Joaquín Gutiérrez

REPERTORIO AMERICANO 141 prueba su inclinación por las modas de ese país.
Es más: Carrillo fue el producto del primer golpe de estado, el que abrió la serie de cuartelazos que hemos padecido en nuestra República. Ya en eso lleva un pecado original. Pero bien, un día llegó a nuestras playas el General Mora.
zán. Si Carrillo hubiera tenido para nuestro pueblo las proporciones que se le dan ahora, es probable que los costarricenses hubieran defendido a Carrillo contra Morazán; que algunos hubie1an muerto por mantener el régimen. No pasó eso; las tropas se pasaron al lado de Mocazán, pero no solamente las tropas; las crónicas dicen que Morazán fue recibido con entusiasmo, casi como un libertador, por el pueblo. Luego Morazán se hizo impopular; ese mismo pueblo que no defendió a Carrillo contra el General, que venía con un puñado de hombres, se levantó con.
tra Morazan Presidente y lo dercoco. Pero no para llamar a Carrillo, lo que prueba que no lo consideraba el mejor de sus hombres para el gobierno de la República. Se cita a Bolívar para justificar la dureza de la dictadura de don Braulio; pero debe recordarse siempre el hecho de que el Libertador, cuando se trató de ofrecerle una corona dijo que ni Colombia era Francia, ni él era Napoleón, con lo que significaba su apego a la República y su ideal libertario. Nə fue rey, siguió siendo lo que había sido, el Libertador, y con ese título habrá de convenirse que ya había hecho por su gran patria americana una obra excelsa. No parece, pues, justificarse la dictadura de Carrillo con su obra, pues no podemos verla del tamaño que la presentan algunos panegiristas suyos. Se habla del código que adoptó y yo pienso que eso no significó realmente un impulso tan fuerte de progreso a nuestras institucior. es como para merecer desmedidas loas; encuentro que la organización del registro de la propiedad, y la codificación hecha en tiempos de don Próspero y de don Bernardo, cuando se implantaron profundas reformas como la libertad de testar, el divorcio y otras más, son obra de mayor trascendencia en la organización social de nuestra vida, y a nadie se le ha ocurrido que por ella merezcan estatuas los que las realizaron o las impulsaron. En resumen, no desconozco los méritos grandes de don Braulio como hombre probo, dotado de buen deseo hacia su patria y de hombre tan de trabajo que dicen que se pasaba en mangas de camisa en su despacho. Pero pienso que no debía ser presentado a nuestro pueblo y mucho menos a nuestra juventud, como el tipo del gobernante, como el ejemplo; no es buen ejemplo para los pueblos la figura de un dictador. De La Tribuna. 19, enerr, 1930. Noticia de libros Colaboraciones (Indice y registro de las publicaciones que se reciben de los Autores y de las Casas editor as Arausi, novela histórica, por Diego Povedano. San José, Costa Rica.
retrato del cacique Xauquen, el retrato de Arausi, la fiesta de la cabeza y la princesa Huitzillin, debidos al talento artístico de don Tomás Povedano, padre del autor. BRENES MESÉN Evonslon, Illinois, diciembre de 1938.
Vino a mí este libro quando mis ocupaciones eran muchas y cuando de los cabellos del destino se descolgaban sobre mí unos tras otros los días obscuros.
Lo abro ahora por la segunda vez. Es una historia de amor y de sacrificio y de triunfo del amor. Se presenta aquí la fuerza del destino que junta dos seres de diferentes razas para cumplir un decreto de la Hora de los Hados. Nace el héroe entre los güetares de Costa Rica; la heroína, entre los nahuas de Yucatán.
EI, Surabta, joven caudillo entre los güetares, yendo de caza, encuentra moribunda en la selva a una joven, a quien él y sus secuaces salvan transportándola al pueblo de Surabta, a Aoyac. Recupera la salud. Aprende la lengua de los terbis; se hace amar de todos, y reconocida la superioridad de su inteligencia y su saber, sométese la casta de los guerreros a su dirección. El desarrollo de los sucesos empuja, a Surabta y a Arausi. nombre que los terbis dieron a la bella extranjera hacia el norte, entre los nahuas de Palemke donde Arausi es reconocida con el nombre de Xochiquetzalli.
Aquí en Palemle el sacerdocio y la nobleza antiguos, aunque vencidos, intrigan contra el rey vencedor que ha desterrado de los altares los sanguinarios dioses de los sacrificios humanos. Surabta y Xochiquetzalli parecen destinados a ser el holocausto propiciatorio que el sacerdocio consagrará a las deidades airadas.
Nacón, el iniciador de Xochiquetzalli, vela por ellos y mediante la ayuda fiel de los compañeros teberes que vinieron con Surabta, triunfaron de las pruebas dolorosas a que les sometió la enemistad sacerdotal. despecho de las cabalas palatinas y templarias, alcanzan su dicha los amantes.
El interés de la novela se sostiene. La arqueologia se viste de actualidad y de color. as ideas circulan con holgura. Pero si se exceptúa Arausi, la novela no ofrece desarrollo de caracteres. Los individuos representan las fuerzas de la vida moral: o sirven las fuerzas del mal, o se afilian con las del bien.
Conoce el autor las instituciones y las ceremonias religiosas de la vieja civilización nahua lo mismo que las costumbres, la cocina, la indumentaria, los deportes, la estrategia, las instituciones sociales. Su lectura de los historiadores indianistas es considerable. por encima de esto, y tan importante, quizás, es el tratamiento que ha dado a la oposición entre las artes del sacerdocio y la ciencia de la iniciación. El iniciado Nacón hace uso de la psicometría tanto como de la sugestión a distancia.
Es hombre que trabaja con las fuerzas sutiles de la naturaleza humana.
En alguna página, al discutir la princesa Huitzillin la diferencia entre la simpatía y amor, se nos viene a la memoria alguno de los Diálogos de Amor de León Hebreo. veces las explicaciones acerca de gobierno y administración de estas naciones parecen interpoladas, no manan de los sucesos novelados, y aunque ilustran, ofrecen el aspecto de ingertos no bien logrados. El momento elegido por el autor para su historia es el de la abolición de los sacrificios humanos, en torno de lo cual se va hilvanando la hebra de dos destinos que en amorosa conjunción concluyen.
La edición está ilustrada con algunos bellos grabados, como el Una opinión de la Sra. de Sotela sobre Jicaral, de Joaquín Gutiérrez. Envio de Rogelio Solela San José, Enero 20 de 1939.
Jicaral. Jicaral rebosando de alma. Espuma blanca que esconde bebida que sabe a lágrimas.
Colaboraron en su impresión: Francisco Barberena, Armando Arguedas, Manuel Salazar, Guillermo Barquero, Carlos Soto y Guillermo Porras.
Veintiséis hojas en un haz, conteniendo dolor recóndito. Habla España y arranca lágrimas. en boca de la lechuza el dolor humano muerde en El Delirio; y el cinismo de los hombres arde en el pájaro agorero.
En un Canto a la Vida Nueva el alma del poeta rompe los diques y se desborda entera y ¡canta al trabajo!
y al músculo y a la pala y al pico y se siente impelido a cantar a las fuerzas, que destruyen lo añejo y retoñan hirsutas. en un grito largo. largo. lanzado a lo largo del futuro, el alma clama por su boca humana. Hijos gérmenes frágiles, flores y savia.
Sus ojos asombrados de las cosas.
Futuros hijos por quienes llevo heladas cicatrices.
En la roca, yo planto mis pies de arcilla agria y le grito al abismo y a los bosques y al incendio. yo quiero que haya hijos con las frentes tan altas que los duerma el rocio de las estrellas!
Así habla su alma de siglos por su boca joven.
Después, en El Dolor crece nuestro dolor por los anónimos inmortales y gotea la sangre poco a poco.
Pero el Dolor, que es dón celeste en el alma de este poeta, se vacia todo entero en el Responso a Federico García Lorca y en un espasmo clama. quiero morderme las manos cuando recuerdo te muerte. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica