REPERTORIO AMERICANO 377 Romance de Paula y su telar De Crónica. Buenos Aires, octubre, 1938 (A Paula Albarracín de Sarmiento)
En el telar de algarrobo tejió la madre y la abuela.
La niña Paula, afanosa, teje en él su lana nueva. Veintitrés años que tejen. Qué podrá ser que no sea una falda de añasjado, o pañuelillos de seda, para lucir por la tarde de paseo en la Alameda?
No teje para sí misma, que no hay tiempo para ella.
Su padre dejó tan sólo en reparto la pobreza.
Catorce hermanos y Paula recogieron esa herencia.
Pero la noche amanece con olor de junco y menta, y el mediodía es de oro y la tarde de violeta. sólo veintitrés años son pocos para la pena. la pena es larga en invierno pero breve en primavera. Teje la Paula cantando, que un designio la alimenta.
Dios la acompaña en el cielo porque ella canta en la tierra.
Para llenar las canillas con el hilo, pasó en vela muchas noches, que se hicieron con el día de una pieza. Tiene un secreto la Paula. Lo sabe acaso la higuera. Quiere casarse la niña que trabaja tan contenta?
San Juan conoce a la Paula, sinó ¡qué decir pudiera. que no ve con buenos ojos el trabajo aquella aldea, y más si la moza es joven bien parecida y soltera.
En mil ochocientos uno se murmura y se comenta.
La niña quiere una casa. no se hará lo que ella quiera?
Despacio la hizo, tejiendo, con una y con otra hebra.
Знікамск poca distancia de la puerta de entrcda elevaba su copa verdinegra la patriarcal higuera que sombreaba aun en mi infancia aquel telat de mi madre, cuyos golpes y traqueteo de husos, pedales y lanzadera, nos despertaba antes de salir el sol para anunciarnos que un nuevo día llegaba, y con él la necesidad de hacer por el trabajo frente a sus necesidades. Sarmiento, Recuerdos de Provincia, tomo III de sus Obras. Buenos Aires. 1885. después vino la boda. qué teje la que tejiera ayer randas y pañuelos. Al fin algo para ella. para el sueño sonriente, esperancita primera, que en la cara de la Paula sonríe y le pinta ojeras?
Pero no, y otra vez no.
Envolverá con la tela de su amor de mujer pobre al hijo que pobre espera.
Cuatro niñas, y Domingo, los hijos fueron de aquella mujer que vivió tejiendo y cantando, santa obrera.
El hogar paterno De Recuerdos de Provincia, tomo III de las Obras de Sarmiento. Buenos Aires, 1885 Dios le dió una larga vida, y otra más larga quisiera para mirar a sus hijos si Dios se lo permitiera. Dónde está Paula. En la gloria hay telares, hilo y seda. Está mano sobre mano. Extraña la vieja higuera?
En el telar de algarrobo su mano dejó la huella.
Los años aguardan quietos que otra vez al telar vuelva.
Pero ya no volverá, que en el cielo, Paula buena, un telar tiene invisible con que teje y con que sueña.
La casa de mi madre, la obra de su industria, cuyos adobes y tapias pudieran computarse en varas de lienzo tejidas por sus manos para pagar su construcción, ha recibido en el transcurso de estos últimos años, algunas adiciones que la confunden hoy con las demás casas de cierta medianía. Su forma original, empero, es aquella a que se apega la poesía del corazón, la imagen indeleble que se presenta porfiadamente a mi espíritu, cuando recuerdo los placeres y pasatiempos infantiles, las horas de recreo después de vuelto de la escuela, los lugares apartados donde he pasado horas enteras y semanas sucesivas en inefable beatitud, haciendo santos de barro para rendirles culto en seguida, o ejércitos de soldados de la misma pasta para engreírme de ejercer tanto poder.
Hacia la parte del sud del sitio de treinta varas de frente por cuarenta de fondo, estaba la habitación única de la casa, dividida en dos departamentos; uno sirviendo de dormitorio a nuestros padres, y el mayor, de sala de recibo con su estrado alto y cojines, resto de las tradiciones del diván árabe que han conservado los pueblos españoles. Dos mesas de algarrobo indestructibles, que vienen pasando de mano en mano desde los tiempos en que no había otra madera en San Juan que los algarrobos de los campos, y algunas sillas de estructura desigual, flanqueaban la sala, adornando las lisas murallas dos grandes cuadros al óleo FRYDA DE MANTOVANI Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica