Carmen Lyra

REPERTORIO AMERICANO 105 En el tranquilo aire de las ocho seguirá manando eternamente, el lento rio de su sangre derramada.
Qué reptiles oscuros, qué cavernas se abrieron, por qué caminos nocturnos las cóleras, los impulsos, lo inferior derrotado, sobre rotunda luz precipitándose, rompiendo el corazón civil, su desvelado material de campana, desatando la rosa escondida de su sangre, cortando su voz y su camino, como espadas quebrándose, como barcos o caballos destruídos, como trigos inundados o casas, o veredas definitivamente abandonadas.
Sus manos de trabajo como armoniosos bueyes, y sus dedos obreros y uñas sin avaricia, su corazón sin oro y generoso, su voz política. oh matriz de pureza y cauces tetcos!
su madurez de árbol, ciudadano del fruto, su profesión de lucha, de bálsamo y miel, su artesanía del hueso, la sangre y el cartilago, su milicia vital, victoriosa, su guerra a la muerte, su fe campeadora, y ahora, su casa de incendio y huracán y angustia, su laboriosa estatua destrozada, y gemidos.
Dr. Ricardo Moreno Cañas Oh soledad su muerte. Qué reptiles oscuros, qué cavernas abiertas, por qué oscuros caminos. Hoguera asesinada, crimen de su recta llama.
Hé aquí sus manos de bandera, ahora sosteniendo sombras.
He aqui su corazón que a todos saludaba, diurno sol en silencio, rota lámpara, su conducta de arado detenida de pronto, y dónde, dónde, aquel dolor sin clases, dónde, aquella procesión de sollozos y el espanto indignado?
Dibujo de Laporte Lamentación por el hombre de bien asesinado Colaboración. Son José de Costa Rica, diciembre de 1938 Un alga pertinaz, corrompe su sustancia sencilla, sube en marea, en ola de naufragio, y cae profundamente herido su nombre de ceniza.
Para Carmen Lyra, cuyo Discurso que no se dijo. o propósito de Ricardo Moreno Cañas, es el único elogio con emoción y sentido que se haya hecho del Dr. asesinado.
ISAAC AZOFEIFA Un discurso que no se dijo ante la tumba del Dr. Moreno Cañas Ahora que están volviendo a despuntar estrellas y canciones; ahora que ya hemos vuelto a encontrarnos sin hacer la pregunta de su muerte; rota y lejos en el río cotidiano su imagen, su corazón lleno de balas, en el fondo, entre fechas vencidas, periódicos, canciones de otro tiempo, y niños naciendo el mismo día que el hombre de bien fué asesinado; ahora que todo ha sido abandonado de su sombra, amiga voz y destrozadas manos, mi deber de canción y mi tarea celeste, hermanos en allarido y en gemido.
Por CARMEN LYRA Tomado, no completo, de Trabajo, San José de Costa Rica. de setiembre de 1938 La hora con su penacho de sirenas, con sus niños rezando al acostarse, con sus fieles tranvías, llena de adolescentes guardando las estrellas, la hora familiar, en traje de día entresemana. de pronto, partida en dos la noche.
De pronto, despedazado el viento por las calles.
De pronto, el frio golpe de su muerte: su firme voz fué destruída, su mano dulce destruida, su ancho corazón destruido.
Oh sobresalto del niño, oh abandonada estrella, oh sirenas de pánico, oh familiar reposo sin reposo.
Partida en dos la noche, despedazado el viento por las calles.
Lo que el Dr. Moreno Cañas significó para Costa Rica lo esta diciendo el dolor que ha estallado ante su muerte trágica (1) en todas partes, en todos los rincones del país, en todas las clases sociales. Lo están Horando los de arriba y los de abajo, los hombres mejores, los intelectuales más destacados y más honrados, el obrero y e!
pobre peón, la gran dama y la mujer del pueblo, los niños de los ricos y los niños de los trabajadores. Esta mañana vimos a una viejecita humilde llorar en su cocina por el Dr. Moreno Cañas.
Mientras se limpiaba las lágrimas con la punta de su delantal remendado, decía sollozando. Era el hombre más bueno que tenía Costa Rica. No había un médico como él. Nos curaba a los pobres sin cobrarnos y lo hacía con tanta seriedad como si le pagáramos. Por qué ese (1) Ocurrió el abominable crimen el 23 de agosto de 1938, casi al anochecer. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica