REPERTORIO AMERICANO 255 Sub hombres y super vacas exclamó mi tío, encantado y saboreando mi frase que sin duda le parecía felicísima. Sí, señor; gran idea! Una falta de limpieza!
Yo siempre lo he dicho. Es decir, decirlo nunca; pero siempre lo he pensado. Lo habéis oído. gritó a los aldeanos: la ignorancia es lo mismo que la suciedad. Por eso Foma quería instruiros, por vuestro bien. Bueno; ahora, hijos míos, id con Dios. Estoy muy contento de vosotros, muy contento. Podéis estar tranquilos, que no os abandonaré. Defiéndenos, padrecito. No nos hagas desgraciados, padrecito! los aldeanos se arrojaron a sus pies. Vamos, vamos. Nada de tonterías! Arrodillaos delante de Dios y del Zar, pero no delante de mí. Vamos, arriba! Sed buenos y prudentes, y el resto. Fedor Dostoievski, en la novela Stepantchikovo, tomo Espasa Calpe, Madrid, 1928. Hay vacas que tienen una expresión casi humana. Parece que piensan; pero no nos hagamos ilusiones. Los hombres que miran como esas vacas, y cuya expresión descubrimos en ellas, no piensan nunca en nada. Si hay vacas que tienen una expresión humana es porque hay hombres que tienen una expresión vacuna. Las clases inferiores de la humanidad se confunden a veces con las superiores del ganado bovino, y de aqui esa mezcla de sub hombres y de súper vacas que desconcierta tanto a los poetas.
Los poetas son unos incautos. Se pasan la vida acusando de incomprensión y de estupidez al pequeño comercio; pero cuando uno de ellos sorprende la mirada de su editor en los ojos de una vaca, queda pasmado de admiración, como si el cerebro de aquella vaca encerrase toda la sabiduría del mundo. The cow is a thinking being (la vaca es un ser pensante. que decía un gran poeta inglés.
Por fortuna, el doctor griego Stavros Damoglópulos ha venido ahora a aclarar las cosas explicando, en un Congreso vegetariano internacional que se celebró en Londres, por qué razón hay hombres que parecen vacas. Hay hombres que parecen vacas, según el doctor Damoglópulos, sencillamente porque lo son. El hombre no sólo es hijo de su madre, sino también de su ama de cría, y, la vaca, viene a ser como una especie de ama de cría para muchísimos hombres. Tomando con frecuencia leche de vaca ha dicho el doctor Damoglópulos, llegan a adquirirse la mentalidad y las costumbres de este animal.
Esto ha dicho el doctor Damoglópulos, y las autoridades no deben dejarlo pasar inadvertido. Qué mejor razón, en efecto, para cuidar la pureza de la leche de vaca? Si la leche de vaca boviniza a los hombres, yo, Gobierno, la distribuiría gratis y en la mayor abundancia, convencido de que es preferible gobernar con ella hacerlo con ninguna otra cosa; pero, lo malo, es que acaso no encontrase a mi disposición vacas bastantes para realizar mi programa político.
Historias baladies Pobrecita la Ofelia (Colaboración para el Rep. Amer. a (Julio Camba, El Sol. Madrid 10, VI 26)
Astronomía aldeana En este momento intervino otro aldeano. Alto, flaco, con el traje remendado los laptis. de abedul medio rotos, era uno de esos eternos descontentos que siempre tienen en reserva alguna frase sarcástica. Hasta entonces había permanecido oculto detrás de sus compañeros, escuchando, en un silencio tétrico, y esbozando una sonriza amarga. El otro día dijo. vino Foma Fomitch a la plaza y preguntó. Sabéis cuántas verstas. hay de aquí al sol. Quién lo iba a saber. Esas son ciencias para los señores, y no para nosotros!
Pero no lo entendió así, y se puso a gritarnos. Imbéciles, no sabéis lo que os conviene. No sabéis una palotada de nada, mientras que yo soy un astrónomo he estudiado todos los planetas creados por Dios. te dijo cuántas verstas hay de la tierra al cielo. pregunto mi tío, animándose súbitamente y guiñándome alegremente un ojo, como diciéndome. Vas a ver. Dijo que había muchísimas. contestó sin apresurarse el aldeano, que no aguardaba el ataque.
Pero ¿cuántas?
Dijo que había más de cien. o de mil, no recuerdo bien.
En fin, que había una porción. Procura recordar! Tú te figurarías sin duda que no había más que una versta y que el sol estaba, como quien dice, al lado. verdad? No, amigo: la tierra ¿sabes. es como un globo. comprendes?
continuó mi tío, trazando en el espacio un ademán circular.
El aldeano sonrió amargamente. Sí, como un globo! Se mantiene en el aire ella sola y da vueltas alrededor del sol, que se está quieto en su sitio, aunque parezca que anda. Te das cuenta del sistema? Todo eso ha sido descubierto por un marino, el Capitán Cook. El diablo sabrá quién lo ha descubierto me murmuró al oído mi tío, que lo que es yo, ni una palabra. tú dirigiéndose a mi sabes la distancia que hay de la tierra al sol. La sé tío. respondi sorprendido por toda aquella escena extravagante. Pero aun considerando que la ignorancia es una especie de falta de limpieza, de suciedad. me parece que enseñar astronomia a estas gentes. Observación justísima: una falta de limpieza. AdmirableEs húmeda la tarde y sin sol la montaña.
Garúa en la llanura y el pueblo tiene frio. La casita de Ofelia tirita acurrucada junto a la chayotera.
En la casita hay penas que al fin de repetirlas perdieron su color.
Vulgares como todas las penas de la Ofelia se han ido destiñendo y no hay quién se las oiga. Las vecinas no quieren escuchar a la Ofelia y así la Sobre vieja le dialoga al silencio cuando hay más soledad.
Cigarnera más buena no vio jamás el puebio. Si eran aquellas manos milagros que torcian papeles finos finos, como de fino tul! Ni flojos ni apretados, así multiplicados las manos de la Ofelia torcian afanosas docenas de cigarros.
Eran los tiempos buenos del cigarro hecho a mano, del t1baco tostado en los soles de marzo y luego bien curado con esencia e vainilla y con raices de tul.
Encendido el cigarro el humo parecía nacido en recipientes de perfume sutil. La Ofelia lo sabía, y así en sus horas nácar de orgullo bien vivido, aceptaba palabras de elogio a los cigarros que ella sabía hacer.
Los años han corrido. Más de cuanenta Ofelia fué alegre cigarrera. Pero llegó la hora maldita del cigarro que nos hace la máquina. el Gobierno, que es bueno, que protege a los ricos, castigó a las Ofelias vendiéndoles muy caro el papel de cigarros, y no pueden las pobres ya vivir del oficio. Todos fuman cigarros, y no pueden las pobnes ya vivir del oficio. Todos fuman cigarros de los que vende el turco. Nadie compra descalzos. no los hacen tampoco las viejas de mi barrio, pues si logran tabaco. papel ¿dónde comprar?
Cigarros cuzcatlecos pasaron a la historia, y duermen bien guardados el huacalito negro oloroso a tabaco y el puntero gracioso, de hueso bien labrado. Bosteza triste a veces el baúl de la Ofelia y asoma entne reliquias un huacal y un puntero. Los ve la anciana, muda, y luego va cerrando despacio su baul.
No permite el Gobierno que las viejas Ofelias apuntalen vejeces con los reales ganados enrollando cigarros. Encareció el Gobierno el papel que a las pobres les daba de comer.
cambio, al poderoso, al turco explotador, todas las concesiones, inclusive la bárbara, la de matar Ofelias para que los cigarros que elaboran las máquinas le den más capital.
Las Ofelias no valen, pero el turco sí vale. Que se mueran las viejas de mi tierra adorada, las indias valerosas de fibra de virtud; que vivan, sí, que vivan, los extraños que llegan a robar libertad!
En Mire a la pobre Ofelia. Mirela entristecida. Mirela enflaquecida por años y pobrezas y por la pena grande que le da la tristeza de no tener cigarros ni para su fumar.
Mirela: está soñando. Sus manos flacas tuercen en papel de añoranzas el tabaco oloroso de sueños que no son. Mirela cuál sonríe pensando que de veras en el huacal negrito, ni flojos ni apretados los cigarros mejores van cayendo ligeros. Pobrecita la Ofelia! Tabacos de tristezas en papel de año.
ranzas se ha puesto hoy a enrollar.
No le digamos nada. dejémosla soñar.
FRANCISCO LUARCA.
Ataco, El Salvador, 1936. Calzado de corteza trenzada que usan los aldeanos rusos. La versta es una medida itineraria rusa equivalente a 0667 metros. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica