REPERTORIO AMERICANO 131 losofia, vuestra cultura, es bella y grandiosa, pero es posible interpretarla en otra forma.
Por el contrario, vino a Atenas y les dijo a los filósofos atenienses: Camináis en la obscuri.
dad, ignoráis lo que es la verdad, estáis extraviados. Toda vuestra cultura no vale nada. Vos.
otros sois los bárbaros. La verdad, la luz, la sabiduria está alla, en Jerusalén, entre los judios, con el Rabi de Galilea.
Vino a los romanos y les dijo: Vuestro imperio está basado sobre la arena. El único González Prada supo sonreír Fue grato a González Prada el género epigramático y con delectación lo cultivó toda su vida. Si la obra publicada exhibe escusas muestras de esta faz de su temperamento literar io, en cambio los manuscritos inéditos revelan un interés nunca desmayado en la poesía satírica. Obra, fiel espejo del hombre. porque González Prada estuvo lejos de ser ese apóstol civil, taciturno y avinagrado cjos viudos de jovialidad y labios huérfanos de humorismo sólo capaz de ministrar el vituperio con ademán adusto y voz apocalíptica. Fue un hombre que supo reít y dón más raro aún. sonreír. Confiamos en que, a medida de la publicación del resto de su obra inédita, irá perdiendo acritud la máscara de convención modelada por la crítica para humanizarse en un parecido más acorde con la verdad sonriente del original. De Alfredo González Prada, en las Advertencias al libro Grafitos de su padre Manuel Prada. Paris, 1937. Un misterio para judios y para gentiles, un misterio para sí mismo.
Cuando se leen las epistolas que Pablo escribió a las comunidades cristianas, sus cartas a los romanos, a los corintios, a los gálatas, a los hebreos. esto es, a la comunidad conversa de Jerusalén, se descubre siempre un motivo fundamental: el asombro ante si mismo. De cada palabra suya se percibe la pregunta. Cómo es que yo, el fariseo Saúl, el discípulo de Gamaliel, el judío entre los judíos, el nieto del patriarca Abraham, vengo a ser el maestro de una nueva religión. Quién soy yo pana que me atreva a tanto. De dónde sé que eso está permitido? se reconforta y se justifica: No hablo en mi nombre. Soy un emisario. Voy por mandato del Mesías, estoy cumpliendo una orden, me incumbe la obli.
gación de relatar al mundo lo que ha pasado en Jerusalén, en el Monte Gólgota.
Una conciencia intranquila, y una obligación, No la intranquilidad de un innovador, sino la de un ejecutor rezagado. En realidad, Pablo realizó lo que todo judío anterior a él consideraba un deber suyo: el de ser misionero entre los pueblos. Este fue el impulso constante de los judíos, su misión histórica: ir por el mundo y anunciar lo que Dios quiere, es decir, lo que el judío piensa del mundo, lo que exige de él.
Mas los judíos, aun queriéndolo, no pasaron de su deseo. Hablaban entre sí de la redención del mundo, y el mundo nada supo de ello. Isaías y Amós, Oseas y Ezequiel, todos ellos hablaron al mundo entero, pero se quedaron dentro de su propio ambiente, y fuera de los judíos nadie supo de ellos. si algún judío se salía a veces de su estrecho círculo, hablaba y escribía en la lengua culta de entonces, en griego, pero no tenia el valor de predicar la idea judaica.
Sólo interpretaba, establecía la concordia, tendía puentes, como, verbigracia Filón de Alejandria, Unico filósofo hebreo de la antigüedad, judio de la cultura helénica, pensador platónico a la par que docto en ciencias hebraicas, empeñóse en demostrar que Moisés y Platón, que el judaismo y la cultura griega, no estaban tan divorciados como se creia. Quiso judaizar a Platón y helenizar a Moisés, y de ambas tentativas no resultó nada. El griego no necesitaba de la Hagada y de los versículos bíblicos, y al judío no le hacía falta la doctrina platónica ni otra cualquiera. Porque no es posible acomodo alguno entre lo positivo y lo negativo. un lado o a otro. rada, o bien un simple sistema de papel, no una palabra roja como la sangre, no la fuerza vital de una idea poderosa.
Pablo fue el primer judío que se dio cuenta de ello. No vino a los judios, no tenía nada que decirles. ellos no era posible imponérseles con palabras como el Reino del Cielo. el Hijo de! Hombre. o el Mesías. Ellos conocian todos los matices de aquellas palabras. Habían estado presentes cuando nacieron esos conceptos y fantasias. cuando quería exagerar, contándoles que la palabra se había convertido en carne y sangre y que el concepto trocóse en realidad y el ensueño en historia, ellos reían y se enfadaban, y en su enojo había desdén. Sin embargo, el eqpíritu judío se abalanzaba hacia el vasto mundo. Sabía que el mundo lo aguar.
daba. el fue hacia el mundo, hacia los pueblos que amaban los hechos, que se posternaban ante las realidades, aun cuando esas realidades sólo fueran una piedra, o una tabla, o un hombre.
Pablo llevó la idela judía a los griegos, a los romanos, a las naciones y culturas imperantes. no vino con una moción de compromiso, no como un conciliador, sino con una vigorosa negación. No les dijo a los griegos: Vuestra fi.
reino es el del judio de Nazaret. Verdad es que o llamó Hijo de Dios. Mesías. Cristo. es decir, el ungido, el señor, etc. pero les demostraba a griegos y romanos SIL nuevo credo fundándose en versiculos de la Tora, de la Biblia.
Un camino judío hacia un objetivo no judio.
Si Pablo hubiese nacido dos siglos antes, cuando el reino hebreo estaba todavia intacto, cuando el pueblo, su pueblo, no había perdido aún su ánimo y su fuerza, no hay duda de que sii misión para los pueblos habría sido también diferente. Sin duda, habría tenido que entrelazar, también entonces, un bordado de telaraña, crear una leyenda. Todos los propagandistas lo hacen. Sobre todo aquellos que propagan la religión. Pero su leyenda habría sido distinta, más judia, más clara, más humanamente verosimil. entonces tal vez podria haberse producido una armonía antre el judaismo y el mundo, una nueva cultura judio universal.
Pero Pablo llegó demasiado tarde. Los puentes estaban cortados. El judaismo se habia ais.
lado. El motivo nacional habíase impuesto al puramente religioso y el judaísmo erigió una valla entre sí y los demás.
Pablo debió saltar por encima de esta valla, y ese salto tuvo sus consecuencias universales, históricas.
La tragedia de la historia judía, su tragedia máxima, la constituyó Pablo. El hecho de que él, y no otro, un pensador más claro, menos jactancioso. como se llamaba a sí mismo, menos pertinaz, más sano, más recto, más completo, recibiera la inmensa misión de plantar semillas judías en tierra extraña. El tejedor de Tarso, el fariseo, el hombre de las emociones histéricas y de los ataques repentinos, impuso el sello de su personalidad al cristianismo inci.
piente. Quebrantado, desgarrado, consciente de su culpa, así ena ély así resultó también su doctrina, la paulina, el cristianismo que él creara. Habló demasiado y no dijo lo esencial; paraboias y leyendas, y falta el objeto concreto, y siempre con un sentimiento de culpabilidad, una culpa que es menester rescatar, redimir, conciliar y olvidar por medio del dolor, propio o extraño. el primer perseguidor fanático del cristianismo se trocó en el primer perseguidor, en un perseguidor sanguinario de Su proiрio pueblo, de su propio tronco. Contra si mismo, en lucha consigo mismo, tal fue su vida. contrario a lo que él era, opuesto a lo que era el alma de su doctrina, la idea de su obra, tal fue el fruto de su vida. Simón Cefas poseía un seguro instinto judío; sentía que aquel fariseo jamás llegaria a ser Idiscípulo y representante del joven y bondadoso predicador de Galilea, y lo odiaba por eso.
Pero Pablo le hizo una jugarreta al viejo pescador: lo convirtió en la piedra angular de la iglesia cristiana. Colocó a Simón Cefas, en calidad de San Pedro, sobre la Basílica Vaticana de Roma. El viejo pescador judío se deja besar los pies por centenares de millones de Fiambres. Es el único consuelo, o la única venganza, que tuvo. Pablo sonríe: elevó a la grandezi a los judíos de Galilea, los llevó al apogeo, mas él no reposa, no se abandona. El fariseo no ha terminado aún. Tarde o temprano, el damino de regreso será encontrado, El tejedor de Tarso continúa al lado de su sillón de artesano y teje. Qué acabará por teier?
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Ahumada 125. Casilla 2298. Teléfono 83759. Del libro Gentiles y Judíos, de aparición inminente. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica