Joaquín García MongeViolence

REPERTORIO AMERICANO 319 Roberto Brenes Mesén y Joaquín García Monge en Chile (Del libro Páginas de mis recuerdos. Envío del autor. Desde los últimos años del siglo pasado, tros círculos literarios, donde fueron recibidos Chile gozaba de un gran prestigio intelectual con afectuosa deferencia, especialmente en el en América. Sus instituciones literarias y sus Ateneo que Diego Dublé y yo habíamos fun establecimientos de educación estaban en ple dado el de Mayo de 1899 y que empezó a no florecimiento espiritual y material. El Ins funcionar con éxito extraordinario recibiendo tituto Pedagógico había producido ya sus pri en su tribuna los más distinguidos literarios meros frutos. Decenas de entusiastas profeso nacionales y extranjeros.
res, posesionados de los nuevos métodos, daban Roberto Brenes leyó en la sesión del 22 de en los liceos de la República una enseñanza más ese mismo mes y año una hermosa poesia tis adecuada a las necesidades y a las aspiracio tulada La Resurrección de Lázaro, que el púnes de la vida moderna.
blico aplaudió con emocićn. Más tarde el poeDestacábanse en esas nobles tareas muchos ta recitó, en otras veladas, ruevos y sentidos de los jóvenes profesores que hoy son o han poemas que afirmaron su prestigio.
sido figuras eminentes de nuestra educación: Brenes era entonces un muchacho alto, padan Julio Montebruno, don Enrique Molina, lido, de anteojos, con la frente despejada y la don Enrique Oyarzún, don Ruperto Banderas palabra insinuante y armoniosa, pero con un y otros del primer curso del referido Instituto.
dejo sentimental que se convertía en una salEntre los numerosos jóvenes que de los paimodia melancólica cuando leia o recitaba sus ses americanos vinieron a incorporarse a las versos.
aulas del Instituto Pedagógico, Megarci varios estudiantes de Costa Rica: primeramente RoJoaquín Garcia Monge era pequeño y delberto Brenes Mésen, después, Joaquín García gado, de poca palabra, pero amable y de fácil Monge, Elías Leiva y otros.
sonrisa acogedora. Hacía la impresión de un El último se dedicó únicamente a sus laboniño transplantado que echara de menos en res estudiantiles y llegó a ser, aquí y después nuestros ásperos climas australes la dulzuras del trópico.
en su patria, un notable catedrático.
Los dos primeros, aunque muy jóvenes toSiempre discretos y limpiamente caballerosos davía, eran ya escritores y traían un apreciaen sus procedimientos, ambos fueron queridos ble acervo literario: Brenes Mesén, una colecde sus compañeros y altamente estimados de ción de bellos poemas líricos, algunos ya pusus profesores.
blicados; y García Monge, dos novelas sobre Terminados sus estudios, volvieron a Costa costumbres regionales de su país que ya haRica, en donde han tenido una brillante actuabían sido bien recibidas por la crítica: Hijas ción.
del Campo y El Moto.
Roberto Brenes, después de haber desempeAmbos escritores se incorporaron a nues ñado altas funciones educacionales, entró en la carrera diplomática y representó dignamente su patria En misdi sus tareas, publicó varios libros, entre otros, una Gramática Histórica y Lógica de la Lengua Castellana, varias obras filosóficas y sociales, y tres volúmenes de poesías: En el Silencio, Hacia Nuevos Umbrales y Voces del Angelus, que le han dado la fama de una de las más altas figuras literarias de Centro América.
García Monge se dedicó principalmente a las letras y al periodismo. Además de sus nuevas novelas Abnegación y la Mala Sombra, fundó y dirigió varias revistas entre las cuales sobresalieron Colección Ariel y El Convivio.
Actualmente es el director del Repertorio Americano, una de las más importantes y acreditadas publicaciones de América, en la cual escriben los más destacados valores espirituales del Continente.
Ahora que esta gran Revista ha pedido colaboraciones de Chile para el aúmero extraordinario que en homenaje a nuestro país, publicará el 18 de Septiembre, he querido enviar estos breves apuntes, sacados de las Páginas de mis Recuerdos, para rendir el testimonio de de mi afecto y simpatía a Roberto Brenes y a García Monge que junto con algunos otros estudiantes que vinieron después, han dejado hon ella en nuestros corazones, y han servido y sinven hasta hoy de lazo de unión espiritual entre Chile y Costa Rica, la bella y próspera república de la América Central.
SAMUEL LILLO Santiago de Chile.
Nos recuerda Pedro Prado Discurso a Pablo Neruda (Envío del autor. Tenía entonces 22 años (en 1902. escaso de recursos como becado, le pedi a Juan Espejo, Director del Instituto Nacional, un puesto de Inspector, con lo que no tendría sueldo, pero si un cuarto y comida. Me lo dio, lo bastante para terminar mis estudios en el Instituto Pedagógico. Quién me iba a decir que de aquellos muchachos que cuidaba saldría, con los años, el gran escritor chileno Pedro Prado. Nota del editor)
Palabras dichas el 14 de julio de 1940, en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, en la despedida al poeta, nombrado recientemente Consul General de Chile en México.
tística y una valiosa experisacia política. En el país que tiene por lema universitario y cul.
tunal: Por mi raza hablará el Espiritu. Pa.
blo va a encontrar amigos mexicanos y españoles auténticos y peregrinos que defendieron su libertad y su patria con la bala y el verbo, con la acción y el ensueño.
Pablo parte, pero Pablo queda. Deja tras si un conjunto magnífico de libros poéticos. Por tanto, nunca su ausencia será total, porque su verso es el mejor testimonio de su residencia en la tierra libre en que vivimos.
Pablo, por tu éxito consular, por tu comple.
to triunfo de poeta y por tu bienandanza de amigo de la libertad, salud!
NORBERTO PINILLA. Hubo también grandes inspectores. Recuerdo ahora a García Monge. Su aspecto más bien diminuto, su acento centroamericano y otros detalles exteriores, tal vez no inspiraron al principio todo el respeto que él se merecía.
Pero el hombre era estudioso, muy inteligente, de gran corazón, y todos sabíamos o supimos luego que amaba mucho a Chile. No se impuso con violencia. Nos trataba con inalterable suavidad. Poco a poco fué ganando nuestra adhesión y nuestro cariño. Un protestábamos contra otro inspector, lo divisamos en el patio, lo subimos a la fuerza sobre nuestros hombros y lo paseamos, vitoreándolo, por todas partes. El poeta Isaías Gamboa también nos hizo clase. veces clavaba su mirada como en un punto lejano, luego sacaba papel y lápiz y se ponia a escribir. Nadie chistaba. Todos andábamos en puntillas: era el respeto a la personalidad.
día que Dos sentimientos, que son las alas de la wida, me han impulsado hasta este symposio cordial: la amistad y la admiración.
Somos amigos, Pablo y yo, desde la niñez.
Bajo el techo y sobre el piso de la misma casa de estudios iniciamos y terminamos si se puede alguna vez terminar en nuestra delgada existencia la tarea de adquirir los fundamentos esenciales de la cultura.
Siento admiración desde hace años por la obra literaria de nuestro amigo. Es la mía admiración crítica, o sea sometida al rigor del examen de los elementos de su poesía. Mi jui.
cio lo he manifestado por escrito en Chile y en el extranjero. De modo que no lo voy a repetir.
Pero en estos momentos en que, sujetos envidiosos y pequeños, tratan de empañar el bri.
llo de su creación poética y aminorar el valor de su actividad funcionaria, yo afirmo con más entereza que nunca mi adhesión sincera por Pablo Neruda.
Un destino adverso ha hecho de nuestro amigo un viajero. No le place su constante peregrinaje. Ama la tierra, el agua, el árbol, el ave y el pez de Chile. Pero él tiene que cumplir su ingrata función viajera.
En breve parte a México. Va a un país pariente, a un pueblo que tiene una larga trayectoria histórica, una significativa tradición arCUTEM (Lo cuenta Luis Berrios: Conversando con Pedro Prado, ex alumno del Instituto. Boletín del Instituto Nacional. Santiago de Chile, 10 de agosto de 1936. ASPICIO Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica