Carmen Lyra

280 REPERTORIO AMERICANO Un libro por Maruja Castro Envío de la autora. Lo Habana, junio 23 de 1939 dres agotadas de hambre y trabajo y hermanitos tristes de hambre y precocidad?
Ella tenía la intuición del drama de los hombres (sus dibujos dolorosos lo dicen. Pero vestía de seda que crujía al moverse y adornaba su cabeza con flores. Por qué no echaste sus miradas tomadas en tus manos poco a poco sobre las muchachas de su edad, que ni se enteran de que los colores bri.
llan al sol. Por qué Francisco Zúñiga no extendió la fe que le tenía ella. Tengo fe en tu ternura y mi ternura. sobre la ardiente lucha colectiva por conseguir un mundo claro de júbilo y salud? No sé hasta donde serán distintos los suicidas al resto de los seres que padecen. Pero es innegable que to.
dos los que dan un salto voluntario de la vida a la muerte, es a ellos mismos adonde están mirando Así Maruja. Se entregaba a mirarse el pecho y encontraba que mil pájaros duros se lo habían lastimado en demasía.
Se hundía los ojos en las venas y las veía recorridas de llamas. los diez y nueve años, ya cantaba: Gota a gota, chorrean la ternura y la ausencia en la cuenca de piedra de los dias vacíos o. Qué somos, sino seres destruidos?
Maruja Castro Desde su querida Costa Rica, me vuelve a enviar un libro García Monge. Esta vez es un libro turbador, que trae despedidas amargas, versos dulces y dibujos de muhachas y niños con labios dolorosos. Estos niños y estas pensativas muchachas no nos recuerdan a la Laurencin, con sus palomas increíblemente finas y sus nudos de cintas anchas, posándose en los hombros y en los cuellos. Los niños de Maruja Castro van descalcitos o se asoman solos a noches como nidos de cuervos. Sus muchachas se pensarían desnudas, de tan pobres que vienen a los ojos y hasta cuando traen quizás sonrisas, parece que van, de un momento a otro, a romper a llorar.
Un bello libro. Con sus pálidas grandes páginas y su papel brillante, cae en los dedos como una verdadera flor de otoño, de esas que crecen donde no sabemos en lagos sin pájaros de agua ni cielos de hojas verdes, Da emoción, simplemente recibir el regalo.
Pero una emoción de lejanía, entre la cual y nuestras manos se extienden nieblas densas. Al abrirlo, el libro entrega un rostro en pocas líneas (apenas en tres curvas los rizos y el escote en un ángulo agudo. Maruja dibujada por Maruja, en una obstinación extraña de oponerse ella misma a su ol.
vido.
Después viene la nota con tragedia: La vuelta a la tierra no tiene por qué ser la muerte de los artistas que aquí tan fácilmente ol.
vidamos. Queremos memoria para Maruja y estímulo para los que aún tienen futuro. Escribimos en este tomo (además de dar en él los trabajos de Maruja Castro. Carmen Lyra, Lilia Ramos, Francisco Amighetti, Arturo Echeverría, Alfonso Zeledón y Max Jiménez; con sentimiento eterno de amistad. Entonces. Vamos a oir a Carmen Lyra: Ahora Maruja Castro es de los sin sombra ya. que dijera Machado. Va en la pro.
cesión de fantasmas que vuelven a su tumba en esta hora, en que las primeras líneas del día subrayan el misterio y la angustia de la vida y de la muerte. escuchemos Ramos la amiga entrañable de Maruja. Cómo se procuró el libro Los Tres Suicidas de Stefan Zweig? Leyó horas y horas hasta sentir que su exaltación aumentaba por instantes: No pude dominar mi cólera cuando me quitaron el libro me decía. Com.
prendes mi dolor al separarme de él. Vivía en un exceso de tensión espiritual.
Tal vez un diario intimo hubiera sido su liberación. Adoptaba una actitud honrada e inteligente ante todo problema humano: el drama español le hería en su propia carne. Buscó el campo y un día de sol, como Kleist, para matarse. El efecto del veneno le impidió llegar al Campo de Güetar, sitio que había escogido para morir. En su última carta me decía: Lilia, me he quedado sin palabras.
Leído todo esto a la hora en que el silencio comienza a enfriarse al borde de la noche, causa un agolpamiento de pájaros Oscuros y fuertes contra el cuello. Se precisa a Maruja Castro, con sus 22 años tormentosos, arra índose fuera de la vida y se grita desesperadamente por una mano que la hubiera asido a los problemas de la humanidad que le interesaban a su espíritu. Lilia Ramos dice que an aba que declamaba con los ojos húmedos mis cantos por los niños españoles. Por qué nadie canalizó hacia éstos todo el ardor que la abrasaba y la consumía? Quería a los niños. Sus dibujos de niños rezuman tal ternura sana y maternal que apenas se concibe que no se quedara entre los hombres, esperando la llegada de un hijo. Cómo tú, Lilia Ramos, su amiga y mi amiga si quie.
res no pudiste desviar el curso de sus aguas hacia las cosas grandes de la vida. Cómo no conseguiste tú, su amiga que mereciste su despedida última. ponerle bien delante de los ojos el dolor de los hombres oprimidos y de las muchachas de su edad que tienen maMaruja se mató de ausencia. De ausencia de ella en las cosas más vitales del mundo De no levantar su ipresente! en la lucha por mejorarlo todo De no encontrar el camino para ir a poner su hombro fino y débil, junto al hombro de tierra del labriego, junto al hombro mal cubierto del pobre, junto al hom.
bro, desnudo y tierno, del niño que copiaban sus dibujos Sufro de haberla conocido así (sólo en sus versos de melancolía y en sus dibujos tristes. cuando es tarde para propiciarle el encuentro con las cosas que la hubieran salvado. Sufro y siento ternura por su vida y por su muerte, trágica y temprana Convierto su caso en ejemplo y musito dos líneas del poema que ella escribió para su hermana Flor (En la muerte de mi hermanita Flor. a Lilia Yo alisé sus cabellos delgaditos, que el último sudor humedecía EMMA PÉREZ Las telas de Max Jiménez Nos ha llegado este cuaderno: Dix Toiles públicas que, después de haber sacudido de Max Jiménez. Chez MM Bernheim Jeune el yugo político de una España decaden Cie. Editeurs Art. París VIIIe.
te, tratan de romper los lazos espitiSon ocho los cuadros, y no diez. Prologa tuales que las unen todavía a OccidenWaldemar George. Como si dijera en caste te. Qué quedará, en efecto, de la enllano: señanza de Pablo Picasso en las obras dt ¿Vendrá al caso evocar la epopeya del Max Jiménez? Max Jiménez alarga sus barroco ibérico, arte imperial, católico figuras. Hace de ellas idolos de miembros y romano, implantado antaño en Amé desmesurados y desproporcionados. Pero, rica por los Conquistadores y reabsoren tanto que las deformaciones de los bido por el medio étnico? Trajeados, pintores europeos continúan puramendisfrazados, maquillados de santos y de te arbitrarias, las suyas parecen dirigidas mártires cristianos, los viejos dioses de! por una oculta vocación del espíritu, por Olimpo tolteca, azteca y maya, no tur. una visión y por una voluntad de er daron en reaparecer en las fachadas de las presión artística que tienden hacia lo iglesias construidas por los invasores. La irreal y que se apartan del humanismo ley de sangre habia triunfado de una ciclásico. Jiménez está obsesionado por las vilización importada de una metrópoli formas colosales y estáticas de divinidaiejana. Tal vez asistiremos muy pronto des de que el arte precolombino nos proo! glorioso y terrible despertar de las Re porciona tantos ejemplos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica