EDITOR: GARCIA MONGE Repertorio Americano EXTERIOR: EL SEMESTRE: 50 EL AÑO: 00 o. am.
CORREOS: LETRA TELEFONO 3754 En Costa Rica: Suscrición mensual 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA El suelo es la única propiedad plena del hombre y fesoro común que a todos iguala, por lo que para la dicha de la persona y la calma público, no se ha de ceder, ni fiar a otro, ni hipotecar jamás. José Marti.
Giro bancario sobre Nueva York ERASE QUE SE ERA. Rincón de los niños)
Dos cuentos El Espantapájaros (Envio del autor. Costa Rica y enero de 1940)
El Espantapájaros había contemplado muchas noches la lección de las estrellas, había observado la labor diario del Hombre en los sembra.
dos, había escuchado atentamente el canto de todos los pájaros de comarca, había sufrido la cólera de los vientos, la inclemencia de la uvia y el ardor del sol: todo esto fué Sándole comprensión y sabiduría, lo cual resultaba en beneficio de las avecillas, pues a todas les permitía llevar algunos granos para su sustento y abastecer los nidos donde piaban sus polluedos. Pero un día el Hombre se dio cuenta de lo que pasaba y acercándose donde el Espantapájaros le dijo:Si tú sigues permitiendo que los pájaros se roben los granos de mi sembrado, te cogeré y te echaré al fuego. Esto era lo que más horrorizaba al pobre Espantapájaros, pues su cabeza, sus brazos y sus piernas estaban rellenos de paja y arderían rápidamen.
te. Pasaron dos dias durante los cuales él no les permitió a los pájaros llevarse ni un grano.
Al tercer dia, se acercó la golondrina y parándose en uno de sus hombros, le dijo: Amigo Espantapájaros, no sea usted tan cruel, permtame llevar algunos granos para mis tres pajaritos que desde ayer no comen y están muriéndose de hambre. Pero el Espantapájaros le dijo que no y la golondrina se fué Horando. Al cuarto día llegó el mirlo haciéndole la misma súplica, y el Espantapájaros le dijo también que no y el mirlo se fué llorando. Al quinto dia se reunieron todos los pájaros del bosque para deliberar lo que debían hacer en aquella situación difícil, y después de ponerse de acuerdo, se fueron donde el Espantapájaros y le dijeron. Señor, hemos resuelto que si usted no nos permite recoger los pocos granos que necesitamos para vivir y no morirnos de hambre, nos iremos absolutamente todos a vivir a otra comarca donde la vida nos sea menos dura, y cuando nos hayamos ido, el hombre verá que ya no necesita de sus servicios y entonces se lo llevará y lo echará al fuego. El Espantapájaros, que había estado muy preocupado pensando como podia resolver el asunto, les dijo. Amigos míos, mal hacéis en venir a amenazarme, pues nadie más que yo se preocupa por el bienestar de vosotros, y al fin he encontrado una solución, pero antes tenéis que ir donde el Ratón y rogarle que venga a hablar conmigo, y yo os prometo que mañana tendréis los gra.
nos que necesitais para vivir felices en mi comarca. Todos se fueron llenos de esperanza y comisionaron a la golondrina para que fuera a hablar con el Ratón, con quien tenía amistad por vivir ambos en la casa del Hombre, y le dijera que el Espantapájaros tenía un asunto muy importante que comunicarle. El Ratón llegó por la noche y el Espantapájaros le dijo: Te he llamado porque sólo tú puedes sacarme de un gran apuro en que estoy, y es que el Hombre me ha dicho que si le permito a los pájaros llevarse algunos granos del sembrado, él me echará al fuego, pero sucede que también los pájaros me amenazan con abandonar esta comarca si no les proporciono qué comer, y el Hombre verá entonces que mis servicios son inútiles y también me echará al fuego. Quiero que tú vayas al granero del Hombre y en el lugar menos visible, hagas un agujero por donde puedan los pájaros, antes que raye el alba y el Hombre se levante, aprovisionarse a sus anchas de todos los granos que necesitan, y a cambio de eso yo te prometo la amistad más firme y servirte de hoy en adelante en todo lo que tú me solicites, aunque para ello sea necesario cualquier sacrificio de mi parte. Al Ratón le parecieron buenas las razones y esa misma noche dejó concluído un agujero en una de las esquinas del granero donde el Hombre no podría notarlo por estar a la sombra de unas zarIlustración de Ric. Segura zas tupidas, y en cambio, de mucha facilidad para que los pájaros entraran y salieran en la madrugada, llevando todo el comestible que necesitaran, quedándoles así el resto del dia tano pagaba bien los caballos que por viejos y libre para cantar, pasear y regalarse con sa flacos eran despreciados de sus dueños, y adbrosos postres de moras y otras frutas que en quiriéndolos, le servían para tirar del carro o contraran al azar en el campo. El día siguien bien para mejorarlos y venderlos nuevamente.
el Espantapájaros les comunicó la buena nueva En cuanto la noticia llegó a oídos de un hacena las avecillas, que desde entonces vivieron en dado rico que vivía en las vecindades del pue.
esa comarca sin mayores dificultades; el Hom blo, éste mandó a llamar al gitano y le propuso bre continuó sus labores muy satisfecho de re la venta de un caballo blanco, tan viejo y tracoger integramente sus cosechas; y el Espan bajado, que apenas si podía dar paso. El gitano tapájaros vivió también feliz, enriqueciendo su se presentó al día siguiente, vió el rucio, preisabiduría con el canto de los pájaros y la lec guntó por el precio, y sin más reparos, pagó ción de las estrellas.
lo que se le exigía y se llevó su caballo.
Dos días después volvió el gitano donde el y Paso de los gitanos hacendado y le dijo. Señor, he vuelto a su casa porque sé que a usted le gustan los bueCierto día llegó una caravana de gitanos a nos caballos, y que además es un magnifico un pueblecito de vida tan tranquila y monóto jinete. En verdad. le dijo el hombre creo na, que aquel suceso fué celebrado con el ma que mi única debilidad son las buenas bestias, yor regocijo del mundo, no quedando hijo de y pienso que la belleza de un caballo fino es vecino que no comentara lo que traían los giincomparable, así como no puede haber mayor tanos: los aretes de oro, las panderetas y los placer que disfrutar de una buena cabalgadura.
trajes chillones y pintorescos de las mujeres. Pues precisamente. le dijo el gitano yo ve.
las navajas, las patillas largas y los pañuelos nia a ofrecerle un caballo de pura sangre, que de colores que lucían los hombres en su cabe dejé en un lugar cerca de aquí, y no quise traerza; su carro pintado de verde, que tenía una lo por no maltratarlo con la jornada; pero que si ventanita de cada lado, la escalerilla que con a usted le interesa conocerlo, mañana mismo se ducia la puerta superior del carro, siempre do puedo traer, y si le gusta, podrá usted hacer abierta, por donde se podía ver en su interior un tuen trato conmigo, pues yo quiero salir del toda clase de baratijas y curiosidades: espejos, caballo cuanto antes, debido a la dificultad de peninecillos, collares, peinetas, pañolones y mil llevarlo con nuestra caravana. Tráigamelo uscosas más dispersas en los rincones, en repisas ted, amigo, tráigamelo usted, que casualmente o bien colgadas graciosamente de las paredes. estoy con deseos de vender uno de mis buenos Traian, además, dos o tres rucios de tan triste caballos, el cual está un poco viejo, y quisiera figura, que más eran caricaturas de sí mismos, reponerlo con algo mejor. El gitano no se hizo que caballos verdaderos, y no faltaron chiqui esperar, y al día siguiente, de buena mañana, llos del pueblo que se dieran al oficio de con como lo había prometido, llegó con un caballo tarles, sin mayor dificultad, el número de costi negro, delgado, que no se estaba un momento llas y huesos a punto de romperles el pellejo quieto, tal era la vitalidad y nervio de aquel por lo filosos y puntiagudos que se miraban a precioso corcel. Al hacendado le pareció un simple vista. Sin embargo, había que ver cada animal admirable, y después de montarlo, samañana a uno de los gitanos como los bañaba, carle algunas plumas y regatear el precio más cepillaba y peinaba los cuatro pelos de sus cri. de media hora, se decidió a comprarlo diciénnes, que algunos creyeron lo hacia por divertir dole al gitano: Tome, amigo, que bien vale y entretener la gente que los miraba. Pero no, este dinero su caballo, pues confieso que antes el hombre aquel amaba los caballos, y si esta de ahora, nunca tuve oportunidad de comprar ban en ese estado, era porque así los había nada mejor. Luego que el gitano se fué, el hacomprado en los diferentes pueblos por donde cendado mandó a uno de sus peones para que pasaban. Pronto corrió la noticia de que el gi(Termina en la página anterior)
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