Totalitarism

204 REPERTORIO AMERICANO collares pintados por algunos de los novelistas de Ebro constituía tal superioridad que toda éstos continúen empleando, sin ser molestados, contemporáneos, con fruición que muestra una persona de buen sentido, antes de aprender a la pronunciación típica de su tierra y los usos identificación de las personas o de la simpatía. ganar o a vivir, debía aprender a pronunciar peculiares de su idioma, y nosotros la pronunciaLos ejemplos pudieran ser numerosos; pero correctamente.
ción americana, con las modalidades propias de basten ahora las pocas referencias que siguen, los chicos nos parecía una pretensión ri nuestro modo de hablar. Porque las diferencias, reveladoras de un antipedagogismo convencedícula el que don Hilario quisiera dar impor claro está, no se circunscriben a la zeta, la elle, dor: tancia a las cosas de tierra adentro. En vez de etc. ni a la ele liquida antes de la (Atlántico. Los pilotos de Lugarucos no necesitaban hablarnos del Cabo de Buena Espernza o del Amatitlán, etc. sino que se extienden a vocapara nada saber que el alma se divide en tres Banco de Terranova, nos hablaba de las líneas facultades, sobre todo considerando que desde Haro, de los trigos de Medina del Campo. ejemplo, en la América ha desaparecido casi por blos y a ciertas formas de construcción. Por pués resultaba que no había tal cosa; ni menos Nosotros le temíamos y le despreciabamos al completo el pronombre vosotros, que reservamos saber que la inteligencia tiene once funciones, mismo tiempo. Pío Baroja, Las inquietucuando no las tiene tal.
des de Shantiandia. para discursos solemnes, pero que no emplearíaZurita, para cumplir con las leyes, explicaba En estos ejemplos vemos el antagonismo de mos nunca al hablar familiarmente con los amien cátedra el libro de texto, que ni pinchaba ni los dos intereses, el de los maestros y el de los gos, mientras que entre los españoles vosotros es cortaba: lo explicaba de prisa, si los chicos no discípulos, que sólo serán armonizables cuanpronombres de uso constante al dirigirse a más entendían, mejor; si él se embrollaba y hacía do los maestros se resignen a llevar las de perder.
de una persona. Otra observación que cabe hacer oscuro, mejor; de aquello más valia no enten Sino lo hacen, los alumnos acabarán por escaes la de la proporción escasa de palabras de orider nada. Clarín, Zurita. párseles de las manos, aunque estén presentes gen arábigo. que en el diccionario de la lengua Pepe Rey, encerrado en un colegio de en el aula y encadenados al pupitre, para ir ocupan un espacio tan grande, especialmente baSevilla, hacía rayas en un papel, ocupándose en tras de la vida o de las gustosas imaginaciones, jo la lerta que se aclimato en la América.
probar que la suma de los ángulos interiores según hacía el pequeño Miguel de Riverita. Los españoles en la América conservan su propia de un polígono valian tantas veces dos rectos la novela de Palacio Valdés: Habia (la plan dicción y los americanos la nuestra, sin que haya como lados tiene menos dos. Estas enfadosas chadora del Colegio) establecido en su cuarto nunca el menor conflicto entre ambos grupos y perogrulladas le traían muy atareado. Pé de trabajo, situado en la bohardilla, una tertu sin que se haya creado jamás un problema de rez Galdos, Doña Perfecta. lia, donde acudían algunos niños en las horas de minorías, que en este caso sería el de los espaEl maestro, Don Hilario, era un caste recreo. Contábales historias maravillosas mien ñoles. He conocido peninsulares que han vivido llano viejo que se había empeñado en enseñar tras repasaba la ropa blanca o la aplanchaba. la mayor parte de su vida en América y que nos a hablar y a pronunciar bien. Odiaba el Desde un día que subió casualmente (Miguel. mueren diciendo, Pues mire uste y pronunvascuence como a un enemigo personal y creía aficionose tanto a ellas que comenzó a acudir ciando sus zetas, elles y jotas como el día en que hablar como el vulgo o como en Miranda asíduamente para escucharlas.
que arribaron a nuestras playas. Al nacionalista LUIS SANTULLANO más exaltado no se le ocurriría nunca el tratar de catequizarlos y obligarlos a adoptar nuestra pronunciación, en vez de la suya, que por otra La zeta nunca cruzó el mar parte nos agrada muchísimo y a la que estamos (De La Prensa, Nueva York, 19 de abril de 1940. Envio del autor. bien acostumbrados en el teatro, donde siempre se emplea el romance peninsular. ellos por su El problema que plantea el distinguido filó nido de narras se conserva aún en algún rincón pacte respetan nuestra integridad lingüística, y logo fonetista español, don Tomás Navarro del continente. Nada sería tan interesante y be jamás tratan de imponernos sus modalidades, Tomás, sobre si debe enseñarse en los colegios neficioso como un recorrido por las América auaque, como ocurre con frecuencia, abundan en de los Estados Unidos la pronunciación penin por parte del único fonetista de gran relieve con nuestros países los españoles que ocupan puestos sular de la zeta (z. c, delante de e o i) en quc cuenat la lingüística española, pero me temo en la enseñanza.
vez de la hispanoamericana, en que dicho sonido que su búsqueda resulte tan fútil como la de los No. En la América no se encuentra un solo se confunde con el de la s, cs de la mayor im etnólogos que han andado a caza de indios ru natural de ese continente que pronuncie esponportancia y conviene estudiarse con el deteni bios en la región del Orinoco. La zeta parece no táceamente la zeta ni la emplee en la convermiento que merece. Nos interesa mucho, desde haber cruzado el mar, como sonido, pues si al sación. Es más, ni siquiera le está permitido adopluego, en nuestra calidad de americanos; pero guna vez fue un sonido vivo aquende el mar, tar esa pronunciación al recitar o al hablar en a su solución nada podríamos contribuir los que fronto desapareció entre los colonizadores espa público. Si bien hay tolerancia respecto del pesomos ajenos a la enseñanza, aun suponiendo ñoles y nunca llegó a boca de la población mes ninsular, al americano le está por completo veque pudiéramos aportar algunas luces. El se tiza. Las escrituras y demás documentos de la dado el pronunciar la zeta, ni en las ocasiones ñor Navarro Tomás se inclina, por razones que época, no emanados de España, que se conser más solemnes: en esto la intolerancia ambiente parecen ser de mucho peso, en favor de la pro van en los archivos americanos acusan una orto es absoluta y que contraviene la costumbre es nunciación peninsular.
grafía tan deficiente, especialmente por lo que condenado a justo y merecido ostracismo por el El asunto nos da ocasión de hacer algunas ob a la zeta se refiere, que hace creer que o no prac ridículo de que es víctima. Tan terminante es servaciones, que no atañen a la enseñanza, sino ticaban ese sonido o les costaba un esfuerzo in esta interdicción, que ni el más audaz de los peque se relacionan más bien con el derecho que ducible prcaunciarlo.
dantes se atrevería en su propia tierra a ir contra tenemos los americanos a una pronunciación Ningún americano que se estime pretendería la corriente. Pero los pedantes parecen cavalendistinta, especialmente por lo que dice a la pro a estas horas resucitar un sonido que desapareció tonarse al llegar a otro país, sobre todo a los nunciación de la zeta. El señor Navarro Tomás, pec razones que no están muy claras y que pue Estados Unidos, y a veces nos vienen con procomo verdadero hombre de ciencia que es, no den haber sido de orden orgánico. No han fal nunciaciones afectadas que se distinguen a la dogmatiza, y sus apreciaciones son dignas de to tado personas en la América que han propuesto legua. Eso sí, se cuidan bien de no hacerlo dede respeto. Entendemos que ha visitado pocos una campaña de restauración de la zeta. Quizás lante de sus connacionales, que no permitirían paises hispanoamericanos, quizás sólo Puerto Ri un gobierno totalitario, a quien le diera el naipe semejante temeridad. hay una razón práctica co, donde se presentan problemas lingüísticos es por ello, podría acometer esa empresa romana, para esa intolerancia, y es la de que por mucho peciales, provenientes por una parte de una pre pero aun así el éxito secía dudoso. Hábitos mus que se afane el pedante jamás puede imitar con ponderancia de influencia española que duró has culares de muchas generaciones, a través de va perfección al peninsular, suponiendo que tal imita hace pocas décadas, y por otra, por la circuns rios siglos, hacen imposible a los americanos el tación fuera deseable, pues la adopción de la zeta, tancia de la educación bilingüe, que no existe en aquirir con perfección y naturalidad la pronun para que no desentone, exige como corolario oblilas demás naciones de habla española.
ciación de un sonido que les es perfectamente ex gado, la pronunciación de los demás sonidos a la Su expeciencia de observador científico es, pues, traño, a pesar de que es uno de los más bellos usanza castellana, y, naturalmente, la entonación limitada, en lo que respecta a la América, y él es del castellano peninsular. Es muy de lamentar, enérgica y llena de altibajos que caracteriza la el primero en admitirlo. esa limitación habrá para la eufonía del idioma hasta paca la con dicción ibérica. Nada da tanta congoja como vec que atribuir algunos conceptos errados, en nues veniencia ortográfica, que la zeta haya desapare sudar lacre a un criollo americano en su ridiculo tra opinión, respecto a la realidad ortológica en cido, pero nos encontramos frente a un fenó afán de pronunciar a la española, scbre todo la América. Cree él que la desaparición de la meno de raigambres profundas en nuestro beha cuando se le va el pájaro y nos regala con linzeta en la América do está bien comprobada y viorismo, sobre el que nada se puede hacer. duras como ocación, confeción, escazo, por ocaque quizás un fonetista que hiciera un viaje de En la América hemos encontrado un modus sién, confesića, escaso. Esta vana pretensión de estudio pee los países hispanoamericanos descu vivendi, como dicen los publicistas, en nuestras imitar mal al peninsular (y a los americanos no briría, como lo hizo él en Andalucía, que el so relaciones con los peninsulaces, y es la de que se nos puede engañar, pues instintivamente ceу Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica