Individualism

158 REPERTORIO AMERICANO Ismael Enrique. Viene de la página 8)
que Arciniegas tenía derecho a repetir el verso magistral de Caro: Patria! De tus entre.
ñas soy pedazo! como ahora mismo el simil se convierte en realidad, porque a las entrañas de la tierra baja, pedimos que el ataúd en donde está dormido vaya al camposanto, mientras nosotros lloramos el adiós definitivo, envuelto en la bandera.
naturalezas desgraciadas escogen el concepto ruin o la palabra lacerante para desgarrar, mas allá de la carne, el alma misma, pasaron por él como las gotas de lluvia por sobre los plumajes. Jamás se sintió aterido ni oscurecido.
Llevaba el sol por dentro. queda la faz que destacará más perdurablemente su figura ante la mirada de las generaciones. Queda el poeta, el altísimo poeta, el catador de rimas, en vencedor de las dificultades métricas, el traductor insuperable, el hombre enamorado de su arte, el orfebre que, a diferencia de los inspirados de la primera hora, tuvo la continuidad más extraordinaria en la facultad poética, o pasó por el proceso invisible de varias reencarnaciones, o sufrió choques como aquellos que en los espacios siderales reencienden súbitamene las estrellas extinguidas.
Fué un romántico, cuyos versos cadenciosos, sugerentes, de amor, de dolor, de despedida, de evocación de la niñez, de reconstrucción del pasado, recita toda América. Fué un parnasiano también. Gustó de vencer las dificultades técnicas. En sáficos adónicos hizo poemas que, del punto de vista de lo ceñido a las normas, no tienen par en la lengua caste llana. En endecasílabos hizo aquella joya, El poeta mira al parque, que probó su capacidad de renovarse y de hacer música con el metro menos melodioso. Cantó todo lo grande, todo lo bello, todo lo hondo, desde el enigma del universo, el ansia de inmortalidad, el prodigio de las constelaciones, la patria y sus símbolos, la naturaleza tropical, el Magdalena, los aborígenes, los conquistadores, el amor, la amistad, el heroísmo, los héroes, hasta las fiestas populares, la alegría del baile, la tristeza de tántos pequeños recuerdos, de tántos pequeños sinsabores, y aquel reventar de ilusiones en que la risa, poco a poco, se oculta para que asomen las lágrimas, Cuántas de las coplas de Arciniegas, cantadas en los caminos, en las ventas, en las reuniones humildes, acreditan su sensibilidad de poeta y su cariño, que es casi ternura, por el pueblo! Hace muy pocos días publicó José Camacho Carreño un bellísimo estudio, ya recogido en libro, sobre el maestro Arciniegas. Con una gentileza que jamás sabremos agradecer lo suficiente, porque unió nuestro nombre al ide ese amigo en un arranque de patria, nos dedicó la prosa bruñida, cálida y emocionada por donde pasan nuestro Santander y nuestra Colombia en una exaltación que arranca del centro mismo del alma. Allá dice, y qué bien dice: Copla que va de boca en boca y se engasta en el corazón aborigen es atadura nacional más poderosa que las armas y los fríos himnos escolares. De esa clase de coplas, que nos alegran y nos entristecen, que tienen humedad de patria y perfume de alma nacional, nos regaló centenares la musa de Arciniegas. qué seguir? Nos haríamos interminables. Preferimos atender al corazón, que nos está doliendo. Cómo nos está doliendo! Este adiós imprevisto del maestro, de quien tántas cartas conservamos, de quien tántas de mostraciones de cariño recibimos, a quien tántas veces abrazamos en pleno combate, entre el humo de la imaginaria pólvora, es un adiós! que sentimos como una puñalada. Evocamos sus placidez en el sufrimiento, su risa en el dolor, su resignación en la injusticia y nos deja la sensación de que tenía alma de santo. Pero de santidad podrán hablar los teó.
logos. De lo que sí sabemos, de patria, de esta dulzura y de esta tortura que es la patria, de este amor, de este infinito amor, sólo al del hogar comparable, podemos asegurar Instituciones que frenen el poder Muchas páginas de Constant parecen escritas ayer. Qué admirable y provechosa crseñanza pudieran hallar en ellas los gobernantes autocráticos, si éstos fueran capaces de leer. Me parece útil, escribe en sus Memorias de los Cien Dias, advertir a los gobiernos que cuando oprimen o permiten a una minoria oprimir en su nombre, no es necesario conspirar contra ellos para derribarlos. medida que las luces se difunden y que los hombres conocen mejor sus derechos y sus intereses, los pueblos se acostumbran a actuar sin sus yobiernos. Los pueblos no se resignan a sostenerlos o defenderlos sino cuando obtienen de su mantenimiento un beneficio claro y positivo.
Todo el problema de la educación no es para Constant más que un simple problema de libertad. Basta al hombre tener un sentimiento de seguridad y un amparo contra la tiranía para adquirir un grado perfecto de civilización. perfecto es todo gobierno que garantiza la libertad.
Las garantias que pide este individualista no deben nunca gravitat sobre las virtudes perso.
nales.
Proclama que las leyes han de ser siempre el resultado de una multitud de ideas. No concibe, por ejemplo, que una Constitución, obra de siglos, pueda hacerse como un traje, a la medida de un solo hombre. Las Constituciones se establecen gradualmente y de un modo insensible y es el tiempo su mejor autor. Hay circunstancias excepcionales que imponen la necesidad de redactar una Constitución. Pero en tal caso dice Constant no conviene realizar sino lo estrictamente indispensable y dejar un amplio espacio al tiempo y a la experiencia a fin de que esos dos elementos reformadores dirijan los poderes constituídos hacia el mejo.
tamiento de lo que se ha hecho, hacia el perfeccionamiento de lo que aún queda por hacer.
Su fe en la naturaleza humana era muy escasa, a pesar de que muchos suponen que las doctrinas liberales deben ir necesariamente aliadas a un fondo de ingenuidad y de credulidad en aquellos que las practican. Pero esta desconfianza, base de su doctrina política, buscaba garantías que dieran a todos precisamente la confianza. su razonamiento era perfectamente lógico: por lo mismo que los seres son frágiles y susceptibles de corrupción, el mando no debe estar jamás concentrado en uno solo; y quiere instituciones que limiten y frenen el poder, que lleven en sí mismas el contrapeso de los vicios y debilidades inherentes al hombre. Suyas podrían ser aquellas memorables palabras de Thiers al resumir la gran lección de la vida y de la historia de Napoleón: Por granie, por cuerdo, por vasto que sea el genio de un hombre, jamás deben confiársele completamente los destinos de un país.
GRAFITOS EL DERECHO. INTERNACIONAL En los libros o en lo teórico, mucha justicia y razón; pero llegando a lo práctico, una bala de cañón, De la pluma del hipócrita sale el virus corruptor: no corrompen veinte cínicos más que un solo santurrón. puente alaba Juan el maldiciente. Mas ¿contra quién alaba Juan a Puente Embuste con guantes, camisa de Holanda, monóculo de oro, correcta corbata y frac a la moda, eso es Diplomacia.
Alaba mucho Juan Belén al literato Cosme Lanza: no digo que hace mal o bien; sólo pregunto contra quién va dirigida la alabanza?
Para el enojo y el rencor se pinta el i:ombre del papel y de la tinta: ofendido plumario, persigue al muerto en la sellada tumba: es moscardón que impertinente zumba en medio del silencio funerario.
Todas las aguas del mar ha sudado el buen autor en la estupenda labor de citar y comentar.
Más suda el pobre lector, Con la sola hiel oculta en un poeta envidioso, amargadas quedarían todas las aguas del Globo. Cuál es el tonto más tonto que el tonto autor de charadas. Es el tonto de los tontos quien se agita en descifrarlas.
LA HISTORIA El monarca, todo; el pueblo, un ovejuno montón: no hay historia del rebaño sino historia del pastor. De Manuel Prada en su libro Grafitos. París. 1937. De de la Luz León, en Benjamin Constant o El donjuanismo intelectual. Habana. 1937. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica