REPERTORIO AMERICANO 341 Canto a Santiago en Viví en la ciudad llena de flores y mujeres, en la ciudad viva de pájaros y fuentes; mi garganta saturada de bencina y de rosas en el globo de vidrio de mi juventud.
Pasé por las calles duras de años y de piedra, por donde pasaron millones de pies antes y pasarán millones y millones después.
Mi orgullo gritaba en horizontes futuros la gloria de celebrarte, oh, Santiago, de conservarte en mis versos viva y fuerte y de it contigo hacia el olvido, acaso.
Armado de mi sexo, mi locura y mi tedio, envuelto en la capa de la noche, seguía tu sombra en la silueta de las hembras, tu alma en los ojos de las vírgenes, tu voz en la música de las bocinas y los trenes.
Caia desde los balcones el rocio de las miradas, las sonrisas iban precediendo mis pasos, y en el agua trasparente de tus albas mis alegrías perseguían a tus pájaros.
Mis labios guardan frescura de tus parques, de tus parques azules de polvo y luna, admirativamente puntuados de gendarmes, tálamos no cómodos de costureras y estudiantes Oh, el paso por tus calles llenas de movimiento, con miles de mujeres sensuales y distintas, oh, el imán de sus ojos, la atracción de sus cuerpos, sus gestos, sus vestidos, sus dientes, sus cabellos!
Degollé las pupilas de mis novias, entonces, uñas que nunca hirieron fueron garras de tigre, la leche de los senos, alcohol encendido, sungre de los crepúsculos sobre las cabelleras.
Virgen del San Cristóbal entre el lodo y el cielo, suavizando la roca y humanizando el éter, por ti se hizo remoto e imposible mi vuelo, por ti fueron mis brazos las alas de mis sueños.
Tan lejos de las olas, tan cerca de la nieve. divisaste en las noches los ojos de los buques. alumbraste el camino de aviadores perdidos?
įvertieron llanto casto tus pupilas de piedra?
En el laberinto de las grandes ciudades, desde Moscow de acero hasta Madrid de fuego, desde New York hasta San Francisco, y desde aquí hasta Río y Buenos Aires; o en el remanso de las otras, Mérida Yucatán, Santander o Sevilla, Clermont Ferran, Venecia, o en las pobres ciudades nunca en verso nombradas, con sus calles grises y sus humildes tejados llenos de pájaros que se olvidaron del canto, te he llevado, Santiago, en el recuerdo.
Te he llevado, limite y horizonte, sin rubor, en la entrega completa y heroica, y te llevo desnudo sobre todos mis actos floresta y cielo, nieve y resplandor de hoguera.
clama con acento de pasión elemental en el mismo poema: Toda la fuerza de esta vida mía queda en tus brazos cuando están ce.
rrados veces el verso de Isola Gómez tiene una densidad especiosa que viste la hondura psicológica como en el poema Te estoy queriendo con alma, que nos parece algo de lo más logrado de Verde Claro.
Para confirmar esta superación de Isola Gó.
mez su segundo libro hay muchedumbre de argumentos: omisión de lo anecdótico: más audacia en la imagen: más fluidez y sobriedad en el verso: depuración de calidades que traduce una aspiración clásicano en sentido académico ni cronológico clásico en esencia. Es decir: poesía desnuda, sobría, con la emoción directa de las cosas.
Poesía de siempre en verso con tuétano lírico y gracia moderna. Un ejemplo de Verde Claro. el caracol de escaleras sonaba acordeón de palo.
Isola Gómez aporta a la lírica americana un aliento de gloria vital. En sus temas predi.
lectos: el amor y la naturaleza, hay un arrebaco instintivo en que la feminidad logra una expresión de castidad en tránsito espiritual y el paisaje criollo es interpretado más allá de su manido cromatismo y animado de un efluvio sensual y feliz. El Imparcial. Guatemala, IX 39. La novela en Hispanoamérica (Viene de la pág. 344)
parte, la simpatía con que acoge a los inquietos novelistas del cuador actual, llegando a afirmar que de ahí salen las voces más auténticas, la más genuina actitud americana. a pesar de que cataloga implacablemente lo que él considera imperfecciones, vicios y manías, revelan en Torres Rioseco un perspicaz juez de la vida y el arte.
Lo original y novedoso de esta obra se refleja hasta en la acuñación de expresiones que, por lo felices, no sería raro que se generalizasen. Ahí tenemos, por ejemplo, mester de gauchería, mesticismo literario proveniente de mestizo) y novelas de choque y de lucha.
ARTURO TORRES RIOS ECO Poesía de Isola Gómez Desde Colmena a Verde Claro (Comentario de Flavio Herrera. Envío del autor. Guatemolo, 1939 La poesía de Isola Gómez que pinta un Siéntase la gracia ingenua de estos versos vuelo ascendente de Colmena a Verde Claro henchidos de poesía: nos sugiere la visión de un sol en el orto, des Luna que al pasar te acuerdas pojándose de un halo nebuloso para preci de mirar por mi ventana sarse y orear un panorama jovial de música y color como el de una égloga.
Ya en Colmena se advierte un caudal de Hay en esta poesía gracia elemental de selva ternura contenida y una aptitud de cantar la americana. Encanto sencillo como el del pája sensación como cuando en el poema Invitaro dando el trino del alba. Verbo ingenuo y ción al amor define la caricia como la anfácil con dulce balbuceo como el de los niños. torcha que ilumina el día y en el poema Poesía fresca que fluye de vena auténtica, Atame en que sentimos una reminiscencia sin la tortura del concepto ni el subterfugio de de la Ibarborou de La Hora; sin embargo, Iso.
la rima.
la rescata pronto su originalidad cuando exLa otra obra reciente de Torres Ríoseco a que se ha hecho referencia es una antología de la prosa y la poesía hispanoamericanas, destinada especialmente para la enseñanza del español en los colegios y universidades de los Estados Unidos, país en el cual reside el autor desde hace veinte años. Novelistas, cuentistas, ensayistas y poetas están representados en este primoroso volumen de trozos selectos. Hay notas críticas, biográficas y bibliográficas y un glosario de americanismos. Novelistas: Fernández de Lizardi, Blest Gana, Isaacs, Acevedo Díaz, Reyles, Azuela, Larreta, Arguedas, Gálvez, Barrios, Lynch, Prado, Guiraldes y Rivera. Cuentistas: Palma, Quiroga, Ventura García Calderón y Arévalo Martínez. Ensayistas: Sarmiento, Montalvo, Rodó, Alfonso Reyes. Poetas: Ercilla, Sor Juana, Heredia, Acuña, José Hernández, Martí, Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva, Darío, Urbina, Nervo, González Martínez, Valencia, Chocano, Lugones, Herrera y Reissig, Pezoa Velis, Banchs, López Velarde, Rafael Alberto Arrieta, Capdevilla, Agustini, Mistral e Ibarbourou.
FRANCISCO AGUILERA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica