Marx

REPERTORIO AMERICANO 143 a Erase una vez. Viene de la página final)
ven rápidamente, y mira a la niñera para que le por encima de Grischa, y el niño ve un hombre explique este fenómeno; pero ella no dice esta alto con botones relucientes.
boca es mía.
Con gran satisfacción suya ve que la niñera De repente óyese un fuerte pataleo, acércase se para, le da la mano al hombre y se quedan a paso lento un destacamento de soldados; tie conversando. La luz del sol, el ruido de los conen caras amenazadoras y palos en las manos. ches, los caballos, los botones relucientes, todo Grischa, aterrorizado, levanta los ojos hacia la es tan nuevo, extraordinario y hermoso, que Grisniñera para ver si el peligro es grande. Pero la cha está lleno de alegría y ríe.
niñera no corre ni llora. Esto quiere decir que. Vamos, vamos. grita tirando al hombre no hay tal peligro. Grischa sigue a los soldados alto por los faldones de su abrigo.
con los ojos y procura dar pasos lentos como. dónde? le pregunta el hombre.
ellos. Vamos. insiste Grischa.
Dos grandes gatos atraviesan la alameda; tie Quisiera decir que desearía coger de camino a nen hocicos largos, llevan la lengua fuera la mamá, papá y la gata; pero su lengua no lo cola levantada. Grischa cree que hay que se sabe articular.
guirles y corre detrás de ellos.
Al cabo de un rato la niñera se marcha de la. Para! grita rudamente la niñera, cogién alameda y entra en un gran patio lleno de nieve dole por los hombros. Dónde vas. Quién te y oscuro. El hombre de los botones relucientes ha permitido correr?
viene con ellos. Los tres atraviesan el patio y Pasan delante de una niñera que está sentada suben por una escalera negra. La puerta se abre con un cestito lleno de naranjas. Grischa cog y entran en un cuarto. Hay mucho humo; huele una y quiere seguir su camino.
a guisado. Una mujer frie algo en el hogar. Qué haces? exclama su compañera; le La cocinera y la niñera se abrazan, se sientan arranca la naranja y le da un golpe en las ma en un banco y hablan con el hombre. Grischa, nos.
envuelto en su ropa de pieles, se sofoca de calor. Estúpido. Por qué serápiensa, y mira el techo neAhora Grischa ve en el suelo un pedacito de gro, el hogar, las paredes oscuras.
cristal; lo cogería con gusto. El cristalito brilla. Ma a ma grita lloriqueando.
como la mariposa. Pero lo deja por temor de. Calla! chilla la niñera.
que vuelvan a pegarle.
La cocinera pone en la mesa una botella, tres. Hola. Qué tal? dice de pronto una voz copas y un gran pastel. Las dos mujeres y el hombre de los botones relucientes beben varias copas, brindan, cantan, y el hombre abraza una u otra de sus compañeras.
Grischa alarga la mano hacia el pastel y le dan un pedacito. Lo come, y sigue con los ojos la niñera, que bebe. Tiene sed. Dame. Dame! le pide.
La cocinera le da un sorbo de su copa. Siente algo que le abrasa la boca; abre los ojos desmesuradamente, mueve los brazos. La cocinera le contempla, riéndose.
De regreso a su casa, Grischa le cuenta a mamá, a las paredes, a la cama, dón ha estado y lo que ha visto. Habla más con las manos y la cara que con la lengua. Enseña como brilla el sol, cómo corren los caballos, qué hogar tan grande hay alli, qué temeroso está aquel cuarto y cómo bebe la cocinera.
De noche no puede dormir. Los soldados con sus palos, los grandes gatos, los caballos, el cesto de naranjas, el cristalito, los botones relucien tes, todo baila delante de él y le atormenta. Se revuelve de un lado a otro, habla y, por fin, empieza a llorar. Tiene calentura dice mamá tocándole la frente. de qué será. Hogar. llora Grischa. Hogar, vete. Seguramente ha comido demasiado declara mama. Grischa, rebosando de las impresiones de la vida nueva que acaba de conocer, recibe de mamá una cucharada llena de aceite de ricino.
ANTÓN CHEJOV Hostos y Albizu Campos (Viene de la página 136)
ni gobierna la conciencia sino en cuanto sus predo esclavo. hombres hambrientos de su misma ceptos se fundan en realidades naturales. Diría hambre de libertad luchan contra los opresores también, con estricto apego a la verdad de su y padecen en las mazmorras. Si él viviera, estapropia vida inmaculada: Mal predica quien ría en México, grecreando contra los verdugos mal vive, y mal vive quien mal piensa y de su Isla, o en una penitenciaría de los Estaquien mal dice. Toda su concepción ética dos Unidos; pero no en San Juan, celebrando está ahi. Pero los libros no son, en él y lado a lado de los invasores de su suelo el grito para él, sino desdoblamientos del hombre y la de Lares. Por qué, entonces, nosotros hemos vida. Su obra capital y egregia, por ello, es su de celebrar muerto lo que Hostos significó y vida misma, por sobre todas las demás prolonga representó, y en cambio lo condenamos, vivo?
ciones escritas de ella. Para Samuel Guy Inman, Pedro Albizu Campos, José Antonio Corretjer el de Problems in Pan Americanism, Hostos y la legión de bravos del Partido Nacionalista es uno de esos genios latinos, que son capaces de Puertorriqueño no cometen otro crimen sino el una enorme cantidad de trabajo en las más va que Hostos cometió durante toda su vida y, ciadas esferas. Rufino Blanco Fombona, el ge caído, le coronó de gloria.
neroso maestro de Venezuela, ha acuñado, en También de Albizu Campos háse dicho en frase redonda como un bolívar, el justo dicho de su Puerto Rico y allende el fastuoso litoral de su que Hostos se propuso enseñar a pensar al Con Puerto Rico, que es un santo. Como el Gandhi, tinente. Fue una especie de mago que quiso se graduó en la mejor Universidad de la Me.
componer, de acuerdo con norma inspirada y de trópoli soiuzgadora de su patria, conoce como arriba abajo, el mundo su mundo americano. nadie la cultura de sus victimarios y, de retorno enempezando por la ignominia de su Isla esclava, tre los suyos, puso su saber que a haberlo querisumando a su plan la redención de Cuba, abar do él hubiera producido riquezas materiales y pincando en seguida la suerte toda de su América gües obvenciones al servicio de la causa de su de habla hispana y rematando en trascendental pueblo, que es la misma a la que consagró la exisobjetivo regenerador de la conciencia del nuevo tencia Hostos.
orbe. Vivió cual predicó: pobre de franciscana Como Hostos, no tiene mácula y es pobre como pobreza, apostólico, inmaculado, inflexible, pro un anacoreta. Pertenece a la misma familia de fundo. En hondura y seriedad de pensamiento, Martí, Montalvo y Acosta. Lo más probable es no le aventaja nadie entre los grandes de Amé que jamás obtenga el poder y caiga un día, para rica. El mismo tono apagado de su exorbitante no levantarse más, sacrificado a ideal. Su ejercicio seña es de intensa calidad mocal. Na lejemplo es honra viva del Continente. Se hodie como él despreció y batió, allí donde le en menajea y se festeja a los Hostos y a los Albizu contró, al demagogo, al embaucador, al simula Campos muertos, pero vivos se les mete en la dor, al logrero, al pillo disfrazado de pensador cárcel y se les persigue y se les asesina! Tengo o de redentor. El sí que fue un redentor, un fifrente a mí un retrato del apóstol de Ponce que ilósofo metido a redentor. Para qué, si no, sirve hoy yace en la penitenciaría de Atlanta, en en el mundo la filosofía? Pensar ¿no es redimic? tanto el mundo prepara jubileo en honor de treinta y cinco años de su muerte, consagra Hostos, y el fulgor de esos ojos serenos y hondo santificado está en el corazón de su Conti dos que iluminan lesa cara que transmina toda mente. Su Puerto Rico, sin embargo, sigue sien misticismo de poseido, conmuéveme y traspásame al extremo de sentirme comprometido a arrancar de mí fuerza nueva para con ello revolver corazones y sacar en el puño, triunfador, el sueño doloroso de Albizu Campos.
Me aterra pensar en esa vida de sacrificio que todo lo tiene entregado a la fiebre del ideal. Me imagino a Marti, perseguido por Martinez Campos o Polavieja, hundido en una crujía, y mise.
rable, y enfermo, y mi raiz de hombre se me subleva toda y me dice que el deber y la honra están en acudir al lado del profeta, aunque ello me enajene desamores y ponga riesgos a mi paso. Contemplar fríamente la iniquidad es también una forma de cometerla. Campanas de Borinquen, campanas de San Juan, campanas de Ponce, campanas de Lares: Albizu Campos, hijo inusi.
tado de América, purga en atroz cautiverio, en tie.
cra extraña, el horrendo delito de ser leal a la causa de Hostos, y vuestro volteo que celebra el centena.
rio del natalicio del iluminado de Mavaguez ha de ser somatén de guerra, y proclama de pelea, y airado grito, y no fiesta cobarde en hora de due ilo ni turbia complicidad con el victimario ni voz confabulada para aplastar la justísima protesta y el dolor que estremece a los corazones! Hostos vivo y viviente y no muerto y bien pulverizado y reducido a mojama inerte de mero escritor, reside ahora en Atlanta, aherrojado entre barrotes de mazmorra, y allí quiero ir a buscarle para poner en su martirio, que cumple cien años también, efusión de fervorosa solidaridad.
su PIDALOS: Aníbal Ponce: Dos hombres: Marx, Fourier. 150 León Felipe: El payaso de las bofetades y el pescador de caña. 25 Con el Administrador del Repertorio Americano Calcule el dólar a 500 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica