88 REPERTORIO AMERICANO Marcos Roger, o el pecado contra el ideal Un personaje de Rómulo Gallegos en acción Por Luis PRIETO En Rep. Amer. Atención del autor, de paso ahora en Costa Rica)
La realidad venezolana en las novelas de Rómulo Gallegos. El Forastero, la novela de la política nacional. Juicios contradictorios sobre El Forastero. Una obra distinta donde lo psicológico pre.
domina sobre lo telúrico. El estilo de El Forastero como apología de la reti.
cencia. La picaresca política venezolana puesta al desnudo. Marcos Roger, un hombre que equivocó el camino. La en trega inútil o un paso en el vacío. La colaboración con el despotismo y la cobardía moral. La moral del sietecucros.
La tragedia del hombre isla. El pecudo contra el ideal es estéril. Los doctores, instrumentos de los generales.
tro de la órbita del fenómeno político, que conforma al mismo tiempo las relaciones de los personajes. En efecto, los temas po líticos, antes marginales en las obras de Gallegos, ahora ocupan el centro de su no velística. Sin embargo, podría señalarse como hecho paradojal, que siendo menos re.
gional, El Forastero es también menos universal, porque circunscrita al problema propiamente político, contiene pocos elementos de universalización, ya que nada fué tan aldeano como nuestra política y nues.
tros políticos, con honrosas excepciones, encerrados hasta ayer en el marco recor.
tado de estructuras de campanario, con cociques inciviles por gobernantes, lo menos interesados en amoldar el Estado a los pa.
drones internacionales del gobierno.
Juicios contradictorrios sobre El Forastero Rómulo Gallegos Discurso sobre las Armas y las Letras (En Rep. Amer. Alzáronse las armas contra mis letras. Rómulo Gallegos.
La realidad venezolana en las no velas de Rómulo Gallegos La fuerza de la novelistica de Rómulo Gallegos estriba en que sus personajes, la trama toda de sus obras arrancan de una realidad puesta a vibrar en la emoción ar tística. Doña Bárbara, Canaima, Cantacliro, trozos de un mundo viviente, alcanzaron resonancia continental y mundial porque reflejan toda la belleza trágica de una tierra, pasto de apetitos desenfrenados de mandonería y de apropiación. En esas novelas aflora, más que una naturaleza de maravillas en su paisaje, que cobra vida en el lenguaje lleno de simbolismos del autor, un alma, y se destaca en toda su intensidad dramática el destino de un pueblo.
En cada una de sus novelas Gallegos ha querido dar un trozo de Venezuela, en su geografía física y espiritual: Doña Bárbara y Cantaclaro son las novelas del llano de la leyenda de centauros, que en Påez tiene su prototipo esclarecido, y el de la miseria sin fronteras personificado en la humanidad dolorida de Juan el Veguero.
Canaima es la novela de la selva, con su escenario de verderes, entre ríos inútiles, que desatan la fuerza de la naturaleza turbulenta, y que hacen de los hombres briznas que se lleva la corriente, no más impetuosa que las pasiones que fomenta. Po.
bre Negro, es Barlovento, con sus problemas sociales no resueltos, en tierras que esclavizó la satrapía, haciendo de los hombres bestias para el trapiche de moler am.
biciones, pero en cuya paciente trilla se fomentó la rebeldía. Sobre la misma Tierra, es la novela de las márgenes del Coquivacoa, de la indiada infeliz y trashumante, en suelo donde corren ríos de petróleo, que son riqueza que se llevan los explotadores extranjeros, dejándonos en cambio mil pro blemas en busca de solución.
El Forastero, la novela de la poli.
tica nacional Pero en mi concepto, apartándose de esa modalidad regional de su novelistica, Ga llegos intentó en El Forastero poner total mente de resalto la tragedia venezolana, con su bajo fondo de política mediatizada.
Por tal motivo en esa obra el escenario no es ya una porción del país, sino Venezuela integral, su pueblo todo, moviéndose den.
Ayer el maestro acuñó moneda de esa que los pueblos echan a rodar.
El dijo una frase y la frase queda; y yo aquí en mis versos guardo un (ejemplar.
El así nos dijo refiriendo alarmas de esas que pasaron allá en su lugar. Alzáronse las armas contra mis letras.
Hay letras de letras y hay armas de armas y de unas y de otras me voy a ocupar.
Hay, armas tan fieles a sus institutas que a las letras guardan en toda ocasión y armas que se venden como prostitutas, en un solo cuerpo, guardián y ladrón. hay letras que expresan la ley de justicia de que es la morada nuestro corazón y letras vendidas, de toda codicia y todo apetito cabal expresión.
Letras de la América, tras de la bandera que hace ondear Gallegos formemos legión: demos la batalla que el derecho espera para que podamos borrar el baldón.
El Forastero, una de las obras menos di fundidas de Gallegos, ha dado lugar a jui cios contradictorios. Un crítico alemán, que vivió largos años en Venezuela, Ulrich Leo, al formular una opinión erudita sobre el libro, en mi concepto en forma exagerada expresó, que por su composición y desarrollo dista de la novela, acercándose más a un ensayo de psicología política sobre el despotismo. Este mismo crítico había con.
siderado a Pobre Negro como un ensayo de historia sobre la Guerra Federal. Para su interpretación parte el dicho crítico de una definición suya de la novela: Un cuento inventado, más o menos largo. Pe ro si hubiéramos de atenernos a tal patrón, de las novelas de Gallegos ni una sola caería dentro del esquema, porque todas, si bien tienen la invención artística en su trama, arrancan de la realidad, en ella inciden. Para Ulrich Leo lo esencial en la novela es lo inventado, aún cuando reconoce que tanto la novela europea coino la americana pecan por pobreza de invención, mientras que cada día tienden más a una mayor verosimilitud psicológica, a estar más de acuerdo con la realidad. Respondiendo a estas tendencias predominan.
tes de la novela moderna, muchos de los personajes de las obras de Gallegos viven o vivieron en carne y hueso; otros son combinaciones de múltiples personajes venezolanos para formar arquetipos, y en algunos, el nombre apenas cambia: Doña Pancha Vázquez, rica dueña de innumerables rebaños en el Alto Apure, aderezada de atributos que le creó la imaginación del autor, se transforma en Doña Bárbara; el doctor Roberto Vargas, viejo político de las luchas civiles de fines del siglo pasado y de principios del actual, se trastrueca en el doctor Payara de Cantaclaro; los personajes de Canaima apenas tienen nombres supuestos, y muchos de ellos viven todavia, añorando las viejas querencias y escondien.
do entre brumas de remordimientos un pasado que los agobia; y María Nieve, el cabrestero de El Apure, fijado para siem.
pre como un héroe de leyenda, viejo para la hazaña, se hombreaba entre los mozos AREVALO MARTINEZ Guatemala, 27 de enero de 1951. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica