122 REPERTORIO AMERICANO HISPANIC INSTITUTE IN THE UNITED STATES Casa Hispánica, Columbia University 435 West 117th St. New York 27, seria. según le advirtiera el sapientísimo Alonso de Sandoval. Por esas calles de Dios andará Claver seguido de sus ne.
gritos intérpretes, entre los cuales el llamado Manuel Caboverde parece el más astuto. porque no es bueno esperar que el dolor y el pecado lleguen a uno sino que hay que salir a buscarlos y a remediarlos. Calles del barrio de Getsemaní, puerto de infortunio y desengaño final de las Indias. Getsemaní huele a úlcera, a pes cado seco, a aguardiente de caña, a transpiración y tabaco: es asiento de prófugos de la justicia, de hechiceras y brujos, de mendigos, de lacerante prostitución.
THE GOLDEN LAND an Anthology of Latin American Folklore in Literatura Selected, edited and translated by Harriet de ONIS Una vez se salieron del hospital los le.
prosos, y Pedro Claver con la alforja a la espalda y Manuel Caboverde señalándole el camino, marcha en busca de los enfermos.
Trae además de alimento y frutas el suave bálsamo que aliviaba la piel quemada de escozor.
This anthology covers the literature of Spanish America and Brazil from the discovery of America to the present day. It is divided into the following sections, each with an introduction: 1, The Discoverers of the New Land. II, The Sons of the New Land. III, The Creators of the Nations. IV, Rediscovering the American tradition. V, Brazil.
Special price: 3. 00 396 pages El sacerdote comienza a hablar dulcemente. Hombres y mujeres le están rodeando. como todavía un leproso se resiste aislado del grupo, ceñudo e impenetrable en su cólera, clamando al mundo con los muñones de su carne desgajada, mons truo polifémico a quien la enfermedad le devora hasta los párpados, Pedro va has.
ta él y le besa la frente. Desde aquel mo.
mento, ni asco ni espanto le detendrían en su labor misionera. Con llagas de leprosos y llanto y sudor de oprimidos empezaría a tejer su cendal de gracia. todo Cartagena comenta que hay un sacerdote que besa las úlceras de los leprosos.
bien al catecismo; saben definir ya los ene relucen los milagros de Claver; así cuan: migos del alma y las virtudes teologales y do hubo sequía en Tolú, y fallan San Isi.
permanecen sobre el banco, con los brazos dro Labardor y Santa Bárbara doncella.
cruzados, absortos en la prédica. Por qué Pedro Claver anda de visita por esos pagos no consentirles, entonces, una profana re. y con la misma ternura con que tocaba creación. Id a traer los tambores les las úlceras de los enfermos, recoge en el permite el Padre. es en la caja del tam. cuenco de la mano y alza al Señor un bor, en su azotado cuero como en la es puñado de tierra arisca que el estío calcipalda de un cautivo, donde los esclavos nó y enrojeció como si fuese otra llaga. recobran y subliman toda su callada de. he aquí que el nuevo Josué congrega y sazón; las penas y sueños que les ahoga arrebaña las nubes. Remolinea ya el vienban. Marchan alegres y veloces a soltar el to sobre las hojas y despeina las cabezas alma en sus danzas y cantos. Ya el Pade la multitud orante. Sobre las manos de dre Claver dió asueto a sus negros, dice Pedro ruedan ya las primeras gotas y un escandalizándose desde la fisgona celosía, júbilo de naturaleza que se libera, de tie.
una pacata señora.
rra que vuelve a esponjarse, corre en los mil suspiros de la brisa. lo largo del volumen entero lucen y por concepto de doctrina: Un buen domingo los negrillos han contestado muy la universidad, él no lo consintió. Esta jo ven era judía. Un señor quería dar lecciones de piano a mis hijos para compensar a que papá le había ayudado en su carrera que le había dado una nueva filosofia y dirección a su vida. Era un negro que había sentido el prejuicio de su color en su medio, pero un amigo en mi padre. In.
numerables fueron los casos. En Costa Rica, allá en el jardín, calladas voces venían a preguntar por su salud en los últimos días de su vida. Siempre era la misma historia. Su papá fué tan buen conmigo, él me compró ropa y zapatos para que fuera yo a la escuela. El me tendió la mano cuan.
do se me perseguía, el único que me ayudó cuando mi marido era prisionero por ser alemán soy maestra porque su padre me alentó recibí mi educación porque su padre fué el único que me comprendió, me expulsaron del liceo y él se impuso para que yo volviera y terminara mis estudios.
Desesperada me iba a matar, su papá me dió fuerzas para vivir, fe para mi alma.
Su papá nunca me quiso influenciar en contra de mi catolicismo, al contrario, me alentó y me enseñó a comprender mi religión esto último de un miembro de la familia y había en su voz al decirme asombro cómo era que un teosofista, declarado por el clérigo como enemigo de la Igle: sia, no la desviara? Ah Costa Rica! Cuándo recogerás su magna herencia?
Al partir de Evanston para mi hogar en mi última cita con papá en la primavera de 1947, recogi de mi jardín un brote verde claro de tulipán. Rompía el largo sue.
ño invernal, y valeroso, bello, traía heraldo de vida nueva. Le puse en mi pañuelo y al día siguiente húmeda la tierra toda.
vía coloqué el tierno retoño en sus manos Descogió la tierra con sus dedos largos y finos, aspiró su aliento y me miró en si.
lencio. Había hecho un gran esfuerzo y se había levantado para recibirme en pie.
Sus fuerzas tan debilitadas ya, le obligaron a permanecer en su estancia sentado al lado de su cama. Cómo había cambiado!
Quise traerle la primavera y su vitalidad, la esencia de un país que le amó y le supo valorar pero fué solamente una comu.
nión entre el que partía y yo parte suya que permanecía.
ser humano. Se durmió finalmente en la Paz del Señor, el 19 de mayo de 1947, a las ocho horas y pocos minutos de la ma.
hana. Suave y delicadamente, sin más do lor, sin más inquietud. Inmenso valor es.
piritual le había dado fuerza física para alargar sus últimos días. Se fué tranquilo después de haber vivido luchando por la verdad y el bien. Durmió en su sueño con la insignia de los masones en su pecho.
Una sonrisa en sus labios, madreselva de su jardín y una cruz de flores blancas a sus pies; embalsamándole, en nombre de sus hijos. El pabellón de la Cruz Roja en su estancia fué llevado en hombros de jóvenes estudiantes, cuyas almas no esta ban todavía contaminadas por las pasiones. Así bajó las gradas de su casa y atravesó el umbral de su jardín, rodeado de sus amigos y de su familia. Su noble compañera serena y grande como él, tranqui.
la, fuerte y amorosa como siempre desde aquella hora en su juventud en la que él había dicho: esa joven me cautiva.
Ah! Ensueño espiritual aquel en que vivió sus últimos días: Su cuerpo se de bilitaba más y más y su alma se saturaba de luz. Pedía una y otra vez, con su voz de cantor, irse a su Santuario. Rogaba se le diesen las aguas frescas del Paraíso, quería retornar a su morada. Todo su sem blante estaba perfilado, desnudo de cosas mortales, había vivido siempre en la cum bre, buscando la perfección y el ideal. En sus últimos días trascendió convirtiéndose en la esencia misma de todo lo grande.
Besé, llena de ternura, su frente ancha y noble, la cuenca húmeda de sus ojos, que miraban muy, muy lejos. Lavé sus pies bellos, pies como no he visto nunca en Los masones tomados de manos forma.
ron círculo y entonaron sus cánticos ritua.
les y así fué entregada la urna de su cuerpo al calor de la tierra de su patria. nosotros nos dejó la herencia de sus libros, de sus consejos, de su inspiración, de su voz bella e imperecedera, la ternura de sus manos. La riqueza de su mente, la altura de sus miras. imi Rasur! imi Rasur! Vo16 a su montaña de Quizur. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica