Joaquín García MongeYolanda Oreamuno

REPERTORIO AMERICANO 283 nacido en una cama de hojas y bañado por la luz de la luna que se habrá metido por los claros del rancho pajizo podrá llegar a ser un grande hombre si cultiva su espíritu para comprender lo que significan Dios y la Patria, la justicia y la libertad, y si un día, viende que todo eso ha sido traicionado por otros hombres, se decide a defenderlo y a trabajar por ello y morir por ello.
Es muy curioso advertir cómo, gracias a García Flamenco, la libertad de Costa Rica se ha visto ya como en función estrecha con su Escuela. En los otros estados de Centro Amé.
rica, cuando pensamos en la escuela costarricense, nos ponemos a pensar en la libertad costarricense.
Ese detalle podrá ser un buen agüero, un grato augurio, una noble profecía. Querrá decir que esta escuela de Costa Rica va a realizar grandes obras y que hará de este rincón de Centro América como un semillero de grandes ideas y de generosas aspiraciones. ha de ser, y Dios quiere que así sea.
Hace como ochenta años pasó algo aqui que no debemos olvidar. Los centro americanos habíamos hecho pedazos a Centro América, y como una nación despedazada no puede vivir bien, Centro América, dividida en cinco pedazos, sufría grandes males. Centro América ya era un grupo de cinco pequeños estados.
Al norte, más allá de México, había una nación poderosa, pero que tenía, o mejor dicho, que llevaba en sus entrañas un grave mal: el mal de la esclavitud. sucedió que un día unos hombres de ese país decidieron hacer de Centro América un sitio en donde dejar a sus esclavos. Es decir, viendo a los centro americanos tan divididos y tan débiles, decidieron quitarles su patria y darla a sus esclavos.
Pero Centro América reaccionó, y luchó por su libertad, fue entonces cuando, bajo la dirección sabia de Mora, Costa Rica mandó sus soldados a defender la libertad de Centro América, que era la suya, y que será la suya siempre. entre las falanges de Costa Rica iba un soldado humilde que fue Juan Santa Maria y que realizó un acto heroico para gloria de Centro América.
Podemos decir nosotros que Marcelino García Flamenco, cuando luchaba por salvar las instituciones de Costa Rica, estaba sirviendo a Centro América entera, y otra sección de Centro América le devolvía a Juan a Costa Rica. la realidad es que el espíritu de García Flamenco está trabajando en Centro América.
Por eso estamos aquí, a dejarle flores, porque los centro americanos lo vemos como nuestro. tenemos mucha fe de que esta escuela de Costa Rica que da maestros como García Flamedico, dará frutos mejores mañana. La tea del grifo se convertirá en antorcha, y esa antorcha se pondrá en marcha, e irá a romper la media noche de Centro América.
hombre humilde que se hizo un gigante un día cualquiera en que se agachó sobre sí mismo, por oír la voz de su conciencia, y se agachó enseguida hacia la vida, y recogió la bandera de la libertad, que otros habían abandonado.
Por eso he dicho antes, y lo repetiré muchas veces más, que cualquier hombre se puede hacer inmortal; y que todo el secreto está en eso: en tener una fe, y darle los brazos, y el corazón, y el hambre, y el frío, y la desnudez, y la vida.
Así hizo este Maestro, y como a él, en gran parte, deben los niños de Costa Rica el ser respetados, el ser amados, el no ser manchados, el crecer en un ambiente de libertad, muy justo era que su sencillo monumento se confiase a los niños de Costa Rica, a la niñez de Costa Rica; es decir, a la Costa Rica que corre desde la eternidad hacia la eternidad, en vida. redactó la leyenda de ese monumento Joaquín García Monge. VIERA ALTAMIRANO Cuando el más pequeño recogió una bandera. Meditación posterior)
Cedros ya macizos y esbeltos; higuerones nemorosos; pinos que aman el viento con un extraño amor y que se deshacen en sollozos, apenas pasa el aire. Todo el paraje lleno de una frescura melancólica como de rincón en la campiña por donde corre un arroyo diciendo mensajes.
El sitio se llena de niños en el día, y por la noche, de parejas de enamorados. Los ninos van alli buscando el sol, las frondas, el aire, la alegria. Los enamorados, buscando la soledad y el silencio.
Ya la sombra de esos árboles. todo cubierto de musgo y envuelto en una placidez de templo antiguo, he podido ver el sencillo monumento, y en él la leyenda, que dice: po, aquel pequeño libro bello que se llama El Arroyo, de Eliseo Reclus, era libro de lectura para niños en las escuelas de Francia.
Libro de lectura, quizá por la prosa tersay clara de aquel gran demoledor de absurdos que extraía sus levaduras de las entrañas mismas de la Naturaleza; pero quizá también porque un niño no debe crecer sin ver una fuente; sin mirar correr el agua, sin sentir esa cosa viva del agua que corre, y sin mirar esa maravilla ingenua, a la luz de la palabra de un maestro.
Porque el niño que se coloca, él solo, frente a la Naturaleza, oye algo, mira algo. Pero cuando a su lado se coloca el Maestro, todo se ilumina de un súbito esplendor, de una claridad celeste, de una sonoridad matinal, y el Espíritu Santo hace nido en el alma del niño.
El último Max Jiménez. Viene de la página 281)
aparte, surge ante mi la conclusión a que he llegado y que, dado lo repetido de su aparición, sobre todo en los últimos tiempos no me dejará resquicio de duda salvadora. En Costa Rica es necesario morirse para recoger el reconocimiento póstumo de este pueblo desdeñoso y pasivo. O, caso de tenerse mucha impaciencia en la cosecha, basta convertirse en personificación de la academia fósil de otro tiempo, sin renovación vital de ninguna indole, para que el vaho tibio del agradecimiento nacional cubra como un incienso el pedestal de la viviente estatua consagrada. yendo de nuevo a Max Jiménez, se dirá que le he hecho el elogio y como hacérselo, sea éste justo o no se considera pecado, confieso el delito y sacudo de una vez por todas la pedante indiferencia que sí sería a mi juicio pequeña y cobarde.
Ya una vez le di a Max las gracias por un libro que me enviara haciéndole un comentario espontáneo. Repito el gesto, para él y en nombre de la modorra ciudadana, a fin de que le llegue un apretón de manos costarricenses con calor y sin mentiras hasta donde esté.
YOLANDA OREAMUNO Al Maestro Marcelino García Flamenco El Maesro a quien se dedicó ese sencillo monumeno, y donde se supone que habrá siempre agua que corre como la vida, fue un En la ciudad de Nueva York consigue usted este semanario con STECHERT Co.
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Corfiado, el 18 de julio de 926, al cariño y custodia de los niños de Costa Rica: a su grofitud, que no olvida: a :u honor, que es decoro; a eu amor de Justicia y Libertad.
biere: supremos sin los que no hoy Patria digna de al nomb e.
John Keith Co.
Se consagró al Maestro, una fuente. se confió esa fuente a la Niñez.
Porque suponemos que la niñez es avidez, es ansia, es sed, es cosa que está creciendo y que necesita el agua, y lo que corre, y lo que Mega siempre nuevo, y lo que es medio de unionés vitales, y lo que da la idea cabal de la Vida, que es fuir.
Cuando de niño, yo, que me entraba en lo más apacible y silencioso y hondo de la selva, por las márgenes de los ríos, viendo las garzas, tan silenciosos, senti la grandeza vasta del silencio y más de una vez oí fluir algo que no era el agua, ni el viento, ni nada material: oí fluir la Vida.
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