250 REPERTORIO AMERICANO miento. Quién era este señor Sarmiento que las gentes recordaban a menudo y de quien solinn relatar algunas anécdotas interesantes?
Sólo mucho más tarde, hecho ya todo un liceano, vino el niño Aguirre a darse cuenta de que se trataba nada menos que de ilustre eiudadano don Domingo Faustino Sarmiento, cuyo nombre podia leerse en la tapa del primer silabario que cayó en sus manos; tribuno y periodista, perseguido por la tirania entronizada en el gobierno de su patria, habia buscado asilo entre nosotros, que no se lo negamos. la tradición que guarda el vecindario de Pocuro es que el futuro Presidente de la Nación Argentina no se limitó a vivir alli de cualquier manera, de la misericordia o del favor ajeno, sino que compartió sus actividades entre el comercio de menestras y la enseñanza particular en el mostrador vendia, y en la trastienda hacia clases.
La personalidad del genial proserito fué una de las grandes admiraciones infantiles de don Pedro Aguirre Cerda. Admiró asimismo, y quiso, finalmente, a sus maestros de primeras y segundas letras. es que, como hemos de dejarlo ver a lo largo de este estudio biográfico, su más antigua y decidida vocación fue en el la de educador Recuerdos de su infancia. Soy de raza de agricultores nos ha dicho, ya hombre maduro, don Pedro Aguirre Cerda, sin poder disimular su puntillo de or gullo, en el fondo de su emoción evocativny eso lo saben ya no sólo mis paisanos de Aconcagua, sino todos cuantos me han oido tocar este tema en conversación privada o pública, o han leido mis libros. Naci en el campo y sigo fiel a mi primer amor, que es el de la tierra. Mi pueblo natal casi no figura en las geogra.
fias descriptivas corrientes, y es apenas un puntito insignificante en los mapas de Chile: Pocuro, en Calle Larga de Santa Rosa de Los Andes; allí abri los ojos a la luz, en el fondo de aquel valle próximo a la cordillera, que es indudablemente, uno de los más hermosos parajes de la cuenca de Aconcagua. Aun veo el paisaje familiar a mi primera infancia; los cetros de faldeos boscosos, el cajón del río en donde verdeguean siembras y Potreros enmarcados de sauces y alamedas, los huertos que ya en agosto comenzaban a lucir su floración de rosa y de lila, los viñedos, las sementeras de trigo y de maiz que se nos brindaba gentilmente en los alegres meses de verano. Hay muchas cosas, ideas, aspiraciones, aficiones, de las que uno se apropia o que de uno se apropian, por reflexión y convencimiento: el amor al campo, a la tierra, mi admiración por el trabajo agricola, mi fe en su fuerza económica, yo los llevo en el alma, y puede decirse que nacieron conmigo.
No es sorprendente, pero es simpático este rasgo. lo ha probado no sólo hablando y escribiendo, sino en el terreno de las realidades, don Pedro Aguirre Cerda. El predio de Pocuro, en los aledaños de Los Andes, es un anticipo de la viña Conchali, a las puertas de Santiago.
Parodiando a Freud y a los de su escuela, podríamos aludir, algo pedantescamente, al complejo de Cincinato y referirnos a un Abraham Lincoln que, antes de ser abogado y politico, fué leñador; oa un Lebrun, de quien se dice que, para comunicarle que era Presidente de Francia, hubieron de ir a bus.
carlo a la propiedad rural en que trabajaba, lejos de París y de los Campos Eliseos.
Pero no hay manera de ser pedante ante un modelo como este buen don Pedro Aguirre Cerda, de quien los macucos de la politica criolla, poniendo en la frase un tonilla intencionado, dicen que sabe mucho. De saber se trata, no de aparentarlo. don Pedro, que nunca ha alardeado de belleza fisica, tampoco ha incurrido en la vulgaridad, tan chilena y por lo general tan provechosa, de querer pasar a la historia en calidad de tonto grave. Gracias a Dios, é!
conserva desde sus tiempos de profesor y catedrático la apostura y la influencia verbal del hombre acostumbrado a enseñar; pero de sus dias de escolar y de universitario, conserva algo que nos resulta aún más grato y atrayente: la sonrisa, la sonrisa, que no es, en la fisonomía abierta, un tic de politico profesional, un gesto estereotipado como una frase hecha sino la expresión de la bondad, la inteligencia y la amplitud de espiritu sos, se conseguia hacer el viajecito a caballo: algo extraordinario, que, por lo tanto, se cele braba como un triunfo. como no era posible pensar en volver a casa a mediodía para los efectos de almuerzo, ya por entonces, él lo mismo que sus hermanos, tuvo que entrar a trabar conocimiento con una mesa de pensionistas. No duda él que más tarde haya paladeado manjares más exquisitos; pero está seguro también de que nunca les ha hecho con mayor entusiasmo los honores a sus platos cotidianos. Recordando aquellos días, don Pedro insiste en su predilección por la cocina criolla.
Eran los tiempos de los clásicos remates generalizados a la sazón en todo Chile y ya pertenecientes a la historia.
Especie de repasos violentos de todas las materias enseñadas en el año, y en especial de las de alti semana, efectuabanse los dias sábados, y en ellos el guante, manejado por los propios alumnos, çampaba por sus respe.
tos. Cada niño podia ser la víctima o el verdugo de su propio compañero de banca. ay del que, por compasión, por amistad o por temor a algun acto de represalia extra escolar, se manifestase lerdo y tibio en el castigo! Esgrimido por el preceptor, el guante caia, en dosis doble y magistral, sobre aquella mano dema.
siado reacia a la disciplina tradicional. Terrible conflicto para la sensibilidad de un niño como Pedro Aguirre. Para colmo, su compañeTo habitual era de los potros de la clase. Qué hacer? Una sola cosa capaz de satisfacer a un tiempo a su conciencia y a la autoridad escolar: sacar del apuro a la presunta victima soplándole discretamente la respuesta.
Quien conozca en la intimidad a don Pedro Aguirre Cerda no podrá dudar de la efectividad de este rasgo. Lo mismo que en las aulas primarias, en las del Liceo, en las del Pedagógico, y en las de la Universidad, es seguro que la generosidad ingénita de su temperamento lo ha llevado a salvar a más de un compañero afligido, no ya con el soplo a hurtadillas del profesor, pero si con una indicación oportuna. igualmente en esas aulas para gente grande que son los pasillos y el hemiciclo de las Cá maras, donde el viejo guante del domine tiene su substituto en el ridiculo.
Afirma don Pedro Aguirre que no conserva sino gratas visiones de su paso por las dos escuelas de que fué alumno aventajado. debe de ser as, pues, ya emancipado de la tutela preceptoril, lejos de rehuir el trato de sus antiguos maestros, ha sido de ellos excelente amigo. No olvidará nunca nos ha dicho los ejercicios militares que se les hacía realizar en la Recuerda con emoción aquellas diarias cami.
natas de dos kilómetros y medio de ida y otros tantos de regreso; con frio y barro en el invierno, soplándose los sabañones de los dedos; con calor y polvareda en los días de fin de año, tercindo al hombre el bolsin con dibros y cocavi, repasando entre balbuceos la lección que habría de tomarle el bueno del rector Becerra, don José Maria Becerra, el preceptor como entonoes se decia en la escuela de Poeuro.
Llegó así el dia en que este establecimiento, demasiado elemental, no tuvo ya nada que enseñarles, y en que los hermanos Aguirre, junto con otros penecas de su edad, hubieron de pasar a la Escuela de Calle Larga, regentada por don Alejandro Escudero. De uno y de otro maestro guarda el hombre público los mejores recuerdos, como los guarda también de aquellos tiempos escolares, únicos en la vida, que tan donosamente ha sabido cantar Diego Dube Urrutia en sus Veinte Años. esto, a pesar de que faltaba todavía mucho para que se aboliese en nuestras escuelas el viejo régimen del guante y la palmeta. y a pesar, también, de que aquellos dos kilómetros y medio de mar cha a pie de los primeros tiempos eran ahora más de cuatro. veces, mediante hábiles recurJohn Keith Co.
La choza donde vivió Sarmiento Seguimos pues, pluma en mano, abocetando la silueta de este campesino hecho profesor y político.
Todos los días, y durante muchos años, nues.
tro escolar estuvo viendo, frente a la casa peterna, otra vivienda acaso de apariencia más modesta de la que oyó siempre decir que había sido ocupada, allá en época remota, por cierto hombre célebre argentino: el señor SarSan José, Costa Rica AGENTES REPRESENTANTES DE CASAS EXTRANJERAS Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfin SERVEL ELECTROLUX Plantas Eléctricas Portátiles ONAN Frasquería en general (Owens Illinois Glass Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rnad Inc. Maquinaria en general (James Motley, JOHN KEITH Socio Gerente RAMON RAMIREZ Socio Gerent Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica