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150 REPERTORIO AMERICANO siquiera, de sus hijos de América, si no ayuda, una mirada de amor. Dónde se oculta, vergonzosamente plegada, la bandera de la raza. La Caledral de Durango, destruida por la aviación italiano Hispanoamericano significa hijo de España, Esa España sobre la cual la traición del ejército a su patria y a su gobierno ha arrojado, como lobos hambrientos, a los moros, abriéndoles de nuevo las puertas como antes a Tarik los witizanos; esa España, contra la cual ese ejército traidor ha suscitado la desapoderada e insacia.
ble ambición ajena, pactando el desembarco de tropas regulares extranjeras y copioso material bélico para una despiadada guerra de invasión; esa España sobre cuyo diamantino pecho impávido descargan hoy sus bombas, cañones y torpedos, Italia y Alemania; esa España que contempla, con sobrehumano estoicismo, su tiqueza destruida, arrasados sus campos, en escombros sus ciudades, trocados en dilatados ce.
menterios los antes risueños y placenteros cármenes de sus devastadas regiones; y cuyo incomparable tesoro artístico, acumulado durante siglos por su genio, rueda al suelo vandálicamente destrozado, esa España mártir, es la mis.
ma que nos dió el sér y nos amamantó en su seno, infiltrando en nuestras venas el heroísmo de Vasco Núñez de Balboa, de Cortés y de Pizarro, y en nuestro corazón la religión y la fe de aquellos misioneros que pusieron junto a la espada de los conquistadores la flor y el bálsamo de la caridad. Nuestra hombradía, nuestra civilización y cultura, y la ética que rige nuestros actos, a ella los debemos; y por traidor puede apellidarse al que de nosotros no sienta oscurecersele el corazón ante su desgracia inenarrable.
La lucha actual de España no es, en el fon do, sino la eterna lucha entre la tiranía y la libertad. De un lado está el militarismo, que ha alzado el peridón de las ideas reaccionarias, de la monarquía caduca injerta en dictadura, de las prerrogativas militares, clericales, latifundistas; de la España de los privilegios de clase, ignorante e indisciplinada, centralista, caciquis.
ta y caudillista; de la España tradicional de camarillas y jefaturas, de pronunciamientos y guerras civiles, sin opinión pública que impida a las conmociones populares zozobrar en la anarquía y a los movimientos militares abrazar la traición; de la España, en fin, agobiada bajo el peso de la miseria para el campesino sin tierra, para el obrero esquilmado, para una clase media que gime bajo la bota del soldado y la supremacía política del clero.
Del otro lado, y resistiendo a esa corriente de cloaca penachuda que representa a una España falta de ideal nacional, ignorante de sus fuerzas y despreocupada de su porvenir, está la República del 14 de Abril de 1931, hija de los ideales purísimos de Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar: la República de los derechos individuales, de la reforma agraria antaño propugnada por Mariana, por Vives, por Jovellanos y Campomanes, por Costa y Flórez Estrada; de la libertad de cultos, de la tendencia igualitaria, de la autonomía regional, del referendum, del Tribunal de garantías constitucionales, asentada, finalmente, en una Constitución grandiosa, kelseniana, guirnalda de sabiduría política digna de coronar las sienes del pueblo más civilizado de la tierra.
De un lado, los generales traidores que cegados por su odio de casta, después de concertar en 1934 y 1935 con Mussolini y con Hitler una guerra de invasión contra España, se sublevaron en 1936 aliados a aquellos dictadores, de los cuales son, desde entonces, serviles mer cenarios, y a los cuales, en cambio de las divisiones, aviones, barcos de guerra, balas y explosivos con que despedazan al pueblo español, Manifiesto de los intelectuales dominicanos al Pueblo y Gobierno de España Envio de Bs. Aires. Rep. Argentina.
En el momento en que Italia y Alemania, renunciando abiertamente a toda apariencia de neutralidad en España, alzan descaradamente el antifaz que las cubría, proclaman la agresión y la violencia en ley internacional suprema, groseramente pregonan. a la faz de Europa, su ayuda al general Franco, y confiesan paladinamente su invasión a España y sus proditorios propósitos: en el momento en que ella vierte más copiosamente que nunca su sangre, la más generosa del mundo, no sólo por su independencia, sino también por la de las demás naciones, aun por las que la han dejado sola, en singular desamparo, negando a su gobierno legítimo hasta el derecho de comprar armas para defenderse, mientras Italia y Alemania vierten, en territorio y cielo español, para derrocar ese go.
bierno legítimo, la flor de su artillería pesada, de sus armas automáticas, de sus rápidos aviones; en el momento, en fin, en que el interés concupiscente de los silenciosos cómplices de aquellas naciones agresoras cree cercana la hora en que la noble nación que en la historia lleva el cetro de la hidalguía y el honor caerá vencida en su heroica lucha por el bien de la comunidad humana, nosotros, que nos consideramos parte integrante, aunque humilde, del pueblo español; nosotros, hijos de su espada pero también de su corazón; nosotros, respondiendo al llamamiento de la tierra de que somos hechos, queremos comparecer públicamente a dar testimonio, de poca altura quizás, pero firme y sincero, de nuestra profunda simpatia y un voto de solidaridad y confianza a la causa del pueblo español que hoy combate solo.
fiel a su gobierno, por la libertad, la independencia y la soberanía de España, y por la salvación de la democracia liberal en el mundo, contra las dos potencias unidas de Italia y Alemania.
Consideramos que, en la hora actual, la actitud hispanoamericana de silencio o pasividad ante el conflicto español es de ingratitud y deslealtad.
España traicionada, invadida, aherrojada; Es.
paña a solas, desarmada, desangrada; España, sobre cuyos hombros, desnudos por la traición de las clases militares pondera, con doble peso mortal, una guerra civil y otra guerra de invasión: España leal, abandonada de todos, menos de Dios, a merced de la sola pero inagotable energia de su egregio corazón: España democrática, a cuyo gobierno constitucional les han cerrado las puertas del derecho internacional y de la bumanidad las democracias capitalistas inglesa y estadounidense, las cuales, privándole de comprar armas para defenderse, obran como Duguesclin en favor del fratricida, y en vergon.
zosa complicidad con Italia y Alemania la sujeran desarmada, España tiene derecho a esperar Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica