146 REPERTORIO AMERICANO tente, a Puede venir después lo ornamental Cézanne realiza esa obra fran.
y hasta lo barroco, pero antes hay ciscana, recorriendo con sayal de que hallar la estructura. Sin ella to eremita el camino de su humildo ornamento es deleznable. así dad. Por eso interesa el hombre que encarna en este artista la sencillez que hay dentro del artista. Cuando el opone al boato superfluo, e impo momento es más difícil, cuando haa la mentira fastidiosa de bía que tirar a puntapies los ídoquien le vendió el alma al diablo. los del cómodo e inmerecido peEl salva su intimo sentir ante la destal, poniendo prueba la setentación mefistofélica y huye sin guridad en sí mismo, se decide a hacer ruido, protegiendo con su ma. trabajar tenazmente el material sano de hombre auténtico, la llamita grado de su convicción, para ende la conciencia para que no la apa tregar en la obra realizada las goguen los vientos encontrados. Des tas esenciales de su espíritu. pode Aix, ella alumbrará el sendero ne todos los días de su vida, con de todo un siglo.
disciplina de artesano, al servicio de Servicio eficaz le hace a la hu ese trabajo. Con él vuelve a demanidad quien hunde heroicamente mostrar, como un Greco o un Goya, la estaca de olivo de ignea punta que el arte no es rincón de privi.
en el ojo ciclópeo de Polifemo. legiados, sino campo abierto de alPor Cézanne podemos hablar de mas libres.
Nuevecentismo como de CuatroPorque no es un farsante tiene centismo. esta observación de la agilidad, favorablemente sintoHartamman viene al caso: El es mática, de no empeñarse en que tilo del renacimiento, reducido a lo tomen en serio, siendo por exformas claras y precisas, permitía a plicable paradoja, lo más serio que los artistas de pobre fantasía com surgía en su tiempo. Pero es que petir con los grandes maestros. su seriedad no era la de los bobiEse es el punto. Una especie de nos, ni la de los cadáveres, ni la de democratización del arte. La con los necios. Era esa seriedad que da quista de un sagrado derecho a crear. un sereno vivir abstraído como la Que la mentecatez convencional no santa de Avila, con aquella gracia ahogue el espíritu con sus letras conmovedora que provoca la celesmuertas. Formular el consuelo teo tial sonrisa de los ángeles góticos.
lógico de que todos somos hijos de volviendo al principio: Su Dios. de ese Dios magnánimo y obra es el trasunto de su vida.
misericordioso al que vuelven hos Maestro en un doble aspecto: Actil e inaccesible los sacerdotes ve titud ejemplar ante el destino y nales, los académicos y los farsan proyección fecunda de la verdad tes.
íntima.
de los demás, equivocándolos sobre su propio destino; ni transforma, ni dirige. Por la acción la vida del hombre vocación, espíritu logra conquistar su auténtico sentido y valor. El esfuerzo justo vuelve a nosotros exaltándonos, llega a nuestra conciencia como medida objetiva de nuestro poder. si esa fuerza ha sido ordenada con la medida de nuestro espíritu, llena de la moral de nuestra vocación, sólo dentro de la vocación se produce el acto moral, el mundo en derredor queda como transformado, elevado a un nuevo plano de alegría, de fe; la vida ha ganado un paso en el progreso esencial hacia la felicidad. Como dice Bufano. Si todos los hombres nos empeñáramos en ser lo que debemos ser, los destinos del mundo serían muy superiores. Una sola palabra, un objeto humilde, un simple sonido creados por la vocación, están como rodeados de un halo que los ilumina desde dentro y suscita en el espíritu que les recibe, no la fría respuesta, ni la pregunta del precio o del uso, sino estremecimiento de estar delante de la fuerza divina desatada.
Mas ¿cómo saber cuál es la nuestra. Este es el punto crucial del problema. La pregunta fué planteada ante nosotros muchas veces por jóvenes a quienes sobrecogió en la puerta de la universidad la duda sobre su propio poder. En efecto, nuestros Liceos son apenas boticas en que se despacha la receta mal preparada y peor dicha de una falsa cultura general de ciencias y letras. esto es a lo que hemos dado en llamar Humanidades. Pero ahí del conocimiento de sí mismo, de la afirmación y fe en la potencia creadora del hombre, del encuentro con la felicidad en la plena realización del ser, de la cultura como poder formativo; de la explicación, práctica y goce de la libertad, de la justicia y del control de sí mismo. o disciplina. como imperativos morales del alma humana, de todo eso que es raíz y fin del eterno humanismo, no se sabe, y lo que es peor, no se quiere saber nada. de este modo, la máquina burocrática de escuelas, liceos y universidad ¿qué nos entrega sino un Homúnculus. un hombrecillo? He aquí al hombre sintético de una moderna y espantosa industria germana que de las manos del caricaturesco Wagner goethiano se escapa hacia la vida inferior, hacia el negativo poder de Mefisto, malabarista de la materia, llámese materia a todo señuelo de goce, lucro o poder. en cuyas manos, si Fausto está a punto de perder su alma. qué mucho que el hombrecillo halle su fin y Wagner su gloria?
Bufano se fija en la muerte de sí mismo que es traicionar la vocación, desenvolviendo palabras de Erasmo. Consideremos ahora el daño que la acción sin el espíritu realiza en torno. Pensemos en el que un maestro ruin, sin vocación, hace al alma dispuesta de los niños, si la tarea de la escuela es cultivo y expansión del alma; que no la tiene en los días que corren. Porque, en verdad que este nuevo y antiguo, platoniano, sentido de la vida del espíritu, se abre paso difícilmente y el oficialismo escolar se resiste a él, primero, porque trastorna la rutina de escuela y maestro, y segundo, porque estimula a la acción de significado social Tócale hoy al maestro una tarea indigna: ambular en derredor, extraño totalmente al alma del discípulo, que en lengua escolar llámase alumno. con mucha razón, pues aquel término envuelve un significado moral, creador de destinos, de vocaciones, y éste, por el contrario, encierra el de alimento que suele ser indigestión para toda la vida, que un tutor oficial reparte a unos niños cuya autenticidad vital de individuos no interesa. Maestro que se asocie a los alumnos para buscar; maestro que esté en continua función de estímulo al poder creador; maestro que proponga fines, investigue medios y métodos, que aconseje y aliente más que enseñar. eso que se llama enseñar, maestro fiel al espíritu, por vocación de magisterio, es harto difícil hallazgo.
Decimos, en segundo lugar, que esta dinámica noción del espíritu cuenta con el trabajo en sociedad y para ella. Pero nuestra escuela es libresca o, mejor, cuadernaria, como el agudo humor de Mario Sancho indica; verbalizadora, gramaticalista de todas las disciplinas, aplanadora de la acción original, de la personalidad fecunda. Y, por tanto, sin la estructura social y activa en que la intimidad del espíritu, la vocación, se extienda y abra; en que la conducta del niño adquiera sentido, conquiste la humanidad, tarea radical sin la cual no hay escuela; en que desenvuelva su persona creadora, función de los estímulos sociales del trabajo; en que, finalmente, tras un tanto magnifico, descubra y escoja su vocación de belleza. artista, desde el obrero al poeta, todos creadores, su vocación de Justicia, de Salud, de Santidad, de Enseñanza.
Regresa el hombre de una dramática aventura en que vió su destino roto en pedazos, aniquilado; el mundo catalogado en inmensos mu seos de ciencia especializada; el espíritu convertido en esquema inútil, abandonado en un rincón; el alma del individuo puesta a vender en todas las esquinas; y con ello, una nueva fe en la vida regresa. Ultimo acto de esa tragedia, el moderno choque entre la máquina fascista, y la fe y la vitalidad creadora del pueblo, la cultura y el futuro, sobre todo el futuro, unidos. No queda sino proclamar la estricta fe en el espíritu, porque sólo transitando sus difíciles caminos, vuelve el hombre a. ncontrar el ser que perdió, la vocación que fué traicionada, su verdadero sentido la qultura, y la vida su verdadero destino.
Fidelidad al espíritu (Marginalia al tema de Alfredo Bufano)
Por el Prof. ISAAC FELIPE, AZOFEIFA Envio del autor. Son José de Costa Rico, enero de 1939 Qué bien hace Alfredo Bufano lanzando, para los estudiantes de pedagogía, el grito de Píndaro: ser lo que somos. que no es otra cosa que invitar a los jóvenes a guardar fidelidad al espíritu, olvidado deber del hombre contemporáneo; aberración que quita a las tareas humanas su significado sacerdotal.
Fidelidad al espíritu vale y dice lo mismo que obedecer la vocación, pues ésta no es otra cosa que la intimidad del alma expresándose en actos. Pero aquí se trata de un concepto dinámico del espíritu, ya no contenido estático, frío, ya no trascendente poder que fataliza para un fin ultra terreno, o biológico o físico químico; ya no ente abstracto que planea a muchas leguas de nuestro cielo vital, visión extra humana sólo accesible al intelecto puro del filósofo. Trátase, más bien, ahora, de un dinámico, vital impulso creador, fuerza activa. imperativo categorico del individuo, intimo y funcional resorte del acto, que no sólo establece unidad en la cultura, sino que llena de sentido y deberes la vida del hombre.
Aquella vaga invitación a vivir para el espíritu, sugiriendo una posesión contemplativa de su esencia, no conduce sino a un espiritualismo estéril, a una suerte de engaño del alma, a un egoísmo o voluntad de aislamiento orgulloso que inutiliza al hombre y le hace traidor a su propia tarea, a su vocación, que es actividad continuada y disciplina de la conducta; que obliga al hombre a la vigilia creadora, le pone espuela de progreso y le limita para el deber vital y plenitud de realizarse.
De ineptos espiritualistas está nuestra América fatigada; de obras truncas llena; de acciones desordenadas y desmedidas personalidades que dispersan sus fuerzas sin alcanzar forma y vigencia, porque suele traicionarse la vocación en el fácil acceso de prebendas y canonjías.
La acción es, eminentemente, influencia sobre las cosas o las personas, tiende a trar trlas, a dirigirlas. La acción sin vocación es estéril si no dañosa. No sólo muerte del alma propia; destruye la alegría Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica