HitlerIndividualismJoaquín Gutiérrez

REPERTORIO AMERICANO 02 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1940 Sábado 27 de Enero Tomo XXXVII Núm. Año XX No. 883 En este número: La vuelta de Tolstoy Luis de Zulueta La gloria.
Juan Ramón Jiménez Salidas.
Homenaje a Juan Ramón Jiménez. Carlos Luis Sáenz, Ricardo De los tiempos pasados.
Alejandro Alvarado Quirós Segura, Amighetti, Fer.
nando Luján, Luis Morales Informe y Proyecto de Ley. Volio y Joaquín Gutiérrez Hispano América y el antisemitismo María Más Pozo Antonio Pedreira, el inolvidable. Pedro Juan Labarthe Gacetillas España sin Don Quijote. Alfonso Camin Cartas alusivas. Enrique Heine, preveía a Hitler. Etienne son Teorías, y sueños La vuelta de Tolstoy Las dos eternas posiciones de la humanidad 1828 1928 Laurette:Esto es de nuevo, una teoría.
El Príncipe:Un sueño, como todo en el mundo. MUSSET, La noche veneciana)
La otra noche, al acostarme, después de haber hojeado el último número de una revista francesa, me hacía yo esta reflexión. Si: parece indudable: la actual generación literaria va a presenciar un retorno de Tolstoy. Creo que, en efecto, Tolstoy volverá a estar de moda. En la sección de libros de la aludida revista el nombre del autor de «La guerra y de paz, aparecía una y otra vez. Sobre él, sobre su vida, sobre su evolución espiritual, acaba de ver la luz un estudio de Stefan Zweig. Por otra parte, Iván Bunin, el más notable, quizás, de los escritores rusos emigrados, ha publicado también, con el título de «La liberación de Tolstoy. una biografía psicológica del asceta de Yasnaia Poliana. Las obras del propio Tolstoy se están reimprimiendo ahora en varios idiomas y nue.
vas ediciones, León Tolstoy vuelve, y esta vuel.
ta es muy significativa. Vuelve en las páginas de los periódicos, en los escaparates de los libreros, en los tablados de los modernos teatros y hasta en las pantallas de los cinematógrafos populares.
Este retorno del genial novelista es una señal de los tiempos. cada generación intelectual le toca, por ley de naturaleza, reaccionar contra la generación de sus padres y entenderse nuevamente con la de sus abuelos. No sé si algún sociólogo ha enunciado esta ley de las generaciones alternas.
La que hoy se halla a la mitad del camino, la generación que actualmente domina el campo del pensamiento, se había olvidado del conde Tolstoy. El péndulo de la oscilación histórica llegaba cabalmente al otro extremo. Fué Tolstoy lo contrario de la mentalidad que ha predominado durante el último cuarto de siglo, desde la guerra de 1914 a la guerra de 1939.
Tolstoy fué un místico y nuestro tiempo ha querido ser práctico; Tolstoy fué radicalmente individualista y nuestro tiempo es social; Tolstoy fué un libertario y nuestro tiempo ha visto la divinización del Estado: Tolstoy no amó sino la vida interior y nuestro tiempo no ha perfeccionado más que los técnicos, las máquinas, los medios exteriores; Tolstoy fué pacífico y nuestro tiempo es bélico: Tolstoy desdeñó «el arte por el arte. rehusó la comodidad, maldijo la riqueza y anduvo descalzo sobre la y al otro, el eslavo, mi admirado Tolstoy, con su frente de filósofo, su mirada de santo, su gruesa nariz de mogol, sus blancas barbas de apóstol, su blusa de mujik, su cinturón de obrero, sus manos de aristócrata y sus pies desnudos de mendigo.
Con tales imágenes en la mente, me dormí esa noche. tuve un sueño. Yo descendía a un extraño De El Tiempo, Bogotá. Diciembre 10 de 1939 subterráneo, como huyendo de los ruidos de guerra que arriba se escuchaban, quizás el zumbido metálico de los aviones de combate o acaso el estridor de las sirenas que daban la alarma. Me refugié en una especie de gruta que imponía como una prisión y, al mismo tiempo, serenaba cual una sagrada cripta.
En aquella cueva el frío era terrible. Como viera que había en un rincón gran cantidad de leña escogí algunas ramas, las más ligeras y flexibles, y traté de encender el fuego con ellas. Les acerqué un fósforo, se me consumió vanamente entre los dedos, ensayé una segunda cerilla. Todo fué inútil: un humo negro se extendía por el recinto; pero la llana no prendía.
Pensé entonces que las ramas, mal anontonadas por mí de cualquier modo, no se hallaban en la disposición requerida y me esforcé en darles una airosa forma piramidal. Estéril resultó también mi esfuerzo. La pirámide no ardía mejor que el. montón primitivo. extendidas las ramas por el suelo como una alfombra de leña?
Nueva tentativa, nuevo fracaso. En balde apliqué la cerilla por un lado y por otro, la densa humareda aumentaba, crujía la madera, pero el fuego no iluminaba el recinto.
Todos mis intentos fueron igualJEAN LEBED CF mente vanos, Ensayé con las ramas todas las posibles combina León Tolstoy ciones y estructuras. El humo espeso me arrancaba lágrimas; mas la lumbre anhelada claridad, canieve, en tanto que nuestro tiempo pluma sobre las blancas cuartillas, lor. no alegró el helado sótano.
cultiva el arte industrial, exige el dos grandes viejos descollaban to En esto sentí la impresión psi«confort. adora al dinero y hace davía en aquel mundo de la lite cológica de que alguien me mira.
sonar los tacones de sus botas en ratura universal: Ibsen y Tolstoy. ba. Volví los ojos y, entre las el ritmico paso de sus desfiles uni. Nacidos los dos el mismo año; oscuras nubes, vi la figura del formados, de sus masas organi distintos por el espíritu; iguales maestro, contemplé el semblante zadas.
por el genio, el dramaturgo del de León Tolstoy.
Pero una pueva generación avan. Brand» y el novelista de «Resu. Hijo mío. creí que me decía za. ya, a lo que parece. Tolstoy rrección, se nos presentaban como el aparecido. por qué repites mi vuelve a interesar.
dos rebeldes gloriosos, dos ancianos vieja fábula. Eres como el niño renovadores, maestros de la juven de mi aldea. No ves que ésta es Como decía, en esto pensaba yo leña verde, o ignoras que la leña al acostarme la otra noche. Pen Al comenzar la mía, parecíame verde no arde, cualquiera que sea saba con cierta personal emoción, que la puerta de oro de la vida la forma en que la coloques? Tóporque el nombre del escritor ruso estaba ornada con esas dos esta ma del montón la lena seca y está ligado a mis primeros recuer tuas, con aquellas dos figuras ve pónla luego como quieras iqué dos en el mundo de las letras. nerables; a un lado, el escandina más dal muy pronto el fuego aniCuando yo empezaba mi vida vo, con sus canas indómitas, su mará la estancia y confortará su consciente y ya ensayaba una torpe rostro fuerte, su negra levita bíblica, corazón tud. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica