DemocracyPopular FrontsTotalitarismWorking Class

REPERTORIO AMERICANO 89 mente ahora, que bajo su iniciativa los Estados Unidos han de tener la marina más poderosa de su historia y de la historia de cualquier nación del mundo, sea cuando la fuerza del Presidente Roosevelt decaiga más que nunca, ya que en su contra se alza gran marea de opinión.
En niestros países, en cambio, hay presidentes, como el señor Presidente Cárdenas, de México, que indiscutiblemente cuentan con el respaldo de la opinión Gública, lo que les da una fuerza moral incontrastable. Pero en la mayoría de los casos, y como regla general, la fuerza de los gobernantes hispanoamericanos, sea cual fuere la opinión de sus pueblos, radica esencialmente en la fuerza del ejército que les sea leal.
Esa característica es la característica de nuestras naciones que hay que tomar en cuenta al hablar de democracia, para no bordar en el vacío. No es cuestión de censurar o de elogiar, sino de reconocer el hecho, luego de comprender que nuestro estado de cultura y de progre.
so cívico y los intereses tan encontrados de las clases de que se componen las sociedades en que vivimos, hacen forzoso que así sea. No cambiarán las cosas con tomar a un acuerdo, con pasar una resolución, con firmar un tratado.
Ahora bien, dado ese estado de cosas, entien do esa condición ineludible. qué cariz, qué rumbo, qué efectividad ha de tener la democracia en nuestro continente. Tendremos franqueza suficiente para ver con ojos sinceros nuestros problemas y actuar con lealtad al tratar de resolverlos? Lima nos dará la respuesta.
Lima, donde Bolivar renunció a cetro, corona y trono, pero donde con dineros de naciente nación satisfizo su sensualidad. Lima, que ha de darse cuenta de que sin traicionar lo más noble de Bolívar, que fue el ideal de unión de nuestros pueblos, los tiempos han cambiado y precisa tomar los idealismos con firmeza y definirlos en términos prácticos.
En resumen, los ojos del continente están, cuando esos ojos son de rostros inteligentes, fijos en la próxima reunión limeña a la que los Estados Unidos envían su Secretario de Estado y México su embajador en Washington y las demás repúblicas, personajes de Gobierno igualmente prominentes. En esa conferencia, leo no el Excelentísimo señor Presidente de los Estados Unidos norteamericanos, enunció la asombrosa tesis de que donde quiera que iba el dólar alli iba la bandera de las barras y las estrellas, que donde quiera que hubiera inversión de dólares, alli llegaba la jurisdicción de los Estados Unidos.
Esa suerte de cosas había llegado a tal grado, que en Hispanoamérica abominábamos de las conferencias panamericanas. Nos asqueaba ver cómo la nación más fuerte del continente nos imponía su criterio, y cómo los delegados nuestros, o acataban sin protesta, y hacían pael de borregos, o protestaban inefectivamente.
En Montevideo, en 1934, las cosas cambiaron.
En Montevideo hubo amplitud de libertad de criterio. Se abominó allí de las intervenciones, y quedó constancia de ello. Poco más tarde, en la conferencia panamericana para afirmar la paz, celebrada en Buenos Aires, el principio de la no intervención fue consagrado y además de ellos las delegaciones en unísono coro elevaron himnos a la democracia. Ahora, en vísperas de la conferencia de Lima, nos hallamos con la democracia como asunto primordial de nuestros pueblos. Qué entiende el continente americano por democracia. Cómo ha de definirse el concepto. Será compatible la diemocracia con un régimen de Frente Popular como el que Chile acaba de determinar darse. Será compatible con un régimen de dictadura como el que impera en el propio Perú, donde el señor Presidente de la República, general Oscar Benavides, fue nombrado por el Congreso para terminar el período que correspondía al Presidente Sánchez Cerro, quien había sido ase.
sinado? De Presidente interino, nombrado en 1933, el general Benavides se ha convertido en Presidente vitalicio. será compatible con la democracia un régimen de estructura totalitaria, como el del Brasil, donde, si bien es cierto que no se admite la ingerencia germana, el totalitarismo de todos modos se ha establecido fuertemente?
No hay para qué seguir enumerando casos y problemas. En la conferencia de Lima imposible que estos asuntos dejen de tratarse. Esta conferencia, o ha de ser retroceso a lo que eran tales reuniones internacionales hasta 1934, o ha de significar una continuación de lo iniciado ese año en Montevideo. En este caso, la trascendencia que tenga será enorme. Los frue.
blos piden ya que se defina la demoaracia según y cómo ha de entenderse entre nuestro puebios, y de acuerdo con la idiosincrasia de nuestros pueblos, que no admite ni la forma rusa de democracia bajo dictadura del proletariado, ni la democracia al estilo norteamericano o al estilo inglés, basada en sufragio efectivo y sin ingerencia del factor fuerza militar.
Porque tenemos que comprender claramente que se diferencian en esencia nuestros pueblos de todas las democracias llamadas tales, en la Historia y en la actualidad, en que nuestros gobiernos pueden tener o no tener el apoyo de la opinión pública, neden haber surgido o no de las urnas electorales en elecciones llevadas a cabo con honradez, pero su fuerza radica principalmente en el dominio que tengan tales gobiernos de la fuerza armada. El honorable Mr.
Chamberlain, primer ministro de la Gran Bretaña, está en el poder porque lo apoya, no el ejército inglés, ni la marina inglesa, sino la voluntad de la mayoría parlamentaria de su país.
Lo mismo ocurre con Daladier, en Francia. En los Estados Unidos, el Presidente Roosevelt es un Presidente fuerte porque cuenta con el respaldo, manifestado en los comicios, de la gran mayoría de sus conciudadanos. Su fuerza no radica en el ejército ni en la marina de que es el jefe nato y comandante general. Posiblecon jos de hacer a un lado los problemas de mayor importancia, estos problemas precisamente han de discutirse en un ambiente de equidad.
Por una parte, Lima ha de impulsar la ten.
dencia antiintervencionista, llevándola no sólo al terreno de la ingerencia mediante la fuerza armada, sino también al terreno de la aplicación de las leyes. En términos más claros, para que el antiintervencionismo sea efectivo conviene, o más bien precisa, que las fronteras de cada uno de nuestros países se respeten por lo que toca a invasiones armadas, ya se llamen fuerzas expedicionarias, ya expediciones punitivas, o por sutiles, pero igual mayormente peligrosas, en las que determinado pais pretende erigirse en interpretador de las leyes de otra nación, o asume autoridad para juzgar si otra nación ha cumplido o no con sus propias leyes.
En la realidad, al antiintervencionismo derrota.
do en la Habana, aceptado en Montevideo, consagrado en Buenos Aires, y que ha de volver al tapete de la discusión en Lima, es una forma de consagrar la soberanía de nuestros pueblos.
Esa soberanía ¿Se viola o no se viola cuando un país se arroga el derecho de intensretar las leyes de otro y de reclamar que tales leyes se cumplan en determinado procedimiento. Lima ha de responder a esa pregunta. Concretamente, los Estados Unidos han querido llevar a México a la Corte Internacional de la Haya a que conteste allí lo que los Estados Unidos lc reclaman, a si ha cumplido sus leyes si México ha cumplido o no con las leyes mexicanas en lo referente a la compensación debida or la expropiación de tierras particulares que se han repartido a ejidatarios. El punto a discusión es este. Tienen los Estados Unidos derecho alguno, sin violar la soberanía mexicana, para erigirse en críticos de cómo México cumple con Su legislación. Podríamos nosotros, México o cualquiera otra república hispanoamericana, erigirnos en críticos de cómo los Estados Unidos cumplen con sus mandatos constitucionales. Nos atreveríamos a alegar que en cualesquiera de las medidas que la administración del Presidente Roosevelt se ha violado el espíritu y la letra de las leyes norteamericanas, y sobre esa base podríamos llevar a los Estados Uni.
dos a contestar tales cargos ante cortes internacionales de justicia. Se trata de parte de ciertos países de esta blecer una Corte de Justicia Panamericana. Por ahí va la discusión. No será una invencin para en cualquier momento llevarnos ante semejante tribuna a que respondamos de cómo nos he.
mos gobernado? Es muy dulce y muy cómodo echarse en arrellanado sillón de idealismo. Con recordarnos a Bolívar es fácil agarrarnos por ahí. Pero obremos con cautela. Una Corte Internacional de Justicia Panamericana. no será la manera más fácil y más sutil para en cualquier momento llamarnos a responder cargos inadmisibles con el mantenimiento de nuestra soberanía?
México ha podido, sabia y hábilmente, eva.
dir la proposicin norteamericana de someter a corte europea el cumplimiento de sus preceptos constitucionales. Cuidado que no sea la Corte Panamericana de marras la forma de vencer esa dificultad y echarnos el lazo!
Recordemos frente a este problema el de la democracia. Si alguna vez ha de haber democracia en cualquier sentido en Hispanoamérica, ha de ser surgida de la libre voluntad de nuestros pueblos. No es posible desarrollar una de.
mocracia a base de imposición extranjera. Una Corte de Justicia Internacional Panamericana quizás resulte el obstáculo mayor que encuentren nuestros pueblos para crearse una democracia.
una AHORRAR es condición sine qua non de vida disciplinada DISCIPLINA es la más firme base del buen éxito LA SECCION DE AHORROS DEL Banco Anglo Costarricense (el más antiguo del país)
está a la orden para que Ud.
realice ese sano propósito: AHORRAR Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica