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322 REPERTORIO AMERICANO Saludemos a Inglaterra. Traducido de Pour la France Libre. Buenos Aires. paSola como está, en la defensa de yergue tan alta como es.
trazos en las capas profundas de la da palabra es de un metal romano.
la libertad del mundo, Inglaterra Recordemos lo que por el mundo nación. Es un país viejo, con un vuelvo a ver también mis manunca ha sido más grande que hoy. ha hecho, desde el día en que los gran pasado, pero sin él no hay por ñanas inglesas, las ciudades reducidas En pie se halla, armas al hombro, normandos de Francia la incorpora venir posible para los hombres. Su en donde se desembarca, provinciaen esa coca profundamente cortada ron al concierto de los pueblos de derrota significa el mundo mode nas, apacibles, otro aspecto de la que a un tiempo le sirve de zócalo Occidente. No sólo ha echado los lado a la servidumbre, la ruina de tria. Desde luego siento los golpes y de muralla, y que es hoy el últi cimientos de las libertades públicas, las dichas privadas y de las prospe. que las van a maltratar como los que mo baluarte del Occidente. Agrupa Constantemente se ha alzado contra ridades colectivas, la marea crecien han herido a las ciudades de Francia.
en torno suyo sus hombres, sus ca toda tentativa de dominio por la te de la estupidez, la propagación Pero serán estos hombres y estas ciuñones, sus naves y sus aviones. No fuerza, contra todo atentado al equi del Evangelio Negro.
dades y este país los que terminarán necesita apelar al ánimo esforzado librio y a la mesura. Todo esfuerzo Mil imágenes se presentan en con los delirios de Alemania, los que de sus hijos, que de él están posei por instalar en Europa un despotismo nuestro espíritu. He aquí a Lord conducirán a la norma humana a las dos plenamente.
asiático se ha topado con la cesisten Heathfield, pintado en hálito ne tribus de la edad de los metales, los De todo se han valido para debi cia de esta roca y en ella se ha he gro por Reynolds, en su mano gran que asegurarán el triunfo de la hislitarla y desacreditarla. La rabia de cho pedazos. Fue el escollo de Felipe de la llave grande de Gibraltar. He toria sobre la pre pria.
pueblos inferiores trata de amotinar II, de Luis XIV, de Napoleón, de la aquí a Arturo Wellesley, de pie deEn el momento en que Francia en contra suya a los hombres libres, Alemania imperial. Ha expulsado o trás de las líneas fortificadas de To deja caer las armas de sus manos despertando viejas querellas, suspi decapitado las dinastías que querían rees Vedras, rincón perdido de la pe desgarradas, se vuelve hacia la Gran pacias antiguas. Mucho tiempo los falsear el sentido de su historia. níosula ibérica, en donde contiene y Bretaña con el corazón limpio de toEstados Unidos acogieron las voces los pueblos distantes de que es la balancea la fortuna de Bonaparte do sinsabec. Saludemos a la intrépiperfidas que les aconsejaban alejar madre, en las riberas en donde ella antes de destruirlo. He aquí la dila da Inglaterra, de pie en los combase de ella. Hete aquí que la Francia ha colocado el trabajo y la esperan tada fila de dogos del mar que a tes, frente a la guerra, de cara a la noche.
le falla, en circunstancias horribles za del hombre blanco, les ha pro través de la bruma, de la tempestad que la historia aclarará algún día. metido la libertad. Es un imperio, los combates, montaron guardia seHENRI FOCILLON, En el desierto de olas, en medio de pero compuesto de repúblicas. Es una cular en torno de las islas. Oigo la (Profesor del College de France)
una dilatada soledad, la Inglaterra se aristocracia, peco se renueva a largos voz ronca de Churchill, en quien ca 22, junio, 1940. La hora del destino (De El Tiempo. Bogotá, 19 VIII 40. sobre todo, porque de nada valen las fortalezas ni las ametralladoras cuando se han debilitado los espíritus. La lección suprema la está dando Inglaterra con su entereza, digna de las alabanzas mayores de la historia. Un pueblo que así se muestra no puede ser vencido. no lo será, aunque Alemania gane las batallas y haga pensar que en el reloj trágico está empezando a sonar la hora del destino de América.
Lenc.
Se defenderá y nos defenderá de la barbarie Para América ha llegado la hora del destino. afirma Walter Lippmann. En cierto sentido, horas del destino pudieran ser todas o lo pudiera ser una cualquiera. Todas pasan y la última llega. Todas pueden traer un mensaje o pueden traer un infortunio, pero es una, a la postre, la que en rega el uno o desencadena el otro, habitantes como somos todos del misterio. Lippmann no propone sin embargo un tema filo.
sófico. El es un realista. su exclamación se relaciona con la situación actual del mundo, en el que las fuerzas del mal y el sentido del desastre tienen nombre propio.
La hora del destino es la hora del peligro y de la defensa. El peligro está en Europa. De la batalla tremenda que se libra en el aire y en las aguas de la Gran Bretaña está pendiente el mundo. En sus resultados están comprometidas la paz, la seguridad, la democracia de América. Ciego es quien no quiera verlo, y tonto o culpable quien no se preocupe y quien no se interese por el acrecentamiento en su patria de las medidas de defensa. Lo que un día fué el espléndido aislamiento de los Estados Unidos, como lo fué de Inglaterra, es recuerdo de la historia. El mundo se ha contraído, los pueblos se han acercado, los elementos de destrucción han alcanzado pavorosas cifras y ya no queda nación alguna que pueda aislarse con el anhelo de salir indemne. En ese sentido le está llegando a América la hora del destino.
La resistencia formidable opuesta por la Gran Bretaña a las fuerzas del mal, externas e internas; el heroísmo de sus aviadores y el bloque moral que forma la nación entera, abren el camino a la esperanza y aun al optimismo. Podemos estar acercándonos a la aurora, después de la noche angustiosa en que hemos estado entre las garras de la pesadilla.
Pero no es de cuerdos confiar en lo que llegue. Es preciso preparar el ánimo y preparar las defensas materiales para lo contrario. Es lo que han venido haciendo con celeridad verciginosa los Estados Unidos. Espiritualmente, el país está movilizado. en el gobierno obran estadistas enteros. La hora del destino, en ese caso, podrá traer desventuras, pero no sorpresas. No ocurrirá en América lo que ocurrió en Francia, la nación de la gloria y, de la inteligencia, de la libertad y del arrojo, desleída por la acción insensata o pecaminosa de tántos, en una confianza estúpida.
Hora del destino, hora de meditación y hora de acción, hora de energía y hora de arrogancia, hora de prueba moral, Pero Gran Bretaña, que vacilo demasiado cuando era el momento de impedir que el revanchismo nazi creciera y se convirtiese en un riesgo cierto para la estabilidad de las comunidades pacíficas, no vacila hoy, y cae en cuenta de la magnitud y de la belleza de su misión.
Lord Halifax llama al desafío último del Fuehrer el reto fundamental del anticristo. Lo e s, indudablemente, en el más amplio concepto de su significación, y la historia de las expansiones alemanas en Europa, así como su sistema interno, documentan su implacable propósito de destruir lo que el espíritu ha construido en su trabajosa ascención de siglos. Es lo que el Imperio Británico quiere resistir y combatir, resistirá y combatirá. Es lo único que interesa a la humanidad civilizada. El problema total, el problema absoluto, radica en esta resistencia y en este combate. Mientras Gran Bretaña combate, mientras aquella isla calcárea que ha sido taller del mundo moderno, se mantiene como una sólida fortaleza, erizada de ejércitos, rodeada de barcos potentes y valerosos, cubierta de vigias aéreos, la humanidad confia en la definitiva victoria del bien sobre el mal, de la libertad sobre la tiranía, de la moral espiritualizada por la filosofía o por la fe. lord Halifax anunció, con una conmovedora simplicidad, con una rotunda energia, que ese imperio luchará hasta obtener el triunfo: se defenderá hasta el final y nos defenderá de la barbarie voraz. Alberto Gerchunoff, en Argentina Libre. Buenos Aires, 25 de julio, 1940. PAGAREMOS bien los ejemplares del No. del tomo XXVI de este semanario que nos traigan, o nos remitan en buen estado. Dirijanse al editor de Rep. Amer. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica