pasión ni al abandono a un deseo, sino a la exteriorización deliberada de una idea. La explicación para hacerla fácil quizá se halle en el origen nórdico de su apellido, que, con todo, no le ha impedido acusar en su obra ciertas analogías que no son influencias. con Guillén, el cubano, aunadas a otras, más lógicas, con Alberti, el poeta de la frialdad emotiva. Esta sensación de musicalidad pensada alcanza su plenitud en Fantasía quasi una sonata. poema donde el gran León de Greiff llega a ser deliciosamente rebuscado. 0Yo he venido, he venido del más lontano pais lontano, a besar la estrella de cinco picos de tu mano.
En la punta de los pies, la ceremoniosa falda ahuecada, llega el minueto concordante de León de Greiff. través de toda su intensa labor, está impreso el indiscutible y trascendente sello de su personalidad. Darío Achury ha dicho con gran acierto que de Greiff más que poeta es juglar. o músico. agrego yo pero en el sentido estrictamente moderno, pues aun la música romántica es para él interpretano sentimiento. En otra forma ésta no hubiera dado margen a de Greiff para realizar sus construcciones típicamente cerebrales. Si usa el ritmo de un minué, de un Ubicadas, unas veces con reveladores caracteres, y otras perdiéndose en el conjunto de lo que llamé facilidad nacional de hacer versos. queda una multitud de figuras poéticas colombianas. Yo ofrecí al principio ser fiel a mi recuerdo no a la técnica o a la erudicion.
He marchado pie a pie con mi promesa y me he esforzado por llenar el vacío de mi conocimiento la negación de mis errores, a través de un camino cruzado por múltiples escollos.
Me abstengo por ello de apelar a simples enumeraciones que puedan apartarme de la ruta en principio dibujada, en la convicción de que es muy bastardo por su pretensión en la pequeñez este juicio, me propongo ampliarlo muy en breve con base en mejor documentación que mi memoria. para las mismas queridas páginas de Repertorio Americano.
YOLANDA OREAMUNO ción, y Leon de Greili Por Arango Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica