REPERTORIO AMERICANO 157 sos, la fortuna. por eso sonreía triunfalmente.
Su trabajo del dia quedó concluido y por lo tanto se dirigió a su hogar. Jamás antes había abierto su puerta con tanta nerviosidad. Quedose un minuto parado saboreando su desconocida felicidad. Dulce deleite de esperar! La herradura se desprendió golpeando la cabeza del supersticioso, y dejándole muerto en el acto.
ven. No bien terminó su pensamiento, cuando la mesa fué movida, y algo cayó al suelo. Un aire frío bañó su cuerpo. Asustada salió corriendo, gritando desesperadamente: Mamá, mamá. La madre acudió presurosa a recibir su hija que se desmayó en sus brazos. El gato que entreabrió la puerta y votó el paquete, también huyó asustado al oir los gritos de la muchacha.
Desde entonces Marta también afirma que no hay seguridad perenne en esta vida.
Temed al toreador!
La duda se vuelve seguridad Toribio amaba por sobre todas las cosas el dormir. No en vano llevaba por apodo el dor.
milón. Es el placer más lindo y más barato de la vida, se decía muy a menudo. Pero Toribio gustaba mucho de los toros, también.
Asistir a una corrida era para el algo delicioso.
Un día que exhibía Toribio sus habilidades de toreador (no muchas por cierto. se acordo que todavía no había dormido su acostumbrada siesta. El toro que se encontraba en esos momentos en la plaza era bastante manso, y el dormilón pensó que no debía gastar sus energías con animales que no hicieran sobresalir sus dotes de gran toreador. Por lo tanto decidió dormir la siesta en la plaza, y poniendo su capote de almohada, se olvidó del resto del mundo. No había descansado cinco minutos, cuando el toro siguiente entró en la plaza. Más malicioso éste que el anterior, dirigiose directamente al cuerpo del durmiente y lo corneo, pero con tan mala suerte, que apenas si logró despertarle. Toribio se indignó al sentir interrumpida su siesta y levantándose inmediatamente, preguntó. quién ha osado despertarme? El toro, le gritó la voz burlona de un chiquillo. Me las pagará, murmuró el dormilón. temblando de cólera se acercó al toro que continuaba parado en medio de la plaza, y le propinó un fuertísimo puntapié. El toro, con gran asombro de todos los espectadores, volvió la cabeza y miró perezosamente a Toribio, siguiendo su recorrido a paso lento.
El dormilón se sonrió, y sin mayor preocupación colocó nuevamente su capote de almohada, y continuó su interrumpida siesta.
La señora Virginia venía de Europa y llevaba 25 años de vivir en New York. Transformó el ambiente su idiosincrasia, llegando a pensar como la mayoría de los saxo americanos, que la compañía de un perro fiel vale tanto como la de un humano. La única ilusión de su vida era su perro Fox, en quien había cifrado todo su cariño, y su único amigo desde hacía ya varios años.
Sus sobrinas Daisy y María vinieron a perturbar su tranquilidad. Muchachas escrupulosas, vieron con desagrado la benevolencia que la tía otorgaba al animal, hasta el extremo de permitirle dormir en su propia cama. Manifestaron su disconformidad, ya que habían de alojarse todas en el mismo cuarto. Fox fué mandado a dormir a la cocina. El inteligente animal adivinó la animosidad de las chicas y procuraba huirles.
Una tarde salió la tía Virginia de paseo dejando a sus sobrinas y al perro en la casa.
Como transcurrían las horas y la señora no regresaba, Daisy y María, agobiadas por el sue.
ño, decidieron acostarse. Al entrar al cuarto miraron a Fox descansando sobre la cama de la tía, dominado por el hábito. Las dos dijeron al mismo tiempo: Fox, a dormir a la cocina. El animal no se movió. como seguían gritando, el perro ladró enseñando sus grandes colmillos. Daisy trajo una escoba y comenzó a golpearla con gran estrépido en el suelo, fin de intimidar a Fox. El perro se enfureció y quiso lanzarse sobre las muchachas.
Daisy tiró la escoba, que se quebró al caer, y salieron corriendo hacia la puerta a esperar a la tía, que llegó pocos minutos después. La señora Virginia se acercó a su favorito, murmurando dulcemente: Venga Fox, venga mi animalito, venga a dormir a la cocina. El perro salió obedientemente con su ama. Al regresar la tía vió maliciosamente la escoba partida en dos. María adivinó su pensamiento y dijo: No tía, a Fox no le pegamos, golpeamos solamente el suelo para asustarlo. La tía Virginia se acostó sufriendo intensamente, acosada por la duda, y esperando el nuevo día para aclarar ciertos puntos.
No sé si los perros creen en venganzas, lo cierto es que al día siguiente Fox estaba triste y enfermo, como si hubiese sido apaleado la noche anterior.
VERA YAMUNI Valentía El valor que mostraba Marta en todas las circunstancias de su pequeña vida, halagaba grandemente a sus padres. Nuestra hija. decían estos muy a menudo, es más valiente que cualquier adulto. El orgullo y las afirmaciones de toda la familia estaba bien fundado.
Pero he aquí que no hay seguridad perenne en esta vida.
La casa en que vivían Marta y su familia era algo reducida, y el prospecto de aumento de inquilinos evidente. La búsqueda de resin dencia fué fatigosa, y los padres de la muchacha se resignaron a tomar una casa conforme a sus deseos en cuanto a dimensiones, pero que poseía una historia tenebrosa: en ella había sido asesinado hacía unos cuantos meses un gendarme. las chicos no se les dijo cosa alguna al respecto. Solamente Marta se entero del suceso, ya que era una niña en extremo valerosa.
Ella ayudó a su madre a dirigir el traslado del mobiliario, y ordenó colocar sus efectos personales en la ventana cerca de donde había acontecido el asesinato. Los ayudantes iban y venían trayendo el equipaje. Marta permaneció sola en la casa por algunos minutos y quiso probarse a sí misma. En el siniestro lugar 62bía sido colocada una mesa, sobre la cual se encontraba un paquete. Quedóse mirándolo fijamente, murmurando en voz muy baja: a mí no me da miedo, los muertos jamás vuel.
Cumplo mi deber Mi divisa es la de la familia de los Solern: obra de don Domingo? Que me llamen calumFais ce qui tu dois, arrive ce qui voudra: cum niador de profesión, demagogo interesado, esple con tu deber, suceda lo que sucediere. Cum critorzuelo ruin. fundándose en El Cosmopoplo con el mío, sin tener advertencia puñal, lita y El Regenerador, obras que en las demás la estricnina, el libelo, nada! Me afronto con Repúblicas me han valido los títulos de fo.
los tiranos, pongo el pecho a los tiros de la lletinista insigne. el prosador más vacalumnia, me les voy a fondo a los ladrones, liente y donoso de Hispano América. y, aunque no soy un Teseo, los ahogo a mis no es para conturbar mi espíritu ni para verter plantas. Que me insulten, que me ofendan, no amargura en mi corazón. Demagogo el autor me perjudica. La mala maña de perseguir con la de las Lecciones al pueblo. hay bribonada que injuria y la difamación a los enemigos a quie acredite un mundo de mala fe? Así aborrezco nes temen, no es de ahora en los tiranos: los la tiranía de uno solo como la de muchos; y, otros tenían en Caracas su don Domingo que mal por mal, primero el titano solitario: éste llovía mentiras y denuestos sobre el general no tiene sino una cabeza, y se la puede echar Simón Bolívar. ha perdido algo Bolivar por de un tajo al suelo: el verdugo se pica de honra, y no anda con tiquis miquis. Opresor de cien cabezas, cosa mala: guardenos el cielo paCANSANCIO MENTAL ra siempre del reinado de la gente del gordi.
NEURASTENIA llo: la Hidra muerde por cualquier parte, bien como la araña que ve con todo el cuerpo.
SURMENAGE ¿Cuándo he hecho la apologia de Clodio. qué FATIGA GENERAL cartas he tenido con Marat. dónde están mis amores con la diosa Razón? Si ser abogado del pueblo cuando va de sus derechos y su suerte son las dolencias es ser demagogo, lo soy: Junius, Cormenin, Pablo Luis Courrier fueron demagogos; dema.
que se curan gogos son todos los que abrigan en el pecho rápidamente con el amor de la justicia y el fuego que devora a malvados y opresores. Si la demagogia consiste en corromper al pueblo, infundirle ambi.
ción insensata y aborrecimiento parricida, no soy demagogo, nunca lo he sido. En mis manos el pueblo andaría a buen paso, la cerviz el medicamento del alta, garboso y noble; pero su freno de oro cual dice el no se llevará nunca, porque las riendas estu.
vieran en puño firme. Enseñarle, ilustrarle, distinguido Doctor elevarle hasta donde ofrece sujeto: menoscabo Peña Murrieta, que en el principio de autoridad, ni un punto. Es carceos y bohordos de pura lozanía, cuanto presta grandes servicios a quiera; resabios impertinentes, manco male, qué sofrenadas fueran esas!
tratamientos dirigidos severa (Juan Montalvo, Siele Tratados, y científicamente.
fomo ll. Garnier Hnos. París. Adriano Páez. Jorge Isaacs.
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