172 REPERTORIO AMERICANO TIEMPO RUDO desde las torres azules, alumbrando noches negras.
Te estoy queriendo con alma.
no tengo rencor guardado.
Herit, sangrar y esperar. cautiva glorias pasadas!
Paciente me dejo ahora tu blanca espuela clavada.
Los ventanales Gispuestos, como luciérnagas tiemblan.
Saliendo del hueco el pulso escapa en manos de piedra; moviendo el silencio arbusto grita la rana en la hierba.
Quisiera que me dieras un montón de palabras.
de esas que en forma evaporada y sutil, tú bien sabes decir sin enhebrarlas.
POR QUE ENTRE EN TU HUERTO ¿Colas de rosados velos en las paredes despliegan el poema de las cosas que amadas asi perduran. como estampas de las sierras corriendo en las fuentes, lloran.
La carne en troncos, sin flores, brota en las plazas desiertas.
Campanadas en las torres dan redondeles sin puertas.
Sombras de pares peridos haciendo As de corazones, alejándose embebidos.
empinan la medianoche.
Rizanio cuela luceros el frío que abriga los coches.
Salina entraña de azogue grave medita en el fondo. el remilgo de la moza ensarta jarras del hombre!
Hasta la armazón de torres.
que en el rodar, buenos dias de manta, paran el coche.
Con las ortigas descubren los limoncillos del alba, que acuestan la medianoche.
Yo ya sabia que en tu huerto estaba Quisiera que dijeras disipada la esencia de las flores.
algo hoy.
Harto el zig zag del agua que corriente por último; más tarde almas allí escanciaban sus amores.
en cambio. no será preciso!
Me aficionan las cosas Buscando ese frescor que dan los huertos cuando sé que en la puerta me fui a paso tranquilo y reposado, cerrada, hay paraíso. doliame ya el pensar en la partida. Con prestancia y aroma tan abiertos ¿Quién ha sido más duro?
pasa pronto un segundo de la vida!
Hasta dos veces, casi No he quitado una flor de tus caminos, anoté tu base en lo seguro.
Pasan los días.
voy risueña pensando entre rumores, que al retornai tu paso en esta senda y en su claro pleno hallarás ya mi huella en tus colores.
duerme el deseo. las hojas aquellas que marchitas, Antes, quizás.
cubriendo el suelo las hollaste siempre, de haberte dado mucho!
ité yo con mi alma de ajedrista, deherbando ese atajo que se pierde.
Fijada mi quietud, has ido en suerte Nunca estuvo cuidado bien tu huerto.
de hacer algo esencial.
Si alguien entró allí tú bien sabías: Varias veces surgió en ti jugó la audacia en revolver aquello.
lo intempestivo.
Gocé dejando todo en armonia. Era mía tu sombra ini una flor te quité para el cabello!
en la verdad. Rocío en las hojas, limpios los senderos, las flores todas sin insecto alguno, TALENTO CRUEL y los frutos jugosos desprendidos.
tapados juntos, sobre el banco duro.
No seré para ti.
como una ciega excelsitud, Hasta una rosa que en temprana suerte penante.
cayó ligera, al pso entretenida, recorrí las virtudes de tu cuerpo, con una espina la pegué en el tallo, remojé mis pupilas. delirante. de una cala gentil, a la salida. Ya sabrás que otra mano entró en tu huerto!
Dirigi la razón contra el destino Si tomó de las flores sus fragancias, como un perdido punto culminante.
de los frutos su cálida frescura.
fué al mover los ramajes entreabiertos, Aceleré el recargo de mi espíritu gozando el roce de esa brisa pura. en su momento de excesivo agobio, y vi perderse mi equilibrio acaso, Tu huerto miro sin codicia avara, con este esfuerzo en temeroso insomnio.
como un oasis, lejos de mi vida!
No estaré siempre al margen de esa entrada Dejé la triste realidad. Y, entonces.
que arroja sus fragancias desprendida.
clavana o los peligros, sin tu egida.
Quiero ser plenitua de ansia secreta; alojé mi constancia en estas voces. hay enigma de fuerza entre mi vida!
que azotarán su látigo en tu vida.
ISOLA GÓMEZ No hay vino rojo que excite la locura que se esconale, iquién juega a llenar su vida rompiendo vasos sin molde!
Con la escasez que trepida dejó de acechar el broche.
Ya la ruleta que para la suerte en puerta sin gozne piensa y recorre en poema, los artabales del pobre.
Qué oscuramente crepita tántas tristezas sin nombre. Los pane lavan su cara sobre las mesas sin cobre. TE ESTOY QUERIENDO CON ALMA Mi filial amor a Venezuela De Biiliken. Caracas, noviembre, 1938 No busques entre la espiga las caricias de la tarde.
Busca lo propio que tengo; tú miras lo que es aparte.
Cuanao a tu vista sonrio mi corazón es cobarde.
Ya mis amapolas guardo entre las rosas y juncos con claveles desgajados.
Te estoy refrescando el trecho del placer que ya te falta.
Saca lo que a ti te queda repartido en la balanza.
Nunca he podido pronunciar este nombre: Venezuela, sin sentirme embriagado por la veneración, la gratitud, y el afecto. Al evocarla, pienso en Bolívar, el inefable, en Sucre, el realizador sin rival; en Andrés Bello, el poderoso representativo de las antiguas clásicas culturas y la naciente americana que maduró precozmente al pasar a través de aquel cuño renovador de los valores; pienso en la falange de héroes inmortales que blasonaron los escudos de cinco pueblos, de nuevos leones, y de nuevas águilas.
Quisiera infundir en todo colombiano, y en el mismo grado que yo lo siento, mi filial amor a Venezuela; el culto idolátrico que profeso a los héroes. nuestros héroes. la fe que aliento de sus seguros destinos que probaron ya al mundo de cuánto era capaz la milagrosa potencia de esa raza. Si: Venezuela es una patria milagrosa!
GUILLERMO VALENCIA No sigas tan adelante del sabor que me has dejado; el corazón que se oprime tiene su espacio y camina.
No es por eso que soy mala; alguna vez te he mostrado que no siempre soy de encina. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica