IRepertorio Americano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXVI San José, Costa Rica 1938 Sábado 31 de Diciembre Año XX No. 862 Núm. SUMARIO Alfredo Bufano Daniel Cosio Villegas Nimbus Luis de Zulueta Ser lo que somos La Casa de España en México.
El busto de Mideros.
Las lecciones de Montalvo.
Cabos suellos Un nuevo libro del Dr. Vaz Ferreira.
La Conferencia Panamericana.
Responso por Alfonsina Storni.
Palabras.
Palabras Poemas de Cuscatlán Nuevas nolas sobre Constancio Vigil.
Libros y Autores No podemos excluir a Filipinas.
Cuentos breves.
Erase una vez Yo sí. Yo no.
El agua grande Juan Acuña Claudia Lars Luis Villarongo Elpidio Valera Vera Yamuni Julio Paladino Aura Rosland Augusta Arias Manuel Ugarte Marta Brunet Ser lo que somos Por ALFREDO BUFANO De La Prensa. Buenos Aires, 25 de setiembre de 1938 se Dejar de ser lo que somos es ya una especie de muerte. Estas palabras de Erasmo de Rotterdam, en su Elogio de la locura, nos sugieren una serie de reflexiones. En la época que vivimos todos hemos dejado de ser un poco lo que somos. Un poco algunos, totalmente muchos.
Creo que éste es, precisamente, uno de los grandes dramas de la hora presente. Dejar de ser lo que se es.
Los jóvenes no se preocupan por descubrirse; los hombres no preocupan por cultivarse. Los primeros tuercen su vida, los segundos la esterilizan.
La vocación, en nuestros días, ha pasado a ser un problema de segundo orden No pensamos en lo que somos, en lo que debemos ser, sino en lo que nos conviene ser para mejor disfrutar los halagos de la vida contemporánea. Torcemos nuestra vocación haciendo prevale.
cer nuestros instintos sin sospechar que cometemos uno de los crímenes más abominables del alma. Dejamos de ser lo que somos porque descubrimos algunas veces que nuestra vocación verdadera nos lle.
varía por caminos difíciles o heroicos, alejándonos, por ende, de las comodidades y la holganza.
En este dejar de ser se encierra el más trágico y lamentable de los renunciamientos. La más lamentable y trágica de las cobardías. Pen.
semos un momento en lo que significa dejar de hacer versos flor vocación para dedicarse a una profe.
sión lucrativa. Qué amor podrá poner un hombre en un menester que ha elegido por conveniencia?
Ninguno. Qué resultados beneficiosos para los demás puede tener tal profesión. La respuesta es la misma: ninguno.
Dejar de ser lo que somos es atentar contra la sociedad y la patria, es atentar contra Dios, que dispuso nuestra naturaleza y nues.
tra alma para determinadas funciones específicas. Dejar de ser lo que somos es una triste manera de condenarnos a una permanente mediocridad, porque mediocre debe ser por fuerza aquel que pretende ejercer una actividad determinada para la cual no siente ninguna simpatía.
Los que mediante la cátedra estamos en contacto con los jóvenes, podemos comprobar con aterradora frecuencia el cúmulo de torceduras vocacionales que se Weva a cabo en.
tre ellos. En las escuelas normales, sobre todo, el problema adquiere una magnitud impresionante. No exageramos si decimos que la mayoría de los normalistas va a las aulas en abierta pugna con su voca.
ción. No nos hagamos ilusiones sobre el particular. No pensemos ni por un instante que todos los que van a las escuelas normales lo hacen porque sienten la vocación del magisterio. No es así. Van porque es una carrera corta, van porque temen enfrentarse con disciplinas más arduas, van porque ven la posibilidad más o menos inmediata de resolver a medias su futuro. Irán algunos, y no es posible negarlo, que sienten en efecto la atracción de la enseñanza; pero, lo repetimos sin riesgo de equivocarnos, la mayoría sigue la carrera del magisterio contrariando los secretos impulsos de su vocación.
Esos jóvenes dejan de ser lo que son, lo que en realidad podrían ser, y pasan a la nada envidiable categoria de todos los mediocres.
Detengámonos por un momento frente a cada uno de esos jóvenes; indaguemos, preguntemos; exijamos que se nos conteste con since.
ridad y obtendremos en la mayoría de los casos una respuesta negativa. No quieren ser maestros.
Estudian porque los obligan, forque sus recursos no les permiten orta cosa, porque su capacidad no les ayuda para más grandes sacrificios.
Más de una vez nosotros hemos descubierto la verdadera vocación de alguno de nuestros alumnos. Qué lejos estaba de la carrera del magisterio! Lo hemos alentado, lo hemos inducido a seguir los impul.
sos auténticos de su espíritu y de su inteligencia, y podemos asegurar que aquel alumno mediocre, desatento, haragán y contrariado, pasó a ser otro hombre en cuanto se enJOM Erasmo de Rotterdam (1466 1536)
Retrato de Holbein (1523)
Trafé de saber si Erasmo de Rotterdam era de aquel partido.
Pero cierlo comerciante me respondió: Erasmus est homo pro se (Erasmo es hombre aparte. Epistolae obscurorum virorum. 1515. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica