68 REPERTORIO AMERICANO Un indio pensó como Wilde y una promesera como María Bashkirtsheff PRAXENCH (De Estampa. Bogotá, 20, 1, 40. Cada vez que visito los floridos campos de Indudablemente, dentro del pueblo surgen mi valle nativo; cada vez que paseo mi curio imágenes y pensamientos extraordinaros, que sidad asombrada por entre el laberinto de mul pasan inadvertidos precisamente porque son del titudes en fiesta; cada vez que voy a buscar, pueblo; pero si los mismos pensamientos y las en la romería, emociones y ritmos, aumenta mismas imágenes embellecen la obra de pensami admiración por ese ignorado e incompren dores y artistas consagrados, entonces sí ilumidida pueblo boyacense, que sabe disfrutar sus nan la inteligencia de quienes los descubren, Engaciones porque conoce el secreto de vi como glorifican el nombre de quien se hizo vir en belleza: que sabe aliviar sus dolores con célebre por esos pensamientos o por esas imálas dulzuras que destila la fe; que de cada ilu genes.
sión hace una alegría, fugaz y melancólica pe voy a demostrarlo: rc al fin alegría: de cada dolor un homenaje.
de cada emoción un canto. Dios escribió Mahoma ese el autor Desdeñado por quienes no lo conocen, por del bien que te llegue. El mal viene de ti.
quienes no han sabido empinarse para verlo Han pasado 1392 años desde el día en que de cerca, el pueblo boyecense soportó por muel fundador de la religión musulmana ilustré chos años los más duros e injustos calificatia su pueblo con estas sentencias, pero el munvec, siempre indiferente ante sus gratuitos dedo no olvida que fue Mahoma quien la contractores, lo mismo que ante sus glorias y mesignó en los versículos del Alcorán, su obra recimientos, como que es el pueblo más intima.
magna.
mente vinculado a la historia de la república.
El pobre poeta campesino de mis montaEn honor de ese pueblo me propongo co ñas fecundas piensa y dice lo mismo, y nadie mentar hoy algunos de sus más bellos cantares, recoge ese pensamiento para ofrecerlo como oídos en la última romería de diciembre, en una lección a la posteridad: la plaza de arriba de Chiquinquirá.
De los pesares que sufres Como lo he dicho en crónicas anteriores: no culpes ni a Dios ni a mi.
como lo anoto en mi libro Cantares de Boyacá, Ni Dios ni yo damos penas: me ufano de poseer la más completa colección te vienen de ti.
de coplas populares boyacenses, iniciada por mi abuelo en 1871; enriquecida por mi padre Pero no todos los apóstoles, ni todos los hasta 1922. y aumentada por mí desde 1923 sabios, ni todos los poetas piensan de la misma hasa la fecha.
manera, pues mientras unos culpan al hombre Con motivo de la última romería al santua de sus propios dolores, otros culpan a Dios, rio de Nuestra Señora de Chiquinquirá, el aucomo vamos a verlo.
tor de estas líneas se diluyó entre el laberinto La genial y desventurada María Bashkirtseff de la muchedumbre regocijada, con el oído embelleció una página de su famoso diario con atento a todas las guabinas, a todos los torbe este grito tremendo y desagarrador: llinos y bambucos que forman el himno de la Dios mío. Por qué me permites razoraza. En esta romería nocturna y deliciosa nar? Quisiera, señor, creer sin condiciones; pepor las calles y plazas de Chiquinquirá, obturo. Creo y no creo. Cuando razono, no ve algo más de trescientas coplas nuevas para puedo creer. Sin embargo, en los momentos mi colección, que consta ya de casi once mil de miseria o de regocijo, el primer pensamiencantares.
to es para ese Dios que ha sido tan cruel conEn la plácida quietud de mi retiro cammigo. Para ti, Dios mío. pestre, situado en una colina que recoge los El ignorado poeta campesino dijo lo misrumores de ciudad maternal de las granadas mo, tal vez con menos acusadora rebeldía, pede oro, manos amadas clasifican con especial ro seguramente con más amargura, con más acierto las coplas en referencia. De tal clasificonformidad: cación resulta siempre el comentario íntimo de la poesía popular boyacense, y del comenA Dios le debo mis penas tario, el hallazgo de impresentidas y sorpreny de mi vida la hiel; dentes similitudes que ahora voy a ofrecer a pero mientras más me agobia, los lectores de Estampa.
con más amor pienso en él.
La sonrisa indigena, tan característica del campesino mestizo (Montañas de Cundinamarca, Colombia)
esas ¿Por qué? Porque al sufrir sus dolores bendiciendo a Dios, el alma se ilumina con fulgores de eternidad.
En mi colección de cantares populares forman grupo especial aquellos en que se nombra a Dios. Entre otros de gran valor, merece citarse el siguiente, en cuyo sentido profundo se observa una rara similitud con un concepto de doña Gertrudiso Gómez de Avellaneda.
El cantar dice así: Yo me humillo sin enojos sólo ante Dios porque es Dios; pero me río de los hombres, y más si son como vos.
El concepto de la insigne escritora dice así. Yo temo a Dios, pero sólo a Dios. Los hombres pueden inspirarme compasión si son débiles; afecto si son rectos, pero temor, jamás! Si yo desdeño la opinión del vulgo es porque conozco a los hombres, y conociéndolos no es posible temerlos ni respetarlos.
Mil gracias, doña Gertrudis, a nombre de mis amigos y en el mío propio. El piropo es un poco duro, pero. no tanto para quedar ofendidos con usted.
Nihil novum sub sole. Es verdad. Nada bay nuevo bajo el sol, pero estas similitudes de pensamiento, esta igualdad en el sentido profundo de una idea concebida por mentes de tan diversa calidad, tan distintas, tan diferentes, desconcierta a quienes se preocupan por el estudio del folklore musical y poético de un país. No es mi propósito analizar a espacio estos sorprendentes hallazgos, esta inexplicable semejanza entre dos maneras de expresar una idea personas diferentes, en épocas, medios y condiciones de cultura también distintos. Hasta ese análisis no llegan ni podrían llegar mis ligeras crónicas literarias sobre el folklore poético de Boyacá, pero tengo la esperanza de que estos apuntes sean de interés para los sociólogos que se dedican al estudio de tan bello tema, al parecer intrascendente Para terminar transcribiré sin comentarios BALAND 15 Campesina de los alrededores de Bogotá (Ordinariamente de tipo criollo y más frecuentemente blanco puro. Habitan en pobres ranchos que poco abrigo prestan ante el frio de la meseta. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica