REPERTORIO AMERICANO 179 fuera a perderse, buscó como con chan al viento la fiesta de sus ban Sevillano Gutierre de Cetina pa ga al sol, como flor de gracia, el venía a su vistosa condición de in deras, en cuyos pliegues campea la dre del madrigal castellano o de ingenio de París. La sapiencia addiano un escudero que aprove corona mural, sobre gules y campo aquel Cristóbal Castillejo que le quiere en Montmartre encantos y chara y bebiera toda aquella que le de plata: blasón de la ciudad cesá arrancó a las canteras del idioma sus hechizos de mujer hermosa, abunda sobraba y se le derramaba por la co rea. Ante los ojos de don Gonzalo más alegres y vistosos materiales pa en ardides sutiles, en añagazas y espa del alma. Acordose de un tal se cumple el milagro de la fuerza ra escribir el Sermón de Amores; o tratagemas que dibujan en los rosAntón Ledesma que había sido cria. hidráulica que alimenta la industria de Fernando de Herrera, el Divino, tros la breve línea de una sonrisa, do de su padre y a quien desde su de París a mediados del siglo XVI. tan conceptuoso como erudito. Toen argumentaciones enunciadas en niñez habíale cobrado afecto por ser Sobre ambas riberas se alzan molinos do lo cual no quiere decir que nues. un latín muelle y sensual que cobra el Ledesma pupilo de buen natural de aspas gigantescas, ruedas monstro indiano tuviese en poco la noble musicalidades de flauta y salterio y espíritu diligente y resolvió hatruosas, máquinas que hacen girar profesión de las letras, ni menos en las inflexiones sonoras de sus gecerlo su hombre de servidumbre y en el aire sus cien palas como los aún que desdeñase el trato y comer nitivos plurales en el ritmo contuncompañía. Era éste un bragazas, cien brazos del gigante Briareo y cio con letrados y filósofos, con eru. dente de sus cláusulas absolutas.
con ribetes de pícaro, gran sabidor que, luego, se hunden en la corrien ditos y poetas, que por entonces de malicias y su nombre apenas si te para absorber la energía creadora los había muy razonables y en a Los dos caballeros lo citan las crónicas que tienen del agua y transmitirla en unáni bundancia, bajo los tejados de Pamás trazas de leyenda que de relato rís.
Cuando llegó a París don Gonme impulso a los arcaduces que veraz. Su sombra de Sancho se hunDon Gonzalo se detiene una tar zalo Jiménez, Iñigo de Recalde, su manan entre un gemir de tornos de en el olvido, tan pronto como cansados, a las almazaras de la tode en el Pont du Change. Contem hermano en la aventura y en el aparece en el tinglado de la historia.
riesgo, acababa de hacer votos perrre de Nestle, a los pesados marti pla desde allí a la ciudad agitada y En compañía de él llegó don Gon dlos de la Casa de la Moneda y a los confusa. Al sur del Sena, se levanta petuos en la capilla de Santa Bárzalo Jiménez de Quesada a las puer potentes hornos en donde se fun la coļina espiritual de Santa Geno bara que coronaba la cumbre de tas de París, en una tarde del mes den las matrices en que Cellini moveva sobre la gran esplanada de Pa Montmartre. En aquel entonces el He mayo de 1542.
rís. Por sus viñedos vaga aún la delaba sus medallas ilustres.
milite de Zaragoza y Calvino beEntre tanto, su Serenísima MaParís vive de su río y alimenta sombra de Abelardo mútilo e in bían en las fuentes de aquella ciujestad don Francisco ha celebrado dadela sagrada de la sabiduría de sus secretas arterias con los despo fortunado en el amor discurrienuna tregua con el Emperador Car pojos de aquel rey fluvial, laboriodo en compañía de sus discípulos la misma agua de las verdades eterlos y no ve con malos ojos, para so y patricio. Del tronco de su coacerca de las verdades socráticas, nas. Para nosotros, situados en pers.
los fines futuros de su política amrriente se desprende como una rama abriéndole por vez primera al mun pectiva de lejanía histórica, no es biciosa, el que gentes de España pa el arroyo de Bievre, serpentino y do las puertas de la dialéctica esco difícil imaginar un fugaz encuensen a Francia. El mismo rey flamen. pestilente, que se escurre por entre lástica. Como una réplica ardiente y tro entre el vasco y el granadino en co pide que se le deje penetrar al paredones musgosos y bajo las clatumultuosa se escucha todavía en la regalada umbría de un huerto territorio galo, en són de paz, para ravoyas de las tenerías. Su agua, la eminencia de aquella cumbre de monástico o bajo arcada de puncombatir al infiel y a los sostenedo después de hacer ella misma una rila sabiduría la voz mística de Ber to de un claustro secular. La emores de le reforma en Alemania que tual ablución de manos, se convierte nardo de Claraval que combate con ción supliría las palabras y lo que traían en graves aprietos la estabino acertaban a decir los labios lo dien hilandera para tejer los tapices saña las doctrinas de Abelardo.
lidad de su corona. Coincide el arriFrente a Santa Genoveva y a! rían con sobra de elocuencia los suntuosos y el toison de oro de los bo de nuestro Adelantado con un gobelinos.
norte de París, emerge la mole tier ojos de aquellos dos gitanos de la renacimiento de las letras y de las na y redonda de Montmartre, pin España mística y guerrera. Hablaartes en París y con el advenimiento Andanzas de nuestro caba toresca y bulliciosa, decorada de mo rían del reino de Dios en las Indias de nuevas formas de vida que con llero las calles de nasterios y abadías, de molinos y por occidentales, de los primeros márvierten a la capital de Francia en Paris tabernas y llega hasta allí el influ tires del cristianismo en tierras del una rumorosa colmena de la sabidujo ideal de la montaña de Santa Ge Nuevo Reino de Granada y ambos Si algún día hemos de alabar a noveva. Aún se percibe en ella el unirían sus alabanzas para ensalespacio las muchas virtudes que eco de las disputas entre nominalis zar la memoria de aquel protector El Sena, Rey de Paris adornaron a nuestro Mariscal y Re. tas y realistas, tomistas y escotistas de los indios, cuya fama ya se exgidor, ciertamente que no nos he y no estará lejano el día en que este El Sena, como en las aguas fuertendía por el orbe católico. Alaban.
tes de Israel Silvestre, se riza de vemos de detener en ponderar aquellas paisaje de suaves eminencias se ha zas que se harían tibias en los laque rezan y tocan con la afición de conmover con las polémicas ar bios del vizcaitarra, cuando por boleros cargados con los bermejos vi que demostrara él por el cultivo de dientes de jesuitas y jansenistas. Des ca de don Gonzalo se enterara de nos de Borgoña, de barcazas bru las letras humanas y divinas. Sus mi de los albores de la Universidad de que Fray Bartolomé era de la Ormadas de la rubia provisión del triramientos con el idioma y el estilo París, el ambiente que se respira den de Predicadores e hijo de Sango segado en los campos de Brie.
no fueron sobradamente generosos. en Montmartre es distinto del que to Domingo de Guzmán. No pode falúas que se deslizan ligeras lle. No parece que fatigara mucho su se difunde por las demás zonas esdría el de Recalde disimular un vivando a la ciudad el albo vellón de los corderos de la Champagne, de juicio, ni aprovechara mucho de su pirituales del más hermoso desier saje de desprecio y bajando los ojos memoria, ni adelgazara mucho su to del mundo. que dijera Delteil. invocaría su sombra, bajo la futubarquillas que vienen de Amiens pluma, ni puliera mucho su lengua, No pulula en él, ni el sofisma vo ra advocación de San Ignacio de la ciudad que un día fué como la ni aún usara mucho de elegancia luptuoso, ni la ascética rígida, ni la Loyola; porque el vasco tozudo Venecia de Francia, hábil como la princesa Adriática en el trabajo del al escribir aquellos famosos Ratos filosofía imperativa que congela los nunca creyó en nadie que no fuede Suesca que tan ingrato albur co. labios de los doctores de los cole se él, el primer jesuita del mundo.
oro, del vidrio, de la piedra, del rrieron. Al leer las raras páginas que gios de Navarra, de Reims, de MerDesde su mirador del Ponte du marfil y como la egipcia en tejer de su Compendio Historial han so ci, de Karembert o de Haricourt Change divisa Don Gonzalo la cael lino y delicada como las hijas de brevivido se resiste el ánimo a creer Judea para unir los diferentes coloEn las controversias que tienen por lle de Coupe Gueule, severa y ancha que don Gonzalo hubiera sido con palenque la colina que santificara como un camino de Castilla. En res de su lanas de frágiles navi temporáneo del idílico Garcilaso de celas que remontan la corriente con con su sangre San Dionisio y com uno de sus ángulos levanta la Sorlas Elegías y de las Eglogas; o del pañeros mártires, se abre y desplie bona su mole doctoral bañada suasu alegre cargamento de canciones, vemente por una luz opaca y por risas, blasfemias, mnjeres y juglares un grave tinte de silencio que habla que riman peras y trubanerías en al mundo del taciturno trabajo de la lengua de Nuestro Padre Fran.
los hombres que vigilan en su inte.
cois Villón que está en los infierrior, oscuros soldados de la ciencia.
nos. Sobre las aguas del Sena nada ofrece a usted sus servicios profesionales En aquel ambiente de paz sólo se hay que recuerde a Don Gonzalo sus oye el lento andar de las primepasadas desventuras en el río granMedicina General ras imprentas y el trazo fino de las de de la Magdalena, cuando la fieplumas de los copistas sobre el debre le encendía la sangre y poblaba la manigua de sombras sangrientas voto pergamino de las biblias y de los antifonarios. No lejos de allí se y de gritos de guazabara.
alarga y quiebra en recodos de inHidalgo y escudero suben por las tima calma la calle de Saint Jacaguas del Sena en un bajel de proa San José de Costa Rica. Teléfono 3754 De a p. previa cita flordelisada y con tres palos que eques con sus tiendas de impresores y pendolistas, de panfletarios y liría.
Dr. García Carrillo Corazón y Aparato Circulatorio Electrocardiografía Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica