376 REPERTORIO AMERICANO José Martí Del natural. Oleo de Hernán Norman (1891. El mito martiano, Ensayo para una pedagogía de la conducta ciudadana y Mensaje cordial a las juventudes de América Por LUIS FELIPE RODRIGUEZ Colaboración. La Habana, setiembre de 1938 (Concluye. Véase la entrega anterior)
Pueblo y anti pueblo Si decíamos anteriormente que la política sostiene, en sus elementos más vitales, una suele ser ciencia del ritmo económico y social, lucha dramática con el anti pueblo, que ha o arte de canalizar y dirigir los diversos y múl. impedido que modificáramos, gradualmente, la tiples intereses, subjetivos y objetivos del ciu subconciencia colonial.
dadano, podemos decir ahora que ésta ha sido Sin embargo, a pesar de todo, por primeentre nosotros el mal arte del desgobierno del ra vez, en lo que va de República, se perfila pueblo. Biológicamente tarada en sus antece por arriba y abajo del ambiente demagógico y dentes provisionales que permitió el clima de confuso de los liderillos del anti pueblo, una factoría, ella, en complicidad con el sol, ha sido conciencia de lo que pudiera llamarse sentido fiel a su raíz colonial. Si se modifica a través de la aspiración popular, no realizada en su del espacio y del tiempo, desde la colonia mejor destino, pero que se advierte ya, ofusa la República, semi colonial, nunca fue por cadora y con el brillo detonante de lo bruñido una honesta renovación integradora de la con bajo el sol, en las sociales superficies, soteducta ejemplar, sino porque no ha podido eludir rrada y tenaz, como signo de vida potencial que la influencia de la dialéctica histórica, incontras elabora su propia dinámica, en la entraña intitable en su marcha rítmica, lenta o acelerada, donde se genera la estructura más fuerte del proceso económico y social del mundo. y vital de la comunidad política, económica y No podemos negarle a la política criolla, social.
por las razones enunciadas, la realidad cierta Si con la vista penetrante e indagadora re.
de que se modifica, pero ésta, escamoteadora corremos las capas que forman nuestro conde los hechos de nuestro posibilismo nacional, glomerado social, podemos ver dónde fertiliza nunca podrá escamotear el hecho comprobable el abono martiano que hace germinar al puede que, utilizando en su provecho las caracte blo, también podemos localizar las zonas estérísticas ambientales, ha sido uno de los ele riles donde fermenta el anti pueblo. primementos más influyentes que han contribuído a ra vista parece todo confuso, sumido en la peformar el anti pueblo. En Cuba él malogró nues numbra de lo post colonial, mas, acomodando tros momentos más felices y oportunos, y las el ángulo visual a esta bruma que parece forbases económicas y políticas, para lograr la mada con los vapores de la tierra vendida, aquí realización del pueblo, que en la espesa niebla y acullá vemos brotes de salud y claridad, sade su tiempo, perfilaron la visión y el anhelo lud y claridad de las yemas y de los tallos en de José Martí. Este pueblo ha vivido sin to cuyos hondos surcos se ha venido operando un mar su forma orgánica en la aspiración, limi proceso vertical. En primer término se destatada por las realidades circundantes, de nues ca la inquietud popular, levantada y vuelta a tros mejores hombres del pasado, hasta llegar caer muchas veces, sobre la mutilada cosecha a Martí, ejemplarizador genial de la conducta del anhelo común. Por los signos de este anpolítica. Por eso, lo que tenemos de pueblo hoy helo se llega a la evidencia de que el instinto de subsistir trabaja tenaz sus propias celdas de incubación, como la abeja laboriosa. Es el imperativo de la necesidad de los que sufrieron abandonados por el anti pueblo y junto al azadón y la herramienta de trabajo, la agresión económica. De ahí el despertar de la conceincia social en sus clases productoras, abrumadas aún por todas las formas parasitarias del antipueblo. Un anti pueblo que después de mediatizar los principios revolucionarios de la liberación política del 68 y del 95, regresó al punto de partida, entregó la base económica del inci.
ipiente pueblo, para crear la burocracia, como soporte de sustentación de todo el aparato político, militar y semi feudal.
Hay una diferencia específica, entre los elementos que forman el anti pueblo y aquellos dados a la tarea de generar nuestras posibilidades mejores; pero a veces, hasta en esos círculos de germinación y de tensión de la voluntad de futuro, se filtran los agentes sutiles del anti pueblo. Nuestra penetración psicológica los ha sonprendido, cual gusanillos roe.
dores en el pan de la vida. Pudiera decirse que son más papistas que el papa. Tienen la actitud del que lleva sobre sus espaldas el peso del mundo. Eluden cualquier razón de justicia y de equidad que juzgan fuera de la órbita de su sentido justipreciador; exclaman: Son pequeñas razones sentimentales que pueden retirarse al plano de lo no específico, porque lo único específico en la vida es nuestra razón, sostén de la razón del pueblo. veces nos parece que son cazadores de situaciones y de posición, pues que han hecho de la evasiva y de la mentira disimulada su mejor técnica. Los que hemos salido del corazón del pueblo y que le hemos sido fiel a través de toda nuestra vida, al margen de toda habilidad emboscada, muchas veces hemos sido apartados por ellos en nuestra voluntad de servicio, mientras el verdadero hombre de pueblo, se empeña en adquirir la conciencia de su posición, se humaniza para comprender y acoger toda ayuda de la conciencia honesta; pero ellos miran de reojo como el que tiene que defender una propiedad no hecha con la sangre, el pensamiento y el dolor de todos, sino con la sangre de ellos. Pero tal vez estos agentes del anti pueblo sean necesarios para contrariar a los que han puesto su fe en la causa de todos.
El anti pueblo ha interferido las óptimas intenciones de los elementos más progresivos y ha convertido en sal y agua todas las oportunidades de realizar nuestro pueblo, por cauces de vida indispensables para su crecimiento, desarrollo y vitalidad en lo económico, lo político, lo social y lo cultural.
Allí donde surgió una voluntad con la aptitud propia de quien desea el bien general, ha venido el anti pueblo para decirle: Cállate la boca, porque el bien general empieza por si mismo. Más de alguno que se retiró ensangrentado de esas especies de vallas donde se defrauda al pueblo, lo hizo ponque los heraldos del anti pueblo hacían ruido para que no dijera su palabra.
Recordamos un momento dramático y culminante en que se jugaba el futuro nacional: fue aquel en el que se destinó la tierra criolla al latifundio, y donde el que tuvo una visión de nuestra tragedia posterior, fue vencido por el anti pueblo, como Don Quijote de la Mancha fue también vencido por los molinos de viento y por el bachiller Sansón Carrasco, disfrazado.
Ya que traemos aquí las cosas de Don Quijote, diremos que, a pesar de sus refranes y su razón tan directa y cercana de la comida. Pasa a la página 381)
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