REPERTORIO AMERICANO 213 De Adolfo Sotomayor Febres Cordero, este cuaderno de poemas: Rumbos y Niebla. Quito, 1938 y este romancero: Amanecer en cualquier camino. Quito. 1938. Las portadas en ambos, son de Guayasamin Calero.
Envío del autor. Señas: Quito, Ecuador.
te humilde servicio de hermano: La Suarée.
Donación del autor. Señas: En el Dia.
rio de la Marina. La Habana, Cuba.
Envío del autor. Señas: Aptdo. 172.
Caracas. Venezuela.
Octavio de la Suarée: En el país de las mujeres sin senos. Novela de la vida francesa.
1938. La Habana.
El autor se dice: De la academia del anónimo.
Con este epígrafe: París es todo Francia: Augusto Comte.
Con esta dedicatoria: la juventud intelectual hispano americana, para prevenirla contra el mito de París, ofrezco esUn envío del Depto. de Información e Intercambio Cultural, Universidad de la Habana: el vol. III de Sucesiones. Curso de Derecho Romano. Por Camus, 1938.
Extractos de algunas de estas obras, los iremos dando.
Envío de la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana: Guillermo de Montagú. Versos de Amin Addimquir: Resplandores. La Habana. 1938.
De Rafael Angarita Arvelo: Historia y cri.
tica de la novela en Venezuela. Berlín. 1938.
Envío del autor.
Envío del autor: El poema del hijo, por Luciano Rottin. Editorial Tor. Buenos Aires.
1938.
Señas del autor: 25 de Mayo 347.
Buenos Aires. Rep. Argentina.
Envío del autor: Visión de cumbre, por Fernando Nadra. Son versos. Buenos Aires.
1938.
Señas del autor: Córdoba 756. Tucumán. República Argentina.
Del Prof. Angel Corzo: Ideario del maestro indoamericano. México.
1938.
Lema del libro: Por el espíritu del inaio se for jará la nueva cultura de Amé rica y su grandeza. Son versos. Envío de Francisco Díaz Celajes y Sombras. Edición aumentada con la novela corta titulada: Aurora rural, del mismo autor.
1938.
Con el autor: Choluteca, Honduras, De Miguel Tarzia, catedrático de idiomas en el Colegio Nacional de Chivlicoy: Carducci.
La Vida. El hombre. La técnica de su creación poética. Buenos Aires. 1936.
Envío del autor.
De Miguel Tarzia: El romero visionario.
Buenos Aires. 1938.
Son versos. Envío del autor. Señas: Chivilcoy. Provincia de Buenos Aires.
República Argentina.
Los tomos II, III y IV de la Historia de la Esclavitud de la raza africana en el Nuevo Munao y en especial en los países Américo hispanos. Por José Antonio Saco. Con documentos y juicios de Arango y Parreño, Félix Varela, Domingo del Monte, Felipe Poey, José de la Luz y Caballero, José Silverio Jorrin, Enrique José Varona y otros. Prólogo de Fernando Ortiz. Habana. 1938. Cultural, Envío de don Fernando Ortiz. Señas: Apartado 1649. Habana. Cuba.
Envío de las Ediciones Españolas, Barcelona: Un año con Queipo. Memoria de un nacio.
nalista. Por Antonio Bahamonda y Sánchez de Castro, delegado de propaganda de Queipo Idel Llano hasta enero de 1938.
De Enrique Avellán Ferres, este drama, en tres actos: El mismo caso. Quito. Ecuador.
1938.
Señas del autor: Imbabura 5. Quito. Ecuador.
En las Ediciones Norte, México, 1938: Elías Nandino: Poemas árboles.
Envío del autor. Uruguay México, México.
De Héctor Guillermo Villalobos, Afluencia.
Poemas. 1932 1937. Editorial Caracas. 1937.
Cuentos breves Colaboración San José de Costa Rica y abril de 1939 El recuerdo de las palabras Sobre el diván un libro abierto. Elegante la La señora Dinora (fingiendo filial afectuoluz de la cámara. Hay una esencia suspensa sidad. Papa!
como el eco vago de un canto. La señora Di El Lic. Méndez (agotando su amor de padre nora Caudel acaba de salir del salón, impacien y creyendo en la afectuosidad filial de Dinora)
te. Se tarda el señor Ceballos, el joven diplo Hija!
mático. Lo que más la ha impacientado es la Se oye un timbre. Interviene un criado. Apaidea de que en la ausencia del señor Ceballos, rece la figura elegante del señor Ceballos, el tendrá que pasar la prima noche en compañía joven diplomático.
del Lic. Méndez, su suegro. Los cuentos un La señora Dinora, sonriendo. Ya no quepoco audaces del viejo padre de su marido, ya ría usted venir a acompañarnos, señor diplole fastidian. sin embargo, tiene que reírlos.
mático?
Es verdad que el señor Magistrado de Justicia El señor Ceballos (todo pulcritud y amarefina su imaginación para entretener a bilidad casi espontánea. Lo cree usted así, preciosa hija política. Pero no puede menos, señora?
por razón del oficio, de poner cierto tono juEl Lic. Méndez (equívoco. Hija mía, rídico en las cosas que dice incomprensibles ¿parece que eres muy exigente con el señor Ceballos?
para el espíritu fino de la dama.
Cuando regresa al salón, acariciando acaso Saludos discretos, sinceros, calurosos, también un poco diplomáticos. Pero la señora Diuna esperanza, ya está el Lic. Méndez aconora, completamente olvidada de su marido modado en uno de los sillones con su aire docausente, inicia, mientras estrecha la mano suave toral. Siempre parece dispuesto a citar un ardel joven diplomático, una elegante sonrisa, tículo del Código Civil o una doctrina de decasi más bien una risa, como recordando las recho francés.
palabras del señor Ceballos, deliciosas y traLa comedia principia.
viesas.
Del diario de una mujer He estado leyendo versos en su compañía. flores. Está toda su alma en él. Me parece que Oh! Dios mío! Por qué ha de irse siempre! entre las flores hay un enjambre de caricias.
su Le he escrito una carta. Son las doce de la noche. Un auto ha pasado. Se oye el ruido del motor mientras se aleja.
Una idea semejante es inaceptable. No, no, Le he dado el amor de una primavera. Es el único derecho que le concedo.
Esta mañana mi marido me ha hecho una La vida es siempre una novela. Cuán lejos pregunta sorprendente. Después le he visto en está el ahora: Amsterdam, Noviembre. Reel jardín mirando cuidadosamente hacia el cuerdo melancólicamente aquella expresión susuelo como quien busca algo. Lo veo al tra ya: Algunas veces, ya tarde de la noche, me vés de las cortinas de las ventanas.
gusta pasar cerca de tu casa y pienso, mientras Se me ocurre que podría llamarlo, pero lo veo tu ventana iluminada. qué escribirá hoy humillaria.
en el libro de su vida. Es la una de la maAcabo de recibir del señor un ramo de ñana. habrá concluido esta novela?
El extranjero Este hombre tiene a orillas del camino una Si llueve mucho, más de lo necesario, él dice: huerta y un jardín. En el fondo de ambos hay ya pasará la lluvia.
una casita campestre, muy curiosa. La casita Vive con él una mujer envejecida acaso preestá pintada como de un color plomo. El hom maturamente. Es su hija.
bre tiene un nombre raro, un aspecto raro, un Mi hija. dice él con una sincera afección.
modo de ser raro. No es un solitario; es ama El cuenta, mientras fuma en una pipa exble, es generoso, gusta de hacer oír sus opinio tranjera, cuenta alguna parte de la historia de nes: emite juicios muy discretos. Parece tener su vida. En esa historia hay una aldea de Sueuna grande experiencia de la vida. Es entre cia; hay una triste orfandad; hay una inmenoptimista, conforme, práctico y prudente. No sa ilusión como en los cuentos de Andersen; dice, como otros muchos extranjeros: en mi hay, al fin, un viaje, ciudades extranjeras, Perpaís. para exaltar los ejemplos de su propio nambuco, Buenos Aires; hay curiosas aventupaís. No dice: en este país. para demostrar ras en la selva, en el mar, en la pampa. Cuanen un gesto despreciativo, su disgusto de vivir do uno oye a estos hombres que hablan de toen nuestro país. En cambio dice, si los tiempos das las misteriosas regiones del mundo, uno son desfavorables: hay que tener confianza. cre que su alma es como el alma del mundo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica