REPERTORIO AMERICANO 373 Los go La Son apuntes.
rada educación, que ella ha traspasado a más de novecientos discípulos.
Envío de la autora Todos quieren sentarse con May, pero Fernandito dice que es su prima y que Goterones de rubí cuajaron en mi bocas de cocotas. La eglantina ha suél la debe cuidar. Hay protesta, y Adegruta verde. Estoy bajo la sombra de bido a mi balcón para saludarme; es lita se ve obligada a tocar la campana la «veranera. racimos chorriantes de tan graciosa, y su vestido está siempre pidiendo silencio, para dar la clase de color acarician mi frente, hay olor a tan limpio. Nacla» mira todo ese reurbanidad. Los niños deben ser obe.
savia. La brisa no se atreve a levantar bullir con ojos rencorosos. Yo la condientes. Conducirse bien en todas parla cortina de mi nueva alcoba, pero un templo en su desolación, encadenada a tes. No llevarse los dedos a la boca. rayo de sol se coló por el encaje de un limonero, el cuerpo brioso y anhe Samuel, el polaquito, nunca sabe la las ramas, y vino a quebrarse en mi lante. Ella corresponde mi simpatía, sus lección, pasa las horas con el cuaderno espejito de mano. Hemos bebido las ojos se suavizan, y agita su hermosa bajo los ojos, y los ojos. ah! esos flores y yo, un licor extraño que enerva, cola blanca y rizada como el abanico ojos de Samuel. siguen las acroba.
que transporta. La fuente se ha ido de la condesa cuyo nombre ostenta. No cias del gato; aterrizan con Macaya y lejos, ya no la escucho. Me palpo los es una perra urbana, se crió en el su avión, en una Sabana que se esconbrazos cálidos y suaves; mis mejillas campo, a todo sol y a toda luna, fue de tras los tejados chispeantes; o se arden, y mis ojos se cierran. Ahora dueña de la luz y de la noche. Con su extasía contemplando como descargan sueño con una muñequita japonesa que paso liviano y su gallarda figura, reco en la calle un camión de piedras. Tenme regalaron una vez en un vapor: yo rrió montes, atravesó arroyos, persiguió drá que estudiar, mientras los otros tenía quince años; ella era una dama conejos, espantó a los zorros, y, vivió bajan y organizan el drill. Adelita en el vestida de raso granate, sembrado de sus amores. Ha de ser por esto que su piano, les da un motivo cadencioso, y flores su aparatoso peinado, y me dijeron dueña la tiene prisionera; y a mí se me Glenda, la primera de la fila, mueve su que se llamaba Madame Bukambilia. antoja que está ojerosa y mustia. cuerpecito tímido dentro de su bello que mira con envidia al gatito «Buby. traje escocés, mirando a todas partes que se pasea libremente por los tejados. con sus hermosos ojos de gacela. Noel Me apena el cautiverio de «Nacla» sale por las noches: el paso sigiloso, y Leticia siguen bien el ritmo, Ligia se en sus mejores días, cuando la luz canta muy de lentes verdes y de abrigo beige. equivoca, May anda perdida, pero Car.
su estrofa vernal, de espuelas de plata, men la toma de la mano. Amalia ya es latir de alas y valles floridos.
una mujer, lo dice el gracioso girar de rriones charlan picoteando las manzanas.
Hoy llegó una nueva alumna al kin. sus caderas, que todavía no son Un colibrí metálico succiona nerviosa.
der. La pequeña May, se ha presenta música se arima, ahora todos saltan, y mente el corazón de mis pequeñas mosdo en forma: en su bulto, además de el lazo de Zaida es una loca mariposa Blanca Nieve y los enanitos, que se pa.
quetas. Las rosas amarillas parecen azul! Arriba, Samuel siempre indiferencanastillas de crema, y aquellas otras sean por la tela roja, trajo dos cuader te. Nacla. la cautiva, esquiva a sus más chicas y rojas, casi moradas, son nos, una pizarrita y su caja de lápices. amigos, y muestra los colmillos, cuando Adelita le pregunta cómo se llama, si Miguelito que ya sate inglés, le dice sabe cantar. Adelita, alma cristalina. Good bye. Lecciones que pueden comprende a los niños. Tres generaciones han libado el néctar en la flor loALICIA CASTRO ARGÜELLO aprenderse de los gatos zana de su buen saber. Hija de un ilusfre centroamericano, recibió una esme. San José, 1939. En toda casa debe haber un gato, no sólo por decoración o para coger ratones, sino porque el gato en esencia es medicinal para las personas irritables, Historias baladies cascarrabias y nerviosas. pesar de los esfuerzos que hacen Tenía más hambre el santo os doctores en los hospitales y los libros escritos para enseñar cómo debe descansar un enfermo, poquísimas perEnvío del autor sonas en este mundo entienden el arte del reposo. Pero observemos los gatos. Va por la calle suciedad, hedor, feal y viejos con el anchor de su mal puestas Cuando un gato opta por echarse a dad una anciana mendiga. No precisa caderas zigzagueantes.
descansar, él no solamente se acuesta verla mucho para saber que sufre toda sino que se esparrama, se riega en el suelo como si fuera agua. Al extremo clase de penas (si no lo fuera, y muy ¡La anciana mendiga!
iSan Antonio!
que viéndolo uno mismo, descansa. grande, ésta sola, que las resume todas: el hombre contemporáneo que anda. Quién tenía más hambre?
la pena de ser mendigo. lleno de inquietudes tontas desde la mañana hasta la noche y que se enfuEn dirección opuesta viene una dama San Antonio, el pobrecito mendigo rece ante las locuras del mundo mode rico traje y de pobre mal gusto en que va por la calle, todos los días, rederno, al contemplar la imperturbable el vestir. Se descubre alma plebeya en galando perdón por todos los pecados flema del gato de su casa, debe sentir cometidos por los ricos a cambio de una cuerpo mal formado.
que éste le hace la famosa pregunta sonante moneda de dos reales.
La mendiga le pide limosna a la rica emersoniana. qué tanta agitación, Tenía más hambre el santo. Lo demuespetrimetre?
señora. La rica señora no la vuelve ni tra esta verdad indiscutible: que la buena a ver.
WILLIAM LYON PHELPS Pasa pavorreal camino del nido donde señora, la cristianísima dama le dió li(Traducción y envío de Emilia Prieto. pondrá un huevo de vanidad apartando mosna al santo y no a la anciana mendiga.
viejos y niños con el anchor de sus mal FRANCISCO LUARCA puestas caderas zigzagueantes.
No lejos de la mendiga camina un Costa Rica, 17 de noviembre de 1939.
hombre astroso de mal simulada hipocresía, con un santo en un camarín.
Llorosamente le solicita limosna para San Antonio a la rica señora.
La señora saca orgullosa y ostentosaAbogado y Notario mente dos reales de la cartera.
OFICINA. Cuánto vale esa cartera, señora. 25 varas al Oeste de la Tesorería Más pavorreal, con más prisa de anunciar que ha puesto un huevo de vanidad y de la Junta de Protección Social se ha ganado cien indulgencias, la rica Teléfono 4184 Apartado 338 señora se pierde, siempre apartando niños Octavio Jiménez Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica