REPERTORIO AMERICANO 91 Comentario De Articulos. IV. Barcelona. 1912 WW www Releyendo ahora el Don Quijote, y esta vez del primero al último capítulo, me ha encantado el noveno de la segunda parte, en que se refiere el paso de don Quijote por la aldea del Toboso.
Es un capítulo muy corto y exquisito.
Puede ser que represente muy poco en WWW el desarrollo externo de la novela, y quizás tan poco en la intención de Cervantes; pero en el alma de Don Quijote. Después de tanto suspirar por la lejana Dulcinea, aquella Dulcinea de cabellos como rayos de sol, de ojos verdes como el mar, tez de alabastro y boca de rosa, vestida con finísimas telas bordadas de oro, cubierta de piedras preciosas, suprema en gracia y en nobleza; aquella Dulcinea, infinitamente más near todo el pueblo compuesto de. La iglesia y su cementerio a media noche, real que la vaga sombra de carne de cual palacios, porque a cada momento su co en medio del pueblo dormido! El loco quiera rústica Aldonza Lorenzo; después razón, palpitando, le va diciendo. Aquí idealista le ha llevado a lugar sagrado, le de tanto penar por ella en la ausencia, está cada ventana, a punto de ilumi ha puesto frente a frente con el misterio de ser su imagen asunto del continuo narse como un cielo con la presencia de la vida de la muerte. el loco ensueño, alma de tantas empresas, con radiante del amor. Oh! el enamorado en enamorado que no ha mudado de elesuelo de tantas tribulaciones y objeto lugares de la amada, buscándola. mento, le dice reposadamente. Con la final de toda esperanza. hallarse ahora. Quizá podrá ser que la hallemos iglesia hemos dado, Sancho. Por qué Don Quijote en los lugares mismos despierta. Sí, todo podrá ser en tales le ha de alterar la iglesia, ni por qué el donde ella vive y se mueve, contemplar momentos de un alma. Ven los ojos cementerio. No es en la eternidad que los espacios y términos que le son fa pasar una figura de mujer? Pues aquellos Don Quijote ama a Dulcinea? Pues bien miliares, respirar el ambiente que ella son sus andares. Escuchan los oídos puede tomar por puerta de su alcázar la respira, pisar las piedras que ella acaba una momentánea voz? es la suya; y cada puerta del cementerio de Aldonza Lorenzo.
de pisar y por donde sus pies marcharán forma, cada soplo del aire, están preñados ahora mismo, esperar verla a cada ins de su presencia. Ella va a surgir a cada Pero Sancho no. Ya lo veo restante, que es más que verla. joh! iqué momento. Guía, Sancho, hijo.
pondió Sancho vulgo y plegue a Dios momento solemne en el alma de Don ¡Qué ha de guiar el pobre Sancho, que ho demos con nuestra sepultura. Quijote!
Sancho el bueno, Sancho el necio, Sany se le siente temblar debajo de estas Yo no sé si Cervantes se dio cuenta cho el marrullero, Sancho el vulgo, que palabras.
de esta solemnidad, como no sé si se del ideal sólo ve la insula. qué «Estando los dos en estas pláticas, dió cuenta de que, queriendo parodiar palacio tengo que guiar dice. que en vieron que venía a pasar por donde eslos libros de caballería, dió vida al ca el que yo vi a su grandeza no era sino taban, uno con dos mulas; por el ruido ballero andante más real y verdadero choza muy pequeña. Sancho no ha que hacía el arado que arrastraba por el que se ha paseado por el mundo: pero, visto nunca el palacio en la choza; y ni suelo, juzgaron debía de ser labrador, sea como sea, la solemnidad de aquella la choza ha visto; ha mentido a su señor, que había madrugado antes del día a ir hora en el alma de Don Quijote trasciende más candoroso que él, cuyo candor no a su labranza, y así fué la verdad. Al a todo el capítulo y lo domina.
pasa de entrever la insula codiciada al fin, al fin un alma viviente en aquella Don Quijote y Sancho Panza entran final de cada locura, y a trueque de soledad poblada de misterios; parece que en la aldea del Toboso a media noche. alcanzarla consiente en que los molinos se respira otra vez en el mundo de San«Estaba el pueblo en un sosegado si. de viento son gigantes, las ovejas caba cho; el primer madrugador del pueblo, lencio, porque todos sus vecinos dor lleros y la bacía yelmo, aunque lo con el que anuncia el día que viene. Uno mían. Dormiría también la sin par trario cree ver bien claramente. Qué ha con dos mulas. dice Cervantes; es decir, Dulcinea. Cuán ajena estaría de la gran de guiar Sancho! Llámele vuestra merced alguien, cualquiera, alguien con quien pasión que se le avecinaba. alguna en hora buena Sancho, hijo, señor Don hablar. Pero viene cantando: misteriosa influencia la tenía desvelada? Quijote, y con ello le dirá y le hará todo No; dormía ignorante de todo; y Don lo bueno que de él puede decirse y ha«Mala la hubistes, franceses, En esta de Roncesvalles; Quijote, en vela del gran fuego de su cerse. Pero guíe vuestra merced, guíe amor, pasaba bajo la ventana.
mejor su locura, o deje la rienda suelta y ese canto parece fatídico a Don Qui«Era la noche entreclara. No se oía en al obscuro instinto de Rocinante.
todo el lugar sino ladridos de perros. Mas ¿qué es ese bulto tan grande que jote, hombre lleno de imaginaciones y De cuando en cuando rebuznaba un tal sombra hace. Qué puede ser, siendo mado en su vulgaridad por la compañía presentimientos. Pero a Sancho, reanijumento, gruñían puercos, maullaban tan grande, sino el alcázar de Dulcinea?
que se acerca, no le afecta el romance gatos, cuyas voces, de diferentes sonidos, él guía el enamorado, palpitante de más que le afectaran las coplas de Case aumentaban con el silencio de la no esperanzas. da con la iglesia del pue lainos.
che. La aldea a media noche; hela ahí blo. No es mucho el error; buscando un evocada en su baja realidad, en torno al alcázar del ideal, da con otro; no puede Don Quijote, sin embargo, se encara alto ensueño de Don Quijote.
ser muy fuerte el desengaño. Aquí los con el cantor en la semi obscuridad, y le. Sancho, hijo, guía al palacio de gigantes no son molinos; el precioso pregunta con aquella cortesía de bondad Dulcinea; quizá podrá ser que la hallemos yelmo no es bacía de barbero; el alcázar que usa con todos, porque le es natural: despierta. iSancho, hijo. El palacio de del amor es el templo de Dios: cuasi no. Sabréisme decir, buen amigo, que bueDulcinea. Oh, corazón de Don Quijote, hay error, no hay locura. Con la iglesia na ventura os de Dios, dónde son por mundo de Don Quijote! Helo ahí an hemos dado, Sancho. dijo Don Quijote aquí los palacios de la sin par princesa dando encantado por aquellos lugares, sin amargura. Sancho no ríe, como Doña Dulcinea del Toboso. esta para él sagrados, buscando sus ojos, junto a los batanes; el lector no ríe; Cer pregunta no será contestada con la burla por la noche entreclara, el palacio da vantes no puede hacernos reir a costa cruel que suele despertar el ideal de Don Dulcinea. Cualquiera choza le parecería de Don Quijote en este capítulo solemne. Quijote en las gentes que va encontrando palacio, si le dijeran. Aquí está Dulci Sancho no ríe; al contrario, tiene miedo. desprevenidas por el mundo, cuyo con Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica