HitlerTotalitarism

REPERTORIO AMERICANO 199 שווייווייווייווייני וייחודייקן n!
MINIME Ayala, Unamuno y Baroja. En cuanto nos repongamos de la sorpresa del anatema, nos echaremos a considerar qué estarán pensando esos autores de sí mismos y del régimen al que adoran. Creerán tolerable un sistema político que, entrando a saco en su pensamiento, ordena la destrucción de sus libros? En tal caso. deben dar muestra pública de arepentimiento, vestir el sayal del penitente y proclamar a los cuatro vientos que ellos son, efectivamente, hombres nocivos para la sociedad. Si no lo hacen así, será porque todavía crean en los fueros del espíritu y en los derechos del pensamiento libre, en cuyo caso ¿cómo se prestan a servir a un régimen que los niega? La alternativa es para ellos. molesta. Ya se ve que soy cuidadoso en la elección de adjetivos.
Para que no falte la nota risible, aparecen condenados también los anuarios de El año artístico de 1916 a 1920, en que José Francés recogía las críticas de arte publicadas en La Esfera. Eran críticas de arte y nada más. Por lo visto, el régimen totalitario español corre grandes peligros si alguien se entera de lo que el crítico opinaba, hace veintitantos años, de un cuadro o de una estatua. Ante éste y otros casos se queda uno pensando qué habrá debajo de todo esto.
Habrá lo que hay siempre en las entretelas de todas las tiranías. Es decir, pasiones personales, motivos minúsculos, instintos de venganza, miseria moral.
Queda, pues, demostrado que el grito de muera la inteligencia ha pasado de la verbosidad al orden práctico.
ANGEL OSSORIO GALLARDO En la ignorancia del trabajador tiene el focismo su principal apoyo (El Magisterio Español. Madrid, 28 de julio de 1937. El índice De El Tiempo. Bogotá, febrero de 1939.
Referencias Cosa delicadísima es el arte de hacer la cari dad, Doña Concepción Arenal, gran española, ha escrito en su Visitador del pobre páginas admirables a este respecto.
Los periódicos de Europa y de América han publicado la nueva lista (ya había otras anteriores) de los libros prohibidos en la España franquista. Detengámonos en el hecho mismo antes de examinar los títulos expurgados; porque el hecho mismo es lo verdaderamente grave y al lado de él, las insensateces perpetradas en la selección pierden importancia.
Lo que Franco quiere hacer de España, si logra en ella el triunfo de Hitler y Mussolini, está bien claro. El grito de muera la inteligencia alcanzará efectividad plena. Las puertas de España quedarán abiertas de par en par a la invasión de la nueva barbarie. Prohibido leer, prohibido hablar y prohibido pensar. Reconozcamos que es todo un programa.
Cierto que la Iglesia tiene también su indice de libros prohibidos. Pero la Iglesia es un Poder puramente espiritual que está en su derecho al decir cuáles obras se atemperan y cuáles no, a los dogmas y a la moral cristiana. La Iglesia no se arroja sobre los libros para destruirlos.
Hace la indicación, recomienda que se atienda y hasta puede llegar a censurar a los lectores que contravengan su recomendación. Su potestad no llega a irrumpir en las librerías y bibliotecas, a apoderarse de las publicaciones y aniquilarlas.
El Estado, en cambio, tiene una fuerza coactiva y pulveriza los libros que condena. En nombre de qué puede cometer tamaño atropello? Evidentemente, en nombre de un dogma político. ahí está la entraña del problema.
Hasta ahora, los Estados no tenían dogma ninguno. Muy al revés, eran garantizadores del libre juego de las opiniones políticas, todas las cuales eran igualmente respetadas mientras se mantuvieran dentro de la ley y ganaban o perdían las luchas electorales, según los vaivenes de la opinión. Hoy ha cambiado eso en los países totalitarios. No hay más que una idea, una opinión, un partido. Si existe un libro que propugne algo en contrario, se le destruye.
Si hay un hombre que acoja sus ideas, se le fusila. Conste que esto es lo que se está preparando para la España franquista y quede bien claro que cuantos apoyan la posición rebelde desean el triunfo de tan brutal sistema. Conviene recalcarlo para que el día de mañana, cuando llegue la hora de discernir resposabilidades (día que, fatalmente, inexorablmente, llegará) no se escapen diciendo que ellos no sabían, que ellos no querían, que no estaban enterados, etc.
Lo saben, lo quieren y lo apoyan. Allá ellos con su responsabilidad histórica. Qué criterio es el que ha presidido la selección? Es cosa de maravilla. Está condenada la Crítica de la razón práctica, de Kant. por qué no la Crítica de la razón pura? Está condenada la obra de Carlyle Los héroes, El culto de los héroes y lo heroico en la historia; las de Francisco Giner de los Ríos, hombre purísimo que educó varias generaciones en el culto de la tolerancia; las de Freud, sin las cuales quedo interrumpido el tracto de la biologia y la psiquiatría; y libros igualmente científicos de Ribot, Taylor, Dorado Montero, Le Bon y otros autores que, cualquiera que sea el mérito de sus trabajos, han afrontado los temas científicos de sus respectivas especialidades con dignidad indiscutible.
En el campo de las bellas letras, el cernido es igualmente caprichoso. Queda eliminado integramente Pérez Galdós, sin excluir los Episodios Nacionales, venero purísimo de patriotismo español. Claro es que se le hace pagar los pecados de Gloria, Doña Perfecta, La familia de León Roch y Electra, aunque en ellas no se combate otra cosa sino la intransigencia ferozmente sectaria de una parte de la sociedad española.
Suprimidos quedan, igualmente, La Hermana San Sulpicio, de Palacio Valdés, sin duda porque su argumento, desarrollado en términos pulquérrimos, es la historia de una novicia que se enamora castamente de un hombre y se casa con él; Bolivar el Libertador, de Salaverría, seguramente porque se reputan intolerables las historias de nadie que liberte nada; las pueriles e inocentes novelas de don Juan Varela, hoy muy poco leídas por cándidas; las obras completas de Valle Inclán, cuyo Marqués de Bradomín viene a pagar las culpas del Ruedo Ibérico; todo Dumas; todo Anatole France; todo Dostoiewsky y todo Víctor Hugo, la condenación de los cuales ciertamente no puede sorprendernos después de vistas las anteriores.
Una cosa hay, sin embargo, loable en tan extraño índice y es que indica que el censor no se ha detenido en consideraciones ante sus correligionarios. Además del ya citado Salaverría, aparecen condenados Marañón, Pérez de La vida se va acabando poco a poco. Todo se acaba en el mundo. Cervantes asiste con serenidad a su propio acabamiento. escribe la página más bella que ha escrito jamás. Esa página es el epílogo a su Viaje del Parnaso. La prosa castellana llega en ese fragmento a la suprema sencillez. El secreto del arte de escribir consiste en eliminar. Cervantes, en esa página, realiza un verdadero prodigio de eliminación. No se puede expresar lo sustancial con menos adherencias superfluas. Los editores que publican Quijotes casi siempre suprimen la aprobación del licenciado Márquez Torres a la segunda parte de la obra. Cometen con ello un verdadero crimen de leso arte. El Estado español debiera prohibir que se publicaran Quijotes con mutilación tal. Porque Márquez Torres, a más de ser el primer cervantista, ha definido con toda exactitud, definitivamente, desde el primer momento, el estilo de Cervantes. Don Francisco Rodríguez Marín nos ha dicho quién era Márquez Torres. De Azorín, en el precioso artículo La historia fingida. Veáse La Prensa, Bue nos Aires, del de marzo de 1939. Desventura político ortográfica Cuando ansioso negocié votos para mi elección, jay de mí. no sospeché, que al cabo de la función, me habían de votar con De Luis Cordero, Poesías jocosas.
Quilo. 1895. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica