REPERTORIO AMERICANO 283 minaban su pálido y delgado rostro. ibidem. Páginas adelante. Cuando era joven, la Reina Victoria tenía un cuerpo muy ancho para su estatura y un cuello extremadamente corto.
Del Príncipe Eduardo da la talla en pies y pulgadas. En el tomo IV habla de Joseph Conrad. Era de talla mediana. De estatura más abajo de la mediana. Zola. Un poco más alto que el término medio. Rostand. Persona versada en los estudios psicológicos, encontrará una mina inagotable en las memorias del célebre escritor Frank Hartie GUIOMAR ¿Civilización. Para el Rep. Amer. San Juan de Puerto Rico, julio de 1940. pero no por eso me desprecian las mujeres. Al contrario, vean como todas vienen a mí.
El mismo habla de su fealdad: Yo era feo (obsérvese que no usa el presente soy. con rasgos irregulares, ojos vivos, una estatura corta, rechoncha, achaparrada. Ya en otro lugar nos había dicho: Ciertamente que era rechoncho y de una fuerza muscular que los ejercicios físicos desarrollaron y mantuvieron, pero me di cuenta desde muy temprano de que mis esfuerzos no harian jamás de mí un Apolo.
Harris sentía un vivo pesar por ser de talla muy pequeña; esa otra menorvalía del aspecto se traduce en su autobiografía en formas muy diversas y con harta frecuencia. En el tomo I, tomadas en una sola ojeada, anoté quince referencias a la estatura. En algunos casos hay observaciones psicológicas muy valiosas. Es probable que mi corta estatura aumentase el efecto de mi mímica. En otras oportunidades, se limita a dar el número de pies y pulgadas que alcanza un individuo y, a veces, a compararlo con el suyo; o bien. Era de tamaño menudo. Con sus cuarenta años, era de elevada estatura. Mrs. Gregory era una persona corpulenta. Sommerfeld era un judío rubio, de alta estatura.
una estatura de gigante (Bradlaugh). su vestido estaba en contra del buen sentido y no convenía de ningún modo a su estatura. Hablando de Whitman. En el tomo segundo anoté diez referencias y es posible que haya mucho más. Demos ahora una ojeada sobre el tomo siguiente. Sin la lección de Montaigne (los ingleses. saben que la belleza del hombre reside en su alta estatura; y yo no alcanzo a la estatura mediana! Esta afirmación hará sonreir si no se comprende su profunda significación.
Los hombres que han llegado al éxito en Inglaterra, han sido ayudados por su alta estatura. en la página 139 aduce: Aún entre los poetas, fué su alta estatura lo que valió a Tennyson su popularidad, mientras que se ignoraba al exiguo James Thompson cuyo genio aventajaba en cien codos al del poeta laureado, al que concluyeron por hacer Lord. si Swinburne hubiese sido grande y vigoroso, le habría sucedido verosimilmente como poeta ofificial. Oscar Wilde debió su renombre por lo menos tanto a su prestancia como a su inteligencia.
Capítulo aparte merece la actitud de Frank Harris ante el gran acusado. Sin calar hondo en las excelentes páginas que le dedicó en Vida y confesiones de Oscar Wilde, se comprende cuánto dolía al biografiador la grandeza de su biografiado (Nota inconexa ésta, pero irreprimible. Harris ansiaba entrar al Parlamento. Dice. Seguramente, la ruta del éxito parlamentario se erizaba de obstáculos; cómo, con mi pequeña estatura, me haría oír en la Cámara de los Comunes, donde no hay tribuna, donde cada miembro habla de pie, desde su asiento.
Harris conoció a Bismark. Si su voz hubiese estado en relación con su alta estatura y sus maneras imperiosas, habria sido simplemente irresistible.
En la página 220 habla de Parnell. Quién no habría admirado la alta y esbelta silueta, la cabeza magnífica del tribuno irlandés. pero lo que seducía en el provenia, creo, de su noble perfil, de su alta estatura, de los extraños ojos con reflejos de oro que iluHermano. te horroriza la guerra. Sabes quiénes pudren la tierra Con sangre cuajada quiénes oscurecen el aire de pestes quiénes revientan los ojos y oídos a las aves Con estampidos de cañones y obuses Dejando caer lluvia De un infierno que se ha salido de las entrañas de la tierra Para dárnoslo de cielo. Sabes hermano, quiénes amputan pechos y manos quiénes hacen bajar a la Virgen en pedazos Desde el retablo santo. Sabes hermano, quiénes aplastan cráneos de niños y madres Que huyen por campos Perseguidos por tanques de fuego. Quiénes rien tan estrepitosamente como El cañón mortero Cuando le suman las miles de víctimas indefensas Naufragadas, acribilladas o reventadas. Sabes hermano, quiénes dan las órdenes Para que te maten a ti sin haber hecho nada te ordenan a ti a que mates a quien nada te ha hecho. Sabes hermano a quiénes condecoran con cruces de hierro, Sacrilegio de coger un símbolo cristiano Para condecorar por estragos. Sabes hermano, que los condecorados fueron los más grandes asesinos Por inventar los más rápidos mortiferos arrasar ciudades, Inutilizar puertos, bombardear iglesias y hospitales. Sabes hermano, que aquel que destruye las obras de arte, la más bella obra es el hombre, Recibe penachos, medallas y honores. Sabías hermano, que los que ahogan la libertad, La obra más grande, la patria, se asciende a mariscal?
Las ijadas revientan de risa al recibir el notición De un millón De hombres muertos tres millones inutilizados: Locos, ciegos, cojos y mancos.
Hermano, ellos los que gozan el teatro de la guerra Son los que no ven la Blanca Cruz Ni en el cielo ni en la tierra.
Son aquellos que Le olvidaron.
Son los impostores que se llaman ellos mismos Dioses, dioses de fuego con respiración de flama.
Prefiere hermano, que te digan simple, primitivo, incivilizado.
Vive en tu conuco, en tus eras reventonas de verdura.
Sigue yendo a tu iglesia Orando tus plegarias matinales y vespertinas.
Que la muerte te asombre rodeado por tu mujer e hijos.
Sigue con nuestro Cristo.
Que si civilización es crimen Hermano, yo la maldigo.
PEDRO JUAN LABARTHE Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica