REPERTORIO AMERICANO 297 German Pardo García, poeta colombiano Colaboración. Evanston, Illinois, ogosto de 1939 en Existen varias clases de críticas literarias.
La que yo quisiera tener a mi alcance, para hacer en este caso, justicia al poeta, es aquella que ha usado además del intelecto y la cultura, la discreción, adquirida solamente tratados de semejante índole.
La mía es inspirada por el ardiente deseo de que otros vean como yo he visto, más sentida que reflexionada, aunque desde luego es claro que toda emoción sentida hondamente, pudiese llevar más valor que la reflexión; al menos yo creo que el sentimiento es la semilla de la reflexión.
Yo he sentido el abismo de mi conciencia, el dolor eterno de grandeza, el temblor del alma al sentir lo inmenso dentro, el palpar de lo divino en corazón humano. He aquí el poema de Pardo García que primero me ato por llevar estos mismos sentimientos, vagas ansias en casi toda alma humana, el poeta las canta: Lo inmenso La llovizna tenaz de las sierras subyuga los ateridos ámbitos y ensordece la fuga de los potros veloces por el mustio desierto, perdido entre las ráfagas de todos los chubascos cuya tribulación agobia los peñascos que guardan la amargura del altiplano yerto.
Me gusta este poema, a pesar de la desolación; existe aquí la fuerza, el Ser nuestro, de potros indómitos. Hemos sufrido la muerte de dos civilizaciones y vamos crines al viento.
Quisiera presentar todo el libro, es hermoso, grande, tiene profundidades. cada poema es joya engarzada con maestría.
El pantano (Pantanos Aguofria.
Choachi. Colombia, Sn la profundidad del pantano, atardece la luz como en un pozo de taciturno hastío.
Penumbra de cavernas cuajó su poderio y un hálito en su hondas pesadas desfallece.
Al crepúsculo un pájaro luminoso florece sobre las aguas muertas del légamo sombrio, y con la soledad de todo lo tardio, la entraña del inmóvil pantano se estremece.
Humildad de campánulas emociona su orilla con una flor azul de corola sencilla, como la gracia leve de un corazón liviano. entre la azul campanula y el trino que florece, levántase la vida recondita, y parece que se dulcificata la angustia del pantano. Al crepúsculo un pájaro luminoso florece. entre la azul campanula y el trino que florece, levántase la vida recóndita. Somos nuevo trino que florece, nuestra vida recóndita se hiergue.
Dice: German Pardo Garcia Trazo de Julio Prieto Tocada de inmensidad mi trémula vida siento.
Tocada de inmensidad, como una vela de océano. es enorme este suplicio de sentir en mi lo inmenso.
Ser fuerza de eternidades y divino pensamiento, y afianzar todo mi Espíritu en corazón tan pequeño.
Tomad, os digo, mi vida; tomadla, os digo, de cierto, que de tanto sustentar están mis brazos abiertos y mis pupilas cerradas para mirar hacia adentro.
Es Pardo García moderno en su vuelo, carga su palabra con el ritmo de nuestra lengua. Ritmo claro, bello, lo mantiene desnudo, sin velos, pero al mismo tiempo no se encuentran asperezas de los modernos que morirán con la época. Su poesía nace y es.
Una y otra vez se encuentra en él el éxtasis de lo divino.
Crece mi sed de eternidad y pienso que el esplendor divino en que me hundo, es como el agua al labio sitibundo y al fuego del amor pálido incienso.
En viva soledad de prez oculta su elevación mi Espiritu sepulta. como estrella en lúcido capuz de albo fulgor y arrebolada nube, tiembla, se abisma, y solitaria sube haci el claro misterio de la luz.
Cada poema posee su piel, su color y su forma, cada uno canta, y con razón les llama el poeta, cánticos. En sus Cánticos del amor es espiritual y elevado su sentimiento.
Aquí: De hinojos, la idolatría del amor sube a lo inmenso.
En otro poema: Aire de eternidad, aire divino.
Cómo la enorme fe de mi destino, cuando tú pasas, se ilumina y crece.
Cómo te siento en mí, temblor de altura.
Cómo tu claridad me transfigura y cómo tu presencia me enriquece.
Su delicadeza de espíritu es extrema y tal como la siente la expresa. Tiene la realización de que su alma es única como lo dice en su Agua de soledad.
Soledad implacable que aprisionas mis sienes con tus pálidas coronas.
Cáliz de elevación, ánfora inerte Porque mi amor es más hondo que la vida y que el sentido de la muerte. dice en Perfección del amor. y perfecta la delicia del amor, como la dádiva en el oro de la espiga.
Ha dedicado varios poemas a su suelo.
Los páramos Siempre hablo de la muerte con inmensa ternura.
desde niño y luego en su poema se ve la vida pasar y yuelve al tema. hablo aqui de la muerte con la misma ternura de entonces, y como hablo de la bondad del (trigo; de la simplicidad del agua; de la esencia de las cosas; del gozo del campo y del amigo verdadero. mis manos escriben estas silabas del nombre de la muerte, con los jubilos intimos del que todos los días aguarda a que su mesa la venga compartir el verdadero amigo Aquel por quien los frutos del árbol se recogen en toda su sazón, húmedos de rocio; por quien el agua colma la oscuridad del cántaro y el pan en los manteles es don de sacrificio.
Aquel único huésped por quien está la puerta sin clausurar se nunca y en el dintel los símbolos de la hospitalidad, para que en el silecio las manos se entrelacen con un temblor divino.
Fino pensamiento, moderno en su sentimiento en ver la muerte como lo es, toda ternura. He sentido yo esto en lo hondo de mi ser y por eso le comprendo. Hay verdadera(Concluye en la página 301)
y llena de dramática ternura: pasa de mi con toda tu amargura, que está mi alma sola hasta la muerte.
Solamente que yo diría más allá de la muerte, profundamente sola hasta el final de las eternidades y el unir de las unidades.
En sus cánticos a la soledad se ve la comprensión intima de sí. Tiene pasión de la luz.
del aire, de toda manifestación de lo divino, es en fin conciencia verdadera de poeta.
Dice en Esplendor de soledad. Hay en Colombia inmensas llanuras desoladas, que el matorral con pompa de los inviernos viste.
Son los oscuros páramos que la neblina triste reflejan en lagunas para siempre estancadas.
Por esas infecundas estepas castigadas, huyen caballos nómades, cuyo vigor resiste la adversidad del páramo, que inexorable asiste a la consumación de sus savias heladas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica