Enrique Espinoza

118 REPERTORIO AMERICANO Es un trabajador paciente que aclara todas las dudas, que gasta el error y pule la ver.
dad.
Pero también es un charlatán de marca que revela todos los secretos.
Brujo que realiza metamorfosis admirables, como la de hacer que la Juventud, que es mu.
chacha risueña, fresca y llena de ilusiones, se convierta en vieja demacrada, regañona y fea.
Famoso lingüista, conoce todos los idiomas, y al que le tiene ojeriza lo mata, como al latín, cuyo cadáver lo ha echado a las puer.
tas de la iglesia.
Médico que cura los dolores más vivos del corazón y extingue los odios más profundos y encarnizados.
Andarín sin rival, nadie ni nada lo detie.
ne en su carrera. Para Alejandro Magno hubo el Indo que no lo pasó; para Varo el Eufrates; para Craso el Rin; para Atila las puertas de Roma; para Napoleon Waterloo; pe.
ro el tiempo salva todos los obstáculos imaginables.
Genio destructor, pasa por el mundo sembrando ruinas y demoliendo las obras que quiere eternizar el orgullo humano.
Sin embargo es sujeto de agua y lana, y se presta para todo y a todos; de ahí es que unos lo ocupan para grandes cosas y otros para fruslerías y hasta para iniquidades. a todo un personaje como éste le ha puesto en venta un fondista chino, por el insignificante precio de dos reales!
Los yanquis sostienen que time is money; pero si el tiempo es plata, no debe ser una bicoca como la de veinte centavos.
El mal mirado hijo del celeste imperio con su inscripción ha dado un tapaboca solemne a Séneca que escribió esta máxima: el tiempo no tiene precio. y especialmente a San Bernardino de Sena que llegó a decir: Tempus tantum valet quantum Deus; de manera que el tiempo según el Santo Doctor, vale tanto como Dios, y según el fondista vale tanto como dos reales.
Es pequeña la diferencia que hay entre ellos. Como buen hijo de Confucio, ha despreciado la Santa Biblia, y es lástima que no se le pueda excomulgar. El Eclesiastés, dice: Hijo, conserva el tiempo. y este hijo no quiere ser el dueño de la mencionada fonda, porque en vez de conservarlo, lo vende y en un vilisimo y despreciable precio.
Escalígero acostumbraba decir: Mi tiempo es mi riqueza. si nuestro hombre de Alajuela opinara del mismo modo, sería un Rothschild.
Mas al fin y a la postre, cada uno tiene su opinión. Para los trabajadores activos el tiempo tiene alas y vuela; para los presos de la cárcel es lento y anda con pies de plomo, pues para el fondista es mercancía que debe expenderse muy barata.
Peor sería que lo perdiera por completo, como hacen los ociosos de profesión.
Hasta aquí habíamos llegado con este pasatiempo, cuando se nos dice que el chino de la fonda no vende el tiempo de que hablaron Séneca, San Bernardino, la Biblia, Escaligero y otros, sino del almuerzo y la merienda, ca.
da uno de los cuales se llama, entre nosotros, un tiempo.
Si esto es así, dese por nulo todo lo dicho y procure el dueño del rótulo rebajar el precio y vender el tiempo por diez centavos. aun esto es caro todavía. Con lo que concluimos esta charla dominguera, para no tener que mentar, otra vez, la largura de Don Cérvulo, aunque, a decir verdad, va tan corta como una de las piernas de Chente. 15 de noviembre de 1885. La Ley de Aduanas porque es necesario que se sepa, que en El Ecuador la sal está estancada como la pólvora, la sal que es el azúcar del pobre y un artículo de primera necesidad. Pero qué les importa esto a los conservadores, y el día me.
nos pensado han de estancar el agua y el aire, como abogan por el estancamiento de las ideas de progreso.
En cambio, no pagarán derechos los artículos que se introduzcan para el servicio de las Omisión lamentable Buenos Aires, Dic. 20 1938.
Mi querido García Monge: Cada vez que vienen noticias de la República del Corazón de Jesús que, como todos saben, es el Ecuador, nos informamos de que el Presidente Don José María Plácido, se ha agregado una nueva a en el apellido; parece que a la fecha es Caaaamaño y es de esperarse que, después de las últimas violencias cometidas por el contra los Dres. Borja y Lorenzo Peña, que fueron desterrados, y contra otros que han sido confinados, celebrará el valiente hecho con el aumento de una nueva a en el apellido y lo tendrán los ecuatorianos con media docena a cuestas; y si continúa así, concluirán por no poder acabar de pronunciar el apellido, ni en media hora.
Es curioso el Señor de las aes; cuando en Quito se supo que el General Doctor Don José María Plácido Caaamaño había sido electo Pre.
sidente de la República, aparecieron en las paredes de las calles el rótulo ¿Quién es Caaamaño. Tenía razón el pueblo quiteño en no dar con el ilustre sujeto; en Guayaquil mis.
mo de donde es originario, nadie sabía hasta que se hizo presidente que era Doctor y Ge.
neral y Plácido y Caaamaño.
Pues bien, junto con la noticia de la nueva a, nos ha venido la nueva ley de Aduanas dada por el Congreso, de la cual hablaremos ligeramente, porque vale la pena de hacer que en Centro América se conozca algo de ella.
Nos fijaremos sólo en los derechos de importación.
Para el cobro de éstos, los artículos extranjeros se dividen en ocho categorías.
La primera es la de los artículos de prohibida introducción, y entre ellos están, junto con las bombas, la dinamita, las armas y las sustancias venenosas, los libros y escritos contrarios a la moral y a la religión; es decir que en cuanto a armas, sólo carabinas de Ambrosio, espadas de Bernardo, lanzas de Aqui.
les y masas de Hércules podrían ser introduci.
das; y en cuanto a libros y escritos, apenas entrarán El alma inflamada, El Ramillete de divinas flores, el Padre Jaén, el alma contemplando los dolores de María, El Católico de San Salvador y los periódicos que redacte Don Ramón de Contador.
Pero todo esto es tortas y pan pintado, respecto de la sal, que nadie puede introducir, Una omisión de dos o tres líneas en mi artículo de Nosotros sobre Lugones me hace decir que Quiroga se sumó a la acusación de plagio formulada por Blanco Fombona en el asunto Lugones Herrera y Reissig. Como sabe por haber reproducido oportunamente el artículo de Quiroga, nadie puede sostener eso y menos que nadie yo. Por tanto le ruego una aclaración transcribiendo mi párrafo tal cual aparece en Nosotros, página 311. aquella injusta acusación de plagio a He rrera y Reissig que lanzara sobre nuestro poeta el venezolano Blanco Fombona, a quien rebatieron desde luego en forma definitiva, se gún el maestro Sanín Cano, el uruguayo Pe reyra Rodríguez, primero; y el argentino (por su vida y por su obra) Horacio Quiroga, des pués.
La omisión, de seguro involuntaria, comprende lo subrayado. Vale la pena dejar constancia del lamentable salto de las dos o tres líneas para evitar equívocos. Desde ya le quedo reconocido.
Con mis mejores votos para el año próximo, lo saludo muy cordialmente y quedo como siempre iglesias y del culto católico, a pedimento del Prelado Diocesano o de su Vicario General; lo mismo que los artículos para los institutos religiosos extranjeros residentes en el país, y que gozaban de esta libérrima concesión desde los buenos tiempos de Sn. Fernando de América, como le llamó Pío IX al católico García Moreno.
Pero a fin de que no resalte mucho esta parcialidad en favor de los Padres, de las monjitas y de las iglesias, se ha gravado con cinco centavos de sucre por cada kilogramo de pe.
so bruto la introducción de órganos para iglesias, que, por cierto, nadie ocurriría por ellos, porque ya los tienen las iglesias, pues los úni.
cos órganos que les falta son los de Móstoles.
Entrarán también gratis los animales vivos. los tontos pagarán derechos. los huevos de ave, sobre todo sin son del ave fénix, con los que pueden los conservadores hacer sabrosísi.
mas tortillas.
Pagan un derecho menor los billares que las máquinas de coser; en varios países cultos no tienen gravamen ninguno las máquinas de coser que son el único recurso de las mujeres pobres; sólo en el Ecuador pagan más que las mesas de billares.
Llama la atención que en la tarifa se hable de algodón con pepas; éstas deben ser algunas Josefas que pueden ir empacads en algodón, porque usando el diminutivo se las llama Pepas o Chepitas, pues entendemos que las semillas de algodón de otros productos vegetales se llaman en español pepitas.
Entre todos los artículos de importación, tienen mayor gravamen las imprentas y sus útiles y la paja para escobas; y se comprende la razón, cuando se considera que los conservadores no están ni por las publicaciones de las imprentas ni por la limpieza de las casas y calles; para qué más imprentas cuando basta la del clero, en donde se ha publicado el foHleto sobre la Ley de Aduanas; y en cuanto a escobas no hay necesidad de ellas, pues para barrer hasta los fondos públicos hay demasiadas.
Nada más, por ahora, para que no se enoje nuestro amigo Caaaaamaño.
a sus órdenes.
ENRIQUE ESPINOZA Con la CENTRAL DE PUBLICACIONES Avenida Juárez, Apartado 2430. México México. Tels. Eric. 59 75 y 20 838 Méx. 94 30, consigue Ud. este semanario. 8, diciembre, 1885. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica