Hitler

REPERTORIO AMERICANO 183 conmensurable. En el corazón del boye Ahí se debate, ve claro, se tortura, reama saber por qué. Anselmo reconoce que ro ansía encontrar la seguridad de poder con ímpetu nuevo, se hunde en la deses su curiosidad es enfermiza y pide ayuda serle fiel y con él se va.
peración. Ya sólo existe para sus celos, a Lotario para lograr satisfacción. Este Una carcajada neurótica del celoso y como antes para su amor: todo y todos pone argumentos juiciosos para no hade nuevo el ritornelo: han perdido para él su significación. No cerlo, pero Anselmo exora y el asunto «Es otra de sus farsas. No me enga es capaz de matar ni de matarse: es la sigue curso normal. Bruno suplica a ñarás. No me engañarás. indecisión, algo peor que la muerte. Stella y a Estrugo que lo curen de su Finalizan el CORNUDO ESTUPENDO. Otelo resolvió la situación. Bruno y Ste mal y reconoce que tiene una feroz enePor su lirismo, este drama recuerda el lla deben seguir viviendo.
miga en su imaginación. Stella se deCantar de los Cantares. Cotejables Otelo El parangón cabe también entre Des fiende como Camila; ésta se enamora y y el Cornudo Estupendo. Cormelynck démona y Stella, pero ésta parece sim logra felicidad, aunque no duradera. Stecomo Shakespeare, han elegido bien una bolizar mejor que ninguna otra heroína, lla es víctima y sólo consigue hacerse naturaleza sensible a los ataques de la la fuerza para el sacrificio. Habría so cada vez más desventurada.
más violenta de las pasiones. Otelo y portado tántos la dulce Desdémona?
La comparación podría extenderse muBruno son bien distintos, pero tienen un Reminiscencias de El curioso imper cho más, pero me alejo del propósito denominador común: un temperamento tinente de Cervantes. Lotario, como Pe que lleva este comentario: interesar a los fácilmente asible por una pasión. por trus, sabe ser amigo. Si el capitán se lectores en la obra fina del escritor eso a la hora de actuar, la descargan de queda. no habría caído también en el Crommeliynck.
igual manera. Sin embargo, Otelo encuen amor? Una curiosidad patológica va exal Una editorial argentina anuncia la putra rápida solución a su problema en el tando a Anselmo; hasta idea un plan blicación de otro libro suyo: CARINA, uxoricidio. Aun no: la verdad llega a completo de seducción, insensato, en que el más audaz de los dramas, dice una Otelo casi tan pronto como a Desdémo él mismo cooperará.
leyenda.
na la muerte. Nueva tragedia para El En Bruno es su pasión frenética que Moro. El suicidio le dió la liberación. lo guía a ser destrozador de vidas. No GUIOMAR Bruno, en cambio, está en un impasse. hace plan: actúa rápidamente, no debe Costa Rica, febrero del 40.
TESTIMONIOS El condicional La erudición libresca Eso es ser «ecléctico»
Uno de los colaboradores de Ilustration Francaise condena el uso del condicional que se ha introducido en la prensa en los últimos tiempos. Es el sistema huidizo, hipócrita y poco gallardo de hacer sugestiones, de decir las cosas y no decirlas. El arte paspérrimo de no comprometerse. Fulano habría hecho tal declaración. Zutano sería el responsable de tal suceso. El gobierno habría pactado esto o lo otro. El condicional sirve para todo; pero es conveniente como lo dice el escritor francés, impedir que el condicionalismo se inyecte en la prensa, la desarticule y la envilezca.
El escaparate de la erudición no era una particularidad de Montaigne en ese tiempo en que la cultura griega y romana lo presidía todo. Gibbon subraya, certeramente, que el estudio de las letras antiguas, que se remonta a tiempos más lejanos que los principios del Renacimiento, ha retardado más que activado el desarrollo intelectual de los pueblos de Occidente. es que más que modelos se buscaba en ellos la inspiración y el aliento. La erudición de los tiempos de Bocaccio y Rabelais pesaba sobre las inteligencias y, lejos de ayudarlas a su liberación, las ahogaba. La autoridad de los antiguos, y particularmente de Aristóteles, empujaba a la cultura a caminar por las rodadas y durante el sgloi XVI la Universidad de París no formó más que pedantes y fámulos.
Montaigne no llegó a sublevarse contra esta erudición libresca, pero supo asimilarla tanto y adueñarse de ella en tal forma que no perjudicaba para nada su pensamiento y por ello se distingue de todas las demás. Por otra parte, cediendo a la moda, obstaculiza de citas sus escritos; pero ¿para qué nos sirve tener el vientre lleno de viandas si no se digieren y transforman en nosotros y tampoco nos aumentan y fortifican. Libro I, capítulo 25. Más delicadamente, Montaigne se compara a las abejas que «hurtan de aquí y de allá a las flores, pero luego hacen la iniel que les pertepece por entero. De André Gide, en El pensamiento vivo de Montaigne. Editorial LOSA.
DA. Buenos Aires. El dinamismo Julien Benda hace en Marianne el análisis del dinamismo, azote de la humanidad. Los dinámicos son seres eminentemente peligrosos. Tienden a invadir el terreno ajeno. Se mueven en todas direcciones y crean a cada paso conflictos y choques. Según Benda, el ejemplo típico del dinámico es Hitler. El fuehrer le ha impuesto a su pueblo la ley del movimiento perpetuo y lo ha llevado a guerrear en todos los frentes. Quítate de aquí para colocarme yo en tu lugar. Tal la ley del dinamismo, que es también el desprecio de cuanto significa moderación y respeto al derecho ajeno.
Descendiendo a otros niveles, sufrimos en la vida diaria de los hombres dinámicos, cuya acción es en ocasiones funesta, y siempre incómoda. Sujetos que van por las calles a largo paso, mascullando proyectos, más o menos insensatos, y que cuando llegan a imponerse, lo que por desgracia no es raro, son una catástrofe. Por desgracia, las gentes suelen admirar a los hombres dinámicos; cuando lo que deben hacer es colocarles un cordón sanitario para limitar el campo de sus actividades. La civiltzación no es sino la resultante de una lenta lucha contre los hombres dinámicos. La derrota de Hitler será la del dinamismo. Caliban, en El Tiempo, Bogotá, 14.
XII, 39. Entretanto, en el orden filosófico, en el orden social, la exigencia del nombre, por el público, es, al contrario, imperiosa. Aquí, es forzoso presentarse con alguno; y ello es difícil cuando se piensa de una manera algo comprensiva; en tanto que el nombre hasta viene solo cuando se piensa con una sola idea.
Esto, para la práctica, es, pues, bien grave. Los que piensan mal, tienen nombre. Para poder combatir en la práctica contra ellos, necesitaríamos un nombre; pero. cómo hacemos? todavía, para colmo, algunos dirán. Pero si eso tiene un nombre, y un nombre conocidísimo! Eso es ser «ecléctico. esto es lo más grave de todo.
El eclecticismo es un modo de pensar mezquino, pobre, en realidad ininteligente, que consiste en pensar con lo pensado. tomar lo bueno» de lo que han pensado los demás: en más o menos casos, puede llevar a aciertos; pero es condenarse de antemano a quedar dentro de lo pensado, o, en todo caso, a determinarse por lo pensado.
Y, prácticamente, lo que sale de ahí es, desde luego, indirecto. Eclecticismo. en el sentido habitual es tomar partes de otras doctrinas; en tanto que el verdadero modo de pensar, el bueno, es examinar directamente las cuestiones, y buscar directamente lo verdadero o lo bueno.
Ahora, eso sí: podrá ocurrir; más aún: ocurrirá generalmente, que, pensando de ese verdadero modo, directamente nos encontramos de acuerdo en parte con los unos y de acuerdo en parte con los otros; pero eso es una resultante: lo que es absurdo, mezquino e ininteligente, es condenarse de antemano a eso. Del Dr. Carlos Vaz Ferreira: Sobre los problemas sociales. Editorial Losada.
Buenos Aires 1939. Respuesta memorable Esta reina Isabel, hija de Enrique VIII y de Ana Bolena, fue la que respondió con altivez al embajador de Felipe II, nuestro conde de Feria, que le ofrecía el apoyo de su señor; Mi posición actual la debo al pueblo y no tengo otro apoyo más que él. Si todos los monarcas se hubieran conducido de este modo, habría habido más paz en el mundo y menos reyes decapitados o destronados. Beltrán: El Libro y la Imprenta Madrid, 1931. Con la CENTRAL DE PUBLICACIONES Avenida Juárez, Apartado 2430.
México México. Tels. Eric. 59 75 y 20 838 Méx. 94 30, consigue Ud. este semanario. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica