Bourgeoisie

EDITOR: GARCIA MONGE CORREOS: LETRA TELEFONO 3754 En Costa Rica: Suscrición mensual 00 Repertorio Americano EXTERIOR: EL SEMESTRE: 50 EL ANO: 00 o. am.
SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA El suelo es lo único propiedad plena del hombre y tesoro común que a todos iguala, por lo que para la dicho de la persona y lo calmo público, no se ha de ceder, ni fiar o otro, ni hipotecar jamás. José Marti.
Giro bancario sobre Nueva York mm mm rom mm mm 록 en sí mismo que es su guerra, encuentra, intacto vigilante, en soledad tenaz, a su antiguo espíritu ecuménico, encuentra también a México. Encuentra a América. La encuentra allí, en ese mismo sitio, en esa misma herida, en donde vive y alienta lo más elemental, viviente y antiguo de un pueblo. este entrañable encontrar. este inesperado descubrimiento, es para León Felipe, vidente del hombre que alborea, toda una nueva, incruenta Reconquista. Una mutua reconquista, que hace España de América, del pueblo de América: una reconquista que hace América de España.
León Felipe, hemos dicho alguna vez, es un gran poeta castellano. la palabra limitadora, que define geográficamente y culturalmente a un espíritu, se vuelve en este caso una palabra ensanchadora. Castellano, de su tierra bronca y cortés.
Castellano, hombre de meseta y de luz cruel. En páginas inolvidables, como o están hechas de esa traspasadora luz castellana, León Felipe ha hablado, recientemente, de su meseta. De esa luz agria, sin sabor, sin perfume; luz cegadora para la carne y la sensualidad, luz desvastadora. El paisaje de Castilla es sólo tierra y luz, como si la misma naturaleza quisiera subrayar, así, la dualidad en que se ha movido el espíritu castellano. No hay en ella la sensualidad, la melancolia aireada y trémula de Andalucía; no hay tampoco la nobleza mediterránea de Cataluña, ni el febril desmayo levantino. Sólo luz y tierra. El barro, la tierra seca y el trigo tierno que es Castilla, viven para esa luz y por esa luz. Si quisiéramos definir la actual lucha revolucionaria, la de la España leal, como el Cid, el leal Cid Campeador, diríamos que está presente en ese drama castellano: la lucha de la viva luz que aspira a integrar, en una sola escala, en un solo rayo, a todos los hombres. esa integración, que es la República, que es la Revolución, no admite sombras, sino que quiere que todos los hombres se reconozcan en su luz, en su deslumbradora, humilde, recia humanidad.
León Felipe, vástago de la luz castellana, de la misma que engendró a Manrique, está frente a nuestra definidora, exacta luz mexicana. El ha estado otras veces en México, pero creemos que sólo ahora, por razón de la misma intensidad vital de la historia, podrá entender, cabalmente, en el sentido de reconquista. a la luz de México, verde y terrenal, delirante y contenida. Luz volcánica, pétrea, ensimismada. este nuevo encuentro de Castilla y la Meseta Mexicana en el espíritu poético de León, o, mejor, en el espíritu profético de un poeta, será el primer hecho esencial de esta mutua Reconquista, a la que con tan encendidas palabras ha llamado León Felipe.
Los hombres jóvenes de México, los poetas que siempre y desde el principio, hemos estado con el pueblo e pañol, obedientes al llamado de la justicia y del corazón, saludamos en León Felipe a un gran espíritu profético y a todo un pueblo que lucha por su humanidad. queremos recoger en estas palabras del poeta el verdadero y hondo sentido del movimiento revolucionario de todo el Mundo: Entonces nuestras lágrimas tendrán un origen más ilustre. Entonces, cuando la Revolución del Hombre haya acabado con el último villano, con el último burgués, nuestras alegrías, nuestros dolores, serán más puros. Por boca del poeta queremos decir que no renunciamos a nuestra humanidad, al dolor y a la alegría, sino que luchamos por obtenerla, integramente.
León Felipe Dibujo de Julio Castellanos León Felipe Por OCTAVIO PAZ De Letras de México. México, seliembre de 1938 León Felipe, el poeta castellano, está ya entre y la muerte: ensordecidos, y por eso peores que los nosotros. Viene de España, de su España, que cordos de nacimiento. estamos partidos para siendo suya, frenéticamente suya, es ahora de to siempre, que no hay amigos, amor, ni vínculo dos los hombres. Hemos o do su voz, su mensaje humano que la Justicia no deshaga con su alienjusticiero y prometeico, y el fervor con que muto terrible.
chos lo escuchamos, es, seguramente, la mejor ven Pero si la Justicia desata y rompe, también ganza que esa voz española ha tomado de todos consagra y enlaza. Cúmplese así la hermosa ley los fariseos que pretextan siempre no poder acudir de la vida que se nutre en la solidaridad, en la a la cita que nos hace. Los burócratas de la inte avidez del hombre que exige reconocerse en su seligencia responden, prudentemente, al grito de la mejante. través de León Felipe el mexicano se Justicia: ahora no, que tengo mi pequeña clase, reconoce en el español. adquiere su hombría camis odios minúsculos io mi casera virtud, hecha de bal, su plena y dolida humanidad. Nunca como puras abstenciones. con vosotros está el ladrón y en este momento la visita de un poeta español, el demagogo. Pero cuando la Justicia nos llama en México, en esta antigua y Nueva España, es no se puede decir que no se está preparado: La síntoma y anuncio de un acontecimiento, cercano Justicia se defiende con una lanza rota y una vise ya y henchido de significaciones, que amanece en ra de papel. Ante ella no hay odios, ni amores, la cultura de los pueblos hispánicos. Un aconteni escrúpu ɔs, ni casuística que valga. La Justicia cimiento que el propio León Felipe ha llamado el nos llama a todos, al inteligente y al imbécil, al más importante de la historia española moderna: puro y al impuro, al hombre recto y al pecador. el de la Reconquista: El de la mutua ReconquisÇuien no oiga su llamado es un fariseo o un ca ta que de sí misma hace el alma hispánica. Pues nalla, y está podrido y deshecho. Por eso desde la el pueblo, en su guerra heroica y tensa, realiza su guerra de España los hombres de toda la tierra acto de Reconquista: la de su propia humaniestamos partidos por una línea inexorable e innu dad, la de su clasicismo, vivo en las más puras table: la línea del corazón. Los que escuchamos, y regiones del subsuelo español. cuando el homlos sordos. los que se hacen sordos a la sangre bre de España, mediante ese ahondar desesperado Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica