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1Repertorio Americano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXVI San José, Costa Rica 1939 Sábado 11 de Noviembre Núm. 22 Año XX No. 878 En este número: Rómulo Tovar Calibán Francisco Aguilera Un hombre de todos los tiempos Si triunfan los aliados Debemos entregarnos a Wall Street para luchar contra el fascismo?
Poesías Poesías de Isola Gómez Noticias de libros Mar sin tiempo Liborio Justo Arturo Torres Rioseco Flavio Herrera La novela en la América Hispana Arturo Torres Rioseco Elegías a españoles ilustres Unamuno en piedra Con don Julián Volio El pensamiento vivo de don Julián Volio (1)
Ferocidad teutonica Eduardo Carreño Eduardo de Ontañón Varios Varios Manuel González Prada Un hombre de todos los tiempos Colaboración San José de Costa Rica y nc viembre de 1939 Cuando se hace referencia a los hombres del pasado, se encuentra uno en frente de extrañas desilusiones. Gentes también del pasado no creen en las virtudes que hay interés en exaltar como lección en personalidades de su propia época. En los juicios humanos hay también su algo de perspectiva. Pero con la figura eminente de don Julián Volio parece que no puede pasar eso. En su época dejó un sello de magnificencia espiritual que hubo que reconocer entonces, y ahora se le recuerda en relación con hechos de la República en los cuales él tuvo parte directiva o creadora. No es, pues, don Julián un valor retrospectivo. Es más bien de esos valores permanentes con quienes hay que contar para hacer o mejor dicho, para vivir la historia nacional como perpetua determinación de ideales, como constante fuente de propósitos, como luz iluminadora del porvenir, si nos es perdonable la paradoja.
El espíritu de don Julián Volio entuvo dotado así de profundo sentido histórico. No son muchos los hombres que tienen esa fortuna, la de ser voces cuyos ecos se trasmiten con casi igual vibración a través del tiempo. Se tiene que volver a ellos cuando se suscitan los mismos problemas que los inquietaron y resJulián Volio pecto de los cuales problemas ellos dijeron siempre la verdad que otros olvidan. En ver17 febrero 1827 dad son hombres que parecen situados por los 26 de noviembre 1889 destinos sobre eminencias desde las cuales se ven las patrias como han de ser y como deben ser en el porvenr. son más bien guías del lista en la concepción de ciertas exigencias naporvenir. Es fortuna indudable que estos hom cionales, pero en ellas mismas era laudablebres surjan en la conciencia de una nación. mente objetivo. Era, por ejemplo, en cuanto El señor Volio poseía ciertamente dos cuali aspiraba a que el costarricense se educara como dades de hombre de estado legítimo: la flexibi necesaria función de la democracia, pero telidad de entendimiento y esa capacidad de emi nía un concepto práctico de la educación pútir juicios que no tienen un valor circunstan blica. El hizo en aquel entonces la crítica decial. Siempre nos hemos resentido de esa falta finitiva de la enseñanza porque no respondía de elementos que padecemos para lograr hacer exactamente a los fines de la cultura del hombre.
que estos ciudadanos eminentes estén fácilmen Era idealista en su aspiración de mantener a la te al alcance no sólo de nuestros niños, de República en sus relaciones con los demás puenuestros jóvenes y aun de los hombres que blos en un ambiente de alta humanidad, pero asumen las responsabilidades de los sucesos pú no se perdía en teorías irrealizables: no se olblicos en el tiempo, como constructores de vidaba de los modestos alcances de nuestro país conciencia civil. Bastaría con recoger muchos y sabía definir bien los límites de esas relade los conceptos producidos por don Julián, ciones. Era idealista también en su apego a para llamarlo así en el sentido de nuestra fa nuestro régimen democrático, pero se empemiliaridad costarricense, como recurso siempre ñaba en consolidar los fundamentos de esa oportuno de enfocar los puntos de vista reales democracia. Ese sentido práctico y es lo de nuestros problemas públicos. lo primero que queremos decir, le venía de muchas coque habría que señalar en los juicios de don sas. En primer término de la estructura de su Julián Volio es su carácter posinvo. Era idea propio entendimiento; en segundo término, de las fuentes mismas de su propia educación y finalmente de su devoción a prácticas y doctrinas sajonas, de que tenía experiencia personal por haber vivido con provecho varios años acaso, en los Estados Unidos. No tiene interés en volver a la eterna diferencia entre lo práctico y lo practicista. Sin embargo, la diferencia como problema ético no está zanjada.
Todavía hay hombres prácticos en el buen sentido de la palabra y hombros practicistas no sólo en el ejercicio de sus funciones domésticas sino también en el de sus funciones públicas, para decirlo así. Los hombres de sentido práctico edifican ideas, instituciones, modalidades de vida. Los otros se contentan con cumplir medianamente sus deberes y no les importa que lo hecho por ellos lo devore el tiempo.
Son así, inferiores al tiempo; no pueden superarlo como historia; no hacen del tiempo esa materia con la cual se construyen otros caracteres, otros hechos, otras ideas, otras aspiraciones. Volio, como otros varones de su misma valía esencial, saben trabajar con esa levadura viva del tiempo y no se les puede olvidar, siempre se les respeta; son los invisibles poderes que continúan moviendo nuestros intereses o mejor dicho, que continúan moviendo y vi talizando nuestra alma.
Pero don Julián era hombre de juicio propio. En su época esto era muy significativo.
Lanzar esa expresión suponía cierto valor, algo más que cierto valor. Como doctrina racional estaba estampada en más de un libro de temperamento filosófico. También los hombres a veces creen que tienen juicio propio. El pertenece a un grupo de varones. alguna vez dije esto ya que salvaron el juicio propio contra las innúmeras cadenas que en formas más o menos disimuladas esclavizan el pensamiento del ser humano. Bregaron valerosamente por romper estados estratificados de mentalidad social, exponiéndose a la condenación de sus contemporáneos incomprensivos: Jucharon contra muchas verdades consagradas, pero finalmente obtuvieron una victoria, modesta pero fecunda en bienes que se manifestó primero en una transformación de muchas cosas y que dotó al país, en grado muy apreciable, de la determinación de pensar con pensamiento flexible y por lo tanto, progresista. nosotros, hombres de esta época, no podemos decir del todo que vivimos en una edad en que un principio tan sano como ese constituya una norma ética del mundo. Se ha vuelto Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica