218 REPERTORIO AMERICANO Abuela, en el tuyo te esperan ángeles con arpas.
Pasaste tu vejez blanca contando en oraciones los días.
Ahora, en los jardines celestiales, florecen los rosales de tus Avemarias.
EL ABUELO El abuelo ya llega a los ochenta.
Se parece al Santo Carpintero en que es carpintero y es santo.
Yo lo llevo a la villa de la mano, y tardamos mucho porque en cada isla de sombra nos sentamos.
Abuelo saca el eslabón de caballito dorado, lo desarrolla como una coral mansa, hace no se qué prueba mágica, una estrella brota de su mano y en ella enciende su tabaco.
Yo me como las flores agritas del manzano, duermo las hojas ne la sensitiva y me asomo a un nido de puntillas para ver si los huevos son pintados.
El abuelo sonríe, masca y me apresura con golpecitos menudos de su palo.
Nunca me ha contado un cuento ni me ha dicho un cantar como la abuela. Se pasa tan callado!
Pero a mí también me gusta mascullar el silencio y juego a pensar casos extraños. Si de pronto ese palo floreciera en lirios. No seria raro porque al abuelo sólo le falta la barba para ser santo de un cuadro.
Oh. sólo la barba no, también el manto, pues él usa banda roja y pantalon engomado.
Lástima que ya se murió el caballito blanco en que venía los domingos al mercado: me llevaría sentada por delante y nos tragaríamos el camino colorado. no, mejor vendríamos muy a espacio, al gusto del caballo, y por tegustar nosotros el camino, a él lo dejaríamos golosear en los cercados.
Yo gozaría viendo la maña de los campesinos para dejarle vacio el saco. Abuela dice que de bueno no sirves y que todo se te va de la mano. si nos perdiéramos?
Quizá llegaríamos a la piedra del encanto y lograríamos ver al Gallito de Oro.
Qué hallazgo. Verdad, abuelo. Qué, hijá?
Oh, mira, mira los tejados.
Aquél es el de casa. la torre de pieura. y el palacio.
Abuelo, es cierto que tú ayudaste a levantar la iglesia. Si. estas rústicas manos. el abuelo se sienta de nuevo y su mirada, que tiene luz y niebla, se posa en los techados como una golondrina fatigada.
Yo le digo. Abuelo, vamos andando, ahí no masito está la casa.
EMMA GAMBOA Cabos sueltos Sacados de distintas ediciones de El Tiempo, Bogotá Homenaje a Sanin Cano En carta dirigida a don Germán Arciniegas, director de este diario, por don Carlos Garcia Prada que es co editor de la Revista Iberoamericona que se editará en Washington con el concurso de la plana mayor we los intelectuales de América se sugiere la conveniencia de llevar lo más pronto posible a la práctica el homenaje propuesto de tiempo atrás a Sanin Cano. El homenaje consistiría en editar, con el auxilio del gobierno, las obras completas del maestro incomparable. Gran número de escritores de todos los países de habla española desean asociarse en alguna forma a ese homenaje, que algún día deberá hacerse al más ino y erudito de los críticos colombianos y al más puro de sus intelectuales. Pero creemos nosotros que la edición de la obra de Sanín Cano debe hacerse en Colombia y con dinero colombiano.
Garcia Prada dice en la carta a que nos referimos. La obra a e Sanin Cano, tan rica en enseñanzas, está dispersa en libros agotados, en revistas y periódicos del viejo y del nuevo mundo, y quienes la estudiano quieran estudiarla, se ven en gravísimas dificultades. Es preciso, es indispensable y es justo y deseable, reunirlas en forma completa y sistemática. ese sería el mejor homenaje al maestro. Además, es preciso hacerle este homenaje en vida, y no dejarlo para que lo hagan las futuras generaciones en la forma de algún busto colocado por ahí, en cualquier rincón de Santa Fé. Que su obra se reúna y se edite bien, lo que será grato al maestro y le será muy útil a las generaciones venideras! que se edite en Colombia, con dinero colombiano, agregamos nosotros. Porque no estimamos difícil que el ministerio de educación nacional, que ha emprendido en los últimos años ediciones más costosas y algunas de ellas de obras de valor muy relativo, ponga objeciones a esta iniciativa ejemplar.
Cuentos infantiles El ministerio de educación nacional acaba de editar El País de Lilac, álbum de cuentos para niños, escrito por Oswaldo Díaz Díaz, y maravillosamente ilustrado por Sergio Trujillo Magnenat. Así en la bibliografía colombiana se inaugura un renglón nuevo, el de los cuentos infantiles, borrado hace años, desde cuando Pombo, el gran Pombo escribió sus relatos modelos, incorporados ya a la literatura universal.
El autor de El País de Lilac guarda sólo una intención: que los niños colombianos tengan por primera vez, un libro de cuentos, imaginado y escrito especialmente para ellos. ha logrado ese propósito generoso; porque los cuentos del señor Díaz Díaz son pequeñas obras maestras de sencillez y de imaginación, y están escritos en un lenguaje familiar, limpio y preciso, de cristalina simplicidad y diáfana pureza. Las fábulas se trazan en cuadros rápidos, en la buena y vieja manera de los cuentos, sin muchos arrequives filosóficos, ni abundancia de moralejas solemnes. Son relatos de velada familiar, para decir a los niños bajo la lámpara vigilante, o para que los lean ellos mismos, y vivan los personajes de la farsa en las espléndidas estampas de Sergio Trujillo.
Porque en El País de Lilac no es la literatura lo único admirable, sino las ilustraciones gráficas en que Trujillo alcanza uno de sus mayores aciertos. un acierto de Trujillo es siempre una inminencia de obra maestra. u veces logradas en su totalidad. Los trigales de Juan Calabazo, los lanceros del Libertador, los piratas del Caribe, y las ratas veleidosas, adquieren en el lápiz de Sergio Trujillo una vida de movimiento desconcertante, de la más pura tradición imaginativa, del más airoso y sorprendente simbolismo.
Las planchas de la litografia Colombia se destacan por su nitidez y precisión, y captan con seguridad los esbozos del dibujante.
Bello cuaderno este de los cuentos con que el ministerio de educación regala ahora a los niños de Colombia, y que constituye un verJadero alarde de belleza y de buen gusto.
27 XI 38 Sanín Cano Después de servir a Colombia en los países del sur, como él sabe hacerlo, regresa ahora a Bogotá don Baldomero Sanin Cano. Primeto en la conferencia panamericana de Lima, y después en la de cooperación intelectual de Santiago, el maestro Sanin Cano realizó una labor discretísima, de orientación y de acercamiento interamericano, respaldaa a por su vasto prestigio personal en el continente, y por su vasta autoridad de hombre de ideas.
Porque Sanin Cano es de los pocos colombianos que tienen ya una ciudadanía continental, que es un americano de Colombia, un ciudadano de América, con sitio de honor en la más autorizada minoría directiva de nuestros pueblos. Durante muchos años ha ejercido un noble apostolako espiritual, un magisterio de la inteligencia y de la voluntad, expresando la realidad continental en ensayos exactos de intención y de interpretación, y en páginas perdurables que figuran entre las mejores de la bibliografía americana. Ampliamente conocido y admirado, su obra, madura ya, ejerce una segura influencia en la orientación del pensamiento americano, y tiene un significado trascendental en la interpretación de muchos aspectos y moualidades de nuestra vida autóctona.
En Colombia la vida y la obra de Sanin Cano son de una insularidad eminente. En un país, de tan vacilante cultura intelectual como el nuestro, sorprende encontrar una cultura tan intensa y tan extensa como la suya, y una tan benévola y risueña filosofía de los hombres y de los hechos.
Sanin Cano, es hoy para nosotros el más alto vértice intelectual de la patria, digno del homenaje de respeto y de admiración de todos los colombianos. Muy cordialmente celebramos el regreso del maestro al país, y le enviamos nuestro atento saludo. 11 39. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica