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174 REPERTORIO AMERICANO De Profundis en la muerte de Antonio Machado Envío del autor.
Con mi oración se inclina hacia la tierra un corazón blasfemo.
Antonio Machado respondiendo al dolor qué importa un día!
sucumbiste de angustia nazarena.
En negra roca se astilló el espejo al que tu alma se asomó desnuda para gozar del éxtasis divino; y al esfumarse el fúnebre cortejo más de un millón de muertos te saluda, máximo hermano en el común destino.
III Te veo frente a Dios, aunque yacente al amor de una encina castellana, La eternidad como piadosa hermana pone un beso de luz sobre tu frente.
Alma de niño, corazón doliente ennoblecido de viudez soriana, la alondra de tu mística mañana tenia sed y se ahogó en la fuente.
Hiciste arado del laud señero para sembrar en tierra de Castilla la planta del amor meditabundo; mas Dios de pronto se te puso fiero y aventó en vez de la ideal semilla la simiente del odio sobre el mundo.
Sembrado estaba el suelo de esmeraldas cuando ibas. vespertina filomela camino de soñada Compostela bajo un ocaso de resedas gualdas.
Hacía un ángel para ti guirnaldas de nubes vagarosas con la estela; y de repente tras la azul cancela se puso el ángel para ti de espaldas. de repente en el exilio fiero la vida puso a prueba tu coraje y fenecer te vió sobre tu escudo. al tenderte la mano el Dios ibero te vió Francia ligero de equipaje, como el hijo del mar casi desnudo.
SOSEMANADO II Te veo uncido a la ancestral cadena que eslabonó en silencio la hidalguía, sangrar por llaga de melancolia, del circo nuevo mártir en la arena.
Antonio Machado (1933)
Por José Machado ALBERTO VELÁZQUEZ El mismo en el decoro y en la pena dueño de la raiz de Andalucia Guatemala: febrero 25, 1939.
Una vez más, Erasmo.
El entrecejo del mundo se hace cada vez más hondo. Ya no es una arruga: es una cicatriz. La cicatriz del pensar. por esto precisamente volvimos ayer los ojos a los viejos maestros, que invitaban al mundo a sonreír.
Este viejo Erasmo, tan docto, tan dulce, tan maligno, cuya sonrisa tiene tanto de teologias fallidas como de olor a borgoña fué su vino favorito. halló bajo los pliegues de una capa raida. la Locura un abrigo a las intemperies de su tiempo. también en tiempos de Erasmo tenía entrecejo el mundo: Lutero, el Papado, los judíos, guerras de partido, tan esrúpidas como todas, llegaron a arrancarle la paz personal que había conquistado a la sombra de sus maestros, los antiguos griegos, La Locura no es un palacio: es una cabaña.
Pero una cabaña encantada, donde el que pernocta, sueña cosas maravillosas. El burla burlando, que practicaron Quevedo y los ingenios de su tiempo, se corresponde con este refugio antiquísimo. Cada vez que un gran revolucionario necesita meter la daga en el vientre de una época, recurre a la locura, es decir, a la irresponsabilidad. Los locos están fuera de la ley: al quitárseles el juicio, se les quita la pena.
El drama intimo de la locura se convierte, de este modo, en la comedia del mundo. Los locos no hacen llorar nunca, acaso ni a sus hijos.
Se adviert: que gozan de una libertad absoluta, vuelven a la niñez irresponsable también y pueden hacer de las suyas sin despertar el rencor de la sociedad.
Por esto Erasmo, como Cervantes en España y Shakespeare en Inglaterra, toman a esta alcahueta mágica para disparar su dardo envenenado a los reinos y las Repúblicas, El burla burlando se propaga, al parecer sin dolor, como De El Nacional, México, 18 setbredel 38 un ácido corrosivo que va lamiendo las paredes del vientre podrido, hasta liquidarlo. Todos los hombres del Renacimiento manejan personajes locos, incluso Rabelais. Para las grandes tiranías, para los dogmas y las épocas de inercia, la locura y sus trucos son de una fuerza incomparable. Al través del Quijote, como al través del Rey Lear o del Elogio de la Locura, de Erasmo, se advierte una misma idea: quebrantar la rigidez de un ambiente, agilizar las costumbres, despertar en el hombre los resortes de la resistencia: y todo esto burla burlando.
Aunque el poder de este recurso se advierta a las claras como lo advirtió el Papado en el Renacimiento no hay manera de reaccionar contra los libros que convierten en risa el gemido de las sociedades: la risa no ofende a nadie: es hermana gemela de la Locura y su cosquilleo relaja los ceños, desfrunce las frentes y quita la trágica gravedad de los milites autoritarios. Saber reír es saber descansar, sobre todo cuando un sistema social ha estado largo tiempo en actitud rígida, como los centinelas.
Son numerosos, en la historia de la literatura, los locos simbólicos, los precursores que cambian el cetro de la seriedad por la vejiga del loco de Pascua. En Erasmo, la locura no es épica: es simplemente familiar. No va a caballo, como Don Quijote, ni pasa por la torErasmo menta, como el viejo Lear. Se queda en casa.
en babuchas, junto al fuego y junto a la boteDe Holbein e lla de borgoña.
La aparición del Elogio de la Locura, que Erasmo pensó mientras iba en pollino o a caballo al través de los Alpes meridionales y que dedicó a otro utopista inmenso Tomás Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica