REPERTORIO AMERICANO 171 to de sus fines internacionales, superiores a los intereses y principios de los partidos, señalan ahora la necesidad de rehacer el hogar español sobre la base de la vountad soberana del pueblo.
Otra línea política la consideramos divorciada del interés general y contraria al deseo de que se restañen las heridas, se enjuguen los llantos y se logre la paz.
Una última pregunta que brota de muchos labios sube a los nuestros. Tienen medios los españoles para rehacer sus vidas y recobrar la dirección de sus destinos. En las horas más lóbregas de la historia, el pueblo español ha encontrado su camino de salvación. Lo encontrará, ahora, también. La seguridad de ello se cifra en que ya aparecen reunidas las fuerzas constructivas de la sociedad, ansiosas de poner término a la jornada de horror.
Con esta convicción nos dirigimos a nuestros compatriotas excitándoles a que sirvan los deseos con la acción, hasta lograr, tenaces e incansables, la recuperación de la libertad y la salvación de España.
14 de abril de 1940.
EX PRESIDENTES DEL CONSEJO DE MINISTROS Barcia Trelles, Augusto; Giral Pereira, José; Martínez Barrio, Diego (Presidente de las Cortes)
EX MINISTROS: Albornoz, Alvaro de (Expresidente del Tribunal de Garantías Constitucionales. Blasco Garzón, Manuel; Franchy Roua, José; Gordón Ordás, Félix; Hernández Sarabia, Juan; Just Gimeno, Julio; Miaja Menant, José; Ossorio Gallardo, Angel; Pozas Perea, Sebastián; Salvador Carreras, Amós.
EX SUBSECRETARIOS: Alvarez Ugena, Manuel; Asencio Torrado, José; López Malo, Aurelio.
EX DIRECTORES GENERALES: González López, Emilio; Martín Luna, Antonio; Pascual Leone, Alvaro; García López, Alberto; Puigdollers, Eladia Royo Gómez, José; Sol, Vicente; Tortuero, Julio.
DIPUTADOS CORTES: Barrio Duque, Moisés; Escribano, Roberto; Fernández Vega, Félix; Jaén Morente, Antonio; Laredo Vega, Luis; Méndez Martínez, Juan Antonio; Menéndez Suárez, Angel; Pina, Rafael de; Ruíz Rebollo, Ramón; Velasco Damas, Luis; Villaverde, Elpidio.
EX DIPUTADOS: Carreras Reura, Francisco; Castrovido, Roberto; López Dóriga, Luis; Marcial Dorado, José; Mateos Silva, Manuel; Ruíz del Río, Jesús; Ruíz del Toro, José; Villa, Antonio de la.
GENERALES: Llano de la Encomienda, Francisco; Menéndez, Leopoldo.
CORONELES: Carvajal Sobrino, Aniceto; Morales, Gaspar; Sánchez Paredes, Rafael; Redondo Ituarte, Fernando; Riaño, Angel; Riaño, Luis; Salafranca, Mariano; Sierra, Rafael.
EX GOBERNADORES: Cardero, Antonio; Palencia Tubau, Ceferino; Parra, Lucas; Piqueras, Alfredo; Solozabal, Fermín.
CATEDRATICOS: Bolívar, Cándido; Bolívar, Ignacio; Caballero Fernández, Justo; Cuatrecasas, José; Cuatrecasas, Juan; Giral, Francisco; Jiménez González, Enrique; López López, Eduardo; Márquez, Manuel; Rubia Barcia, Vázquez, Gayoso Jesús.
CONSUL: Morayta, Emilio.
EX PRESIDENTE DE DIPUTACION PROVINCIAL: Valle, Higinio del.
aún, las ruinas de la factoría de los Arana. Son unos altos paredones, a donde se arrima la lujuriosa maleza, asiéndose a las curvas sensuales de las columnas y borrando la vanidad de los dibujos multicolores, por entre cuyas líneas caprichosas iba jugando la mirada del amo borracho, en tanto que en el amplio salón atestado de humo negro de yagué, cundido de tufos de cachaza y de hedor de perfumes lascivos, la peonada danzaba al compás de los tamborcitos, consumiendo en una sola noche el precio de años enteros de esclavitud. Más a lo lejos, en las mismas riberas del río tierno, se descubren las estacas de los vetustos barracones. Los palos de la tortura. Las chontas y las yaripas de las casas de indios y los hacinamientos de latas podridas, único rastro del comisariato poderoso. Todo esto, como lo podréis suponer, es ruina, desolación y vencimiento. Pero. la siringa?
La siringa no ha sido vencida. Os adentráis, por las trochas y picas, bajo la bóveda húmeda, bochornosa y aviesa de la manigüa, centenares de kilómetros, y allí está la siringa. Tiene una piel gris, rica, tibia y amorosa. Sus ramas y gajos se traban, con las lianas, los bejucos y los matojos, formando la bóveda de ese firmamento infernal. Los árboles más gordos no tienen metro y medio de diámetro. Los observáis de abajo a arriba. Reventados por el calor; llagados por la humedad y las lluvias, van soltando su podrida riqueza. Un poco más arriba, enseñan las cicatrices del pasado laboTeo. Una, dos, diez picadas. Uno, diez kilos de siringa. La vida de un hombre. Las horas de tremendo abandono, con el desamparo de Dios, manejando el pipo brasilero. el regreso al fundo. con el panecillo de goma. la compra de cachaza y el hallazgo del amor en la noche sandia, para firmar, en la madrugada desastrosa, el nuevo recibo, mediante el cual se regresaba a la selva, a picar la siringa, por un mes; por un año; por toda una vida.
Nada de lo que se ha dicho en los novelones de fama, se compadece con la justa verdad del siringuero. La atrocidad de la época buena y fue con la otra guerra supera a cuanto se ha publicado. Esa lamentable experiencia humanizará la explotación del caúcho en América. Es dudoso. Donde hay caucho, la vida es turbia.
Turbios los ríos. Turbia la atmósfera. Turbia la mirada de los hombres. La siringa malea, enajena, transforma y enloquece. La selva no se deja arrebatar su tesoro sin cobrar, con duTa servicia, un crecido precio, en vidas humanas, en virtudes humanas; en dichas humanas y en humanas alegrías, XIMÉNEZ La siringa (Artículo inactual para reflexión de costarricenses despiertos. Recorte de El Tiempo.
Bogotá, 7, III, 40. Ryk Se va a reeditar, en la vida de América, la mos a esa modalidad literaria. Más otras cohistoria grotesca de las caucherías. Anuncia el sas, reales, ignoradas, ocultas, como Toá. nos cable que Ford, el omnipotente, establecerá en hicieron partícipes de una trágica y pavorosa Brasil una gran factoría de caucho. esto nos desdicha humana. En el Putumayo y en el Catoca muy de cerca.
quetá, en el Vaupés y en el Amazonas, en el Una ancha porción del territorio colombiano Igaraparaná y en el Muriti, millares de comfue escenario, al comenzar el siglo, de aquellos patriotas nuestros sucumbieron estrangulados sucesos truculentos que tanto funcionaron en por el abrazo violento de la codicia; por los cierta laya de relatos y de novelines, dándole tentáculos traidores y cobardes de un árbol en pábulo a una literatura tan insincera como. inú el cual la bondad de la naturaleza se hizo maltil. Entre nosotros La Vorágine. épico canto dición y desgracia: la siringa.
a una selva imaginada y con ella, ya nos uni En El Encanto, sobre el Igaraparaná, se ven. sulnan a Campana pota. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica