188 REPERTORIO AMERICANO oros plendor del verso y que semeja la llama días al bosque a cortar racimos en los la sensación de una flecha viajera de los de las luciérnagas que vierten sus árboles; en su voz se recogía una ca espacios líricos. Como han sido revahumildes sobre la hierba y apagan sus dencia no oída en voz humana y el se luadas todas las hipótesis de Hipólito farolillos cuando la aurora equivocada creto de esa música se lo aprendió a su Taine sobre la influencia del medio en discurre en el celaje marino.
madre que abandonaba la faena domés la obra cultural, convendría anotar que Como característica de esa poesía ro tica para atender a las aves cuando es en el poeta no es el factor social histómántica que floreció durante el período tudian su gramática musical, hasta lle rico el que determina su visión ante el de formación del poeta se ofrece la ima gar a ser las arpistas de la aurora y de mundo sino los aspectos de su sensibigen bárbara, sin depuración intelectual, la tarde, y era sencilla y cándida como lidad inmodificables bajo los distintos sin relación con la delicada esencia de los lirios: unas veces se antojaba en per meridianos del universo. Este profundo las cosas. Allí están, por ejemplo, las seguir la niebla y otras en contar las anhelo de vagar, de conocer horizontes, célebres metáforas de su tiempo, como nubes áureas al toque de la oración. de vencer lejanías le ha dado a la poeson el desposorio entre el mar y la luna, cuán lejana está ella! Pero la vida sía de Barba Jacob una nostalgia de los episodio multiplicado en la historia lírica se va acabando, dice sollozante. No sa cielos amados y una ternura de niñez de América. Barba Jacob reacciona con ber de las caricias amadas, del leve tem ausente. Su inquietud ante lo misterioso, tra ese sistema impúdico de la poesía y blor de unos pasos infantiles que rom su explicacion del sufrimiento, su dolor vela su emoción con leves canciones de pen el silencio de la alcoba, donde una ante la estrella de la tarde que vierte un sugestiva y remota significación simbó lámpara escolta nuestras vigilias fértiles, influjo sideral sobre su carne dolida, no lica. Su alarido podrá ser a veces des y conocer sólo en reminiscencia el halo son otra cosa que el fruto de su canconcertante, mas es humano y sincero. misterioso y fulgente de la paternidad. sancio y la experiencia de sus sandalias Nada de emblemas mitológicos, de com Por eso ahora al ver un niño se turba que supieron del afán de los regresos.
paraciones infortunadas, de bodas fúne el corazón y el canto difunde en la so. El hombre que parecía un caballo» lo llabres en un tálamo oloroso a ciprés, de ledad de las noches un lamento desolado: mó Arévalo Martínez. En realidad es el pesares fingidos y desesperaciones sui«Oh plenitud! desde entonces ágil corcel que se lanza por la llanura cidas. Es que el poeta verdadero, los a ningún padre odio jamás: de sepia en busca del pozo de agua otros no lo fueron, ha comprendido que toda miseria la redime fresca y que sólo encuentra la desnudez el auténtico dolor no se adquiere porque una corona paternal.
del arenal que visten las palmeras taciQuien tiene un niño, ha ejercitado una mujer haya faltado a una cita. Nadivinamente el dón de crear; turnas. Con razón ha exclamado «que turalmente que no vengo a revaluar una quien tiene un niño sublima el mundo nunca sabremos nada» y que en todo anterior afirmación porque entiendo que y lo nutre de eternidad. no hay más que un poco de vanidad y la poesía es el arte de pensar en imágepolvo. Polvo en el aquilón; polvo en la nes. Pero este profesor de ritmos y de urna que recoge la ceniza de los grancongojas no hace consistir su fuerza li Ha sido un romántico final. Está des; polvo en la rosa abierta en la marica en el símbolo y es tal vez el mayor marcado por el signo de nuestra época: ñana y dormida en la tarde; polvo en poeta subjetivo de nuestra América. la impaciencia. Apresurado y extremoso, las violetas de la madrugada y polvo en Con la dulce fatiga del verso, anotó, no puede sujetar el espíritu en ningún los dátiles del crepúsculo. Polvo en el ha permanecido curvado su corazón, y establecimiento, ni conformar el alma con beso y en la dulzura de la caricia; polvo esa es la misma voz de todos los que ningún anhelo. Deshauciado de la tinieen la pesadumbre y en la alegría; polvo sufren esta dolorosa tragedia de amasar bla interior «ha realizado el prodigio en en la canción y en el sollozo: con levadura íntima la canción. Tragi plena luz y desviado del camino amo«La Muerte viene, todo será polvo: nar, correr por el mundo, vigorizar en roso proyecta su ambición sobre las copolvo de Hidalgo, polvo de Bolivar, un pinar de Honduras su aliento; amar sas y la naturaleza. Es el acto más fre polvo en la urna, y. rota ya la urna, la rebeldía de la tierra mexicana; escuchar cuente de su intelecto y con el suele epolvo en la ceguedad del aquilón. en un pueblo lejano el mismo jilguero encontrar un reposo más largo, más samatinal que aprendimos a oír sin reparar tisfecho de sí mismo. Se ve que en to La tarde se desvanece y cerca al monen su voz cerca a la ventana solariega y do el curso de su obra prevalece el afán te pasan unas doncellas que han aprencuyos trinos tienen después una conso de forjar una firme conciencia mística dido hace muy poco a tañir las cítaras.
nancia con los desgarramientos místicos; que lo incluya en el seno del arcano y La lechuza de la sombra abre sus alas hilar nuestros sueños en el uso argenesa ambición ayudada por las influencias en la torre del ángelus y el leve plutino de la lluvia y no ser, oh infinita atosigadas del error oriental, por la abe maje de la palmera limpia el cielo fluído desolación, más que una llamita al vien rración budhista, por el panteísmo tras y adelgaza la lejanía. La ciudad, a lo to. Dónde estará entonces la amiga de cendental, por el infantilismo de Tagore, lejos se va cubriendo de cúpulas. En la niñez, la triste novia que amo en forman el pozo turbador. Por eso se ese casto minuto se oye cómo la larva Santa Rosa de Osos, la suave comarca cumple en su vida y en su obra el drade los capullos cede a una fuerza inteantioqueña en donde huelen las brisas a ma de los grandes espíritus en donde el rior y sale a ras de tallo la mariposa azahar y a piñuela en sazón? Quién sasentido de lo universal ha sido ahogado. encendida de los geranios. Nos sorprenbe! Sólo se oye ahora una flauta viva y Sería difícil, por estas mismas razones, de un pavor ignoto al hablar porque las su voz en tan dulce como la miel apreacreditar las influencias literarias en su palabras que se han licuado en una lásurada de las manzanas que fueron pi obra. No quedan vestigios de ellas en grima pueden al caer romperse y dejar coteadas por el ruiseñor. Para qué re su última etapa y el poeta se hizo fuerte escapar su secreto perfume. El milagro su verso un cordar a esa mujer remota? Es mejor y personal hasta darle a se va a realizar. El sacerdote de los dialogar, bajo la luz ardiente del ángelus, hondo brillo pasional, un matiz lírico inritmos pronunciará la fórmula sacramencon un mancebo de Grecia que elogió confundible, un señalado grito de angus tal y entonces los vocablos mudarán su en la frase socrática el discípulo del tia o de jubilo. He allí por qué se re especie primitiva y se transformarán en maestro inolvidable. Ya un sosegado pite continuamente y por qué muchas de la sangre del espíritu y en la carne meanhelo nos trae el primer mensaje del sus poesías nos proporcionan un paisaje lodiosa del canto. Ese es el gran poder país de los zafiros errabundos y el poeta ya conocido.
del poeta que ha recibido el carácter inLlámase a sí mismo el Ashaverus de deleble de un sacramento. Barba Jacob dispone su cañuto de oro para levantar su canción. Pero vuelve a la memoria el la poesía colombiana y lo es por su ha olvidado en muchas ocasiones su recuerdo de ella. Era leve y armoniosa vida y por su obra. No ha tenido otro alto ministerio y por eso ha preguntado como un cántico nupcial; sus pupilas afán que el de vagar, el de errar por los a la noche si en verdad existe más allá inocentes tenían ese resplandor misterio caminos del mundo, mientras cae la hora de sus velos un sér divino y eterno. so que inunda las velas de los nautas de levar anclas y dar la vela a los vienese sér invisible es el que puso en el cuando se rompe en las olas la estrella tos de la eternidad. Los últimos estudios carrizo de su garganta ese sollozo de lejana; su talle conocía el ondulado vai realizados en torno de la poesía popular esquilas rotas que produce el viento vén de las palmeras; sus manos olían a de España han encontrado una relación cuando numera los juncos del río.
duraznos porque de niña, en la compa sicológica entre la vida andariega de los ANTONIO LLANOS ñía tutelar de su padre, iba todos los pobladores árabes y la copla que nos da Cali Colombia. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica