348 REPERTORIO AMERICANO Comentario emocional (Para Rep. Amer. San José, Costa Rica, setiembre de 1940. Para Anita Ramos, que se deleita con la lectura e ilustración de las páginas de Tierra Marinera.
Un dejo triste hay en: Cuando vuelva a la ciudad, todos me van a mirar, con pantalon de campana como los hombres del mar. Madera de Anita Ramos.
Ilustra el poema de Fdo.
Luján: El náufrago. un tono melancólico en el Cantar que finaliza el libro.
Porque Fernando viajó y sus ojos inteligentes supieron ver. sus saudades de lugares apenas imaginados (es posible tenerlas, ya que el espíritu nos lleva a donde querem inspiran muchas de sus filigranas. Hasta en tierra firme dice en Campesinos: Impulso includible me lleva a trazar un comentario del libro de Fernando Luján. Temores originados en aquello de no entender de poesía, me han hecho callar en repetidas ocasiones. Pero. ha venido la reflexión, es necesario decir aunque sean las cosas más sencillas. Urge el estímulo sincero en esta tierruca en que todo esfuerzo noble se ve asfixiado por la fría indiferencia ambiental (cuando no por la crítica destructiva de los aristarcos criollos. Traducirán estas líneas las emociones producidas por una obra poética en una sensibilidad educada. Nada más que eso. Queden los otros aspectos para los buenos entendedores del asunto. Además, siento que el análisis escudriñador de ritmos, asonancias y otros términos muy dernier cri, rompería el encanto de una creación que es tenuidad y suave reposo para almas sensibles.
Tierra Marinera es obra de prestancia. Se presenta sencillamente. No lleva prólogo llega a nuestras manos como diciendo: No necesito introductor. Ya me conoceréis.
No puedo imaginar al poeta ante un paisa je fino y elegante. en paz agreste, haciendo sus versos. Sé que los ha hecho en horas acerbas para todo hombre de corazón, él, uno de los más delicados. Su temperamento no es para la lucha, pero sí sabe ser lenitivo para los que sufrimos el dolor ingente de la humanidad. eso es labor fecunda.
Tierra Marinera es título que revela nostalgias de alma inquieta. Es canto de amor a la gleba y pasión por el mar ilímite al que quisiera más cerca para tener siempre barco a la vista y, jojalá. zarpar en él: sugiere pentagramas iniciales de la Mañana de Grieg.
Mi comentario llega ahora al mérito relevante del poeta: su virtud para conmover hasta sus reconditeces, las almas infantiles. Quién que es, no ama a los niños? Fernando Luján los quiere y los comprende. Diez poesías varios autores amorosamente escogidas para mis alumnos, han sido aprendidas con fruición. Hoy vamos a repasar las rimas. el coro de voces queridas interrumpe: La Virgen de la Montaña, los patitos, Niño de la alquería, El pinar.
Las tres son de Fernando. Complacidos, han llegado a: Cuando terminen de arar, se verán todas las tierras semejantes a una mar de onduladas olas negras.
Luján es siempre el oteador de nuevos horizontes. Por eso en Los dos marinos: Yo quiero ser el vigía, tu serás el timonel.
Giran las golondrinas alrededor de los pinos, cual si fueran las antiguas torres de unos castillos. Verdes copas de los pinos bajo el cielo azul y frío!
Noche a noche en mi soñar, llega un barco a mi ribera para llevarme a la mar.
Una noche he de zat par muy lejos de esta ribera, por los caminos del mar!
No el que ordena, el que dirige, sino el que, en actitud amorosa, tiene el ojo avizor.
Veo al poeta en busca de la liberación y en movimiento constante hacia arriba (leer Encerrado en la ciudad y Mi sueño. La poesía de Fernando tiene la espontaneidad del agua nacida que ha sido llevada por cauce de poeta primitivo. Son tan nuestros los motivos y qué matices maravillosos toman a través de su gran sensibilidad de artista. Sus versos tienen la gracia encantadora (habla Goethe) del que escribe dominado por el sentimiento.
El bardo prodiga su mundo en lenguaje puro y cristalino. Se libra del arabesco empleado por los que dan visos de profundidad filosófica en su verso.
Intensa y clara emoción del paisaje exubera en las páginas de Tierra Marineta. Muy bien podría llamarse Cantos a la Naturaleza.
Imprescindible en un poeta como Fernando el sentido del color, sobre todo los marinos azul y verde. Dos líneas con dos colores bastan en Pescador, para la idea cabal. Las acuarelas abundan: Primavera, Dondiego y la Amapola, Pregón de la hortelana, Elegía de la infancia. Su ritmo interior adquiere aún mejores plásticos en la poesía Súplica y es magistral en el paisaje nocturno pintado en elegía.
Con qué propiedad ostentaría la filacteria: Diré que envidia al río Torres que va al Recitan con cálida entonación y el ademán de sus manitas delicadas, acompaña la rima salida de lo hondo, cual si fuera su propio sentir. Cuál desean ahora. Amanecía en el naranjal. Es la canción sevillana de García Lorca, que tanto recuerda a veces el poeta Luján. Al leer algunos de sus versos, necesariamente imagino a Fernando en actitud plena de ternura y con voz suayísima recitando a chiquillos traviesos, los arrullos El niño dormido, El caracol, la luciérnaga y el grillo y El niño desvelado, que deben traerles la quietud reparadora.
El girasol tiene aire de alegre ronda infantil. Oigo que la rima canta y que las almas de los niños en ronda, cordialmente se hermanan.
Fernando es hábil cazador de nuestras imágenes. Ya tiene el suelo nuestro un poeta que haga sus Historias Naturales. Con qué nitidez evoca aquéllas de Jules Renard! Tánto color; tánto movimiento en sus cuadritos vivos! Los zopilotes, La golondrina, Dondiego y la Amapola, El colibrí, Jardin, El martin pescador, Los cangrejitos y mar: No llores más, río Torres, que ya no debes llorar.
Sale Venus con el alba sobre su concha de nácar el Nacimiento de Venus de Boticelli.
La riqueza expresiva de Fernando trae al espíritu reminiscencias de música dilecta: Verdinegra, la tortuga, es la dueña del jardin. Mirala tan pensativa!
Parece una piedra viva, que viviera de lechuga y hojitas de perejil. El gallito mañanero, con su clarin de alegría, anuncia que viene el ángel a cortar las rosas blancas para la Virgen María.
Fernando Luján, poeta de la emoción acendrada, jadelante! Siga cantando con su voz clara y sencilla para solaz de los niños. Puede el bardo tener misión más excelsa. BITMO ¡Las rosas blancas, mi niña, de la alba jardinería. Por MI. de la Cruz González. GUIOMAR Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica