REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXV San José, Costa Rica 1938 Sábado de Junio Año XIX Núm. 21 No. 853 Brenes Mesén Emilia Prieto Discurso (1)
Libros y Autores.
Rectificación necesaria.
La psicologia del lider.
Laotzé (y El periodista Presidente.
Carfa al Presidente de Colombia.
Poesías inéditos.
SUMARIO Manuel Azaña Sobre la Obra Literaria de Víctor Londoño En el Kinder de Elena Sofo.
Absalón Fernández de Solo Tablero (1938. Barahona Streber Alerta.
Henri Borel Carla a Gabriela Mistral.
Raf. Heliodoro Valle Mussolini en América. Alcides Arguedos Los poetas y la política.
Amelia Ceide Antonio Machado Luis Heysen Antonio Caro Arturo Mejía Nieto el Presidente de la República Española se dirige al país Barcelona 18 de Julio de 1938 Cada vez que los Gobiernos de la República han estimado conveniente que me dirija a la opin ón general del país, lo he hecho desde un punto de vista intemporal, dejando a un lado las preocupaciones más urgentes y cotidianas, que no me incumben especialmente, para discurrir sobre los datos capitales de nuestros problemas, confrontados con los intereses permarentes de la Nación. pesar de todo lo que se hace para destruirla, España subsiste. En mi propósito, y para fines mucho más importantes, España no está dividida en dos zonas delimitadas por la línea de fuego; donde haya un español o un puñado de españoles que se angustian pensando en la salvación del país, ahí hay un ánimo y una voluntad que entran en cuenta, Hablo para todos, incluso para los que no quieren oir lo que se les dice, incluso para los que, por distintos motivos contrapuestos, acá o allá, lo aborrecen. Es un deber estricto hacerlo así, un deber que no me es privativo, ciertamente, pero que domina y subyuga todos mis pensamientos. Añado que no me cuesta ningún esfuerzo cumplirlo; todo lo contrario. Al cabo de dos años, en que todos mis pensamientos políticos, como los vuestros; en que todos mis sentimientos de republicano, como los vuestros, y en que mis ilusiones de patriota, también como las vuestras, se han visto pisoteados y destrozados por una obra atroz, no voy a convertirme en lo que nunca he sido: en un banderizo obtuso, fanático y cerril.
Incumbe a los Gobiernos dirigir la política, dirigir la guerra; los cuales Gobiernos se forman, subsisten o perecen según los vaivenes de su fortuna o de su popularidad, como las aprecian los órganos responsables en los que se representa y por los que se expresa la opinión pública. puesto a discurrir sobre la política y so bre la guerra desde aquel punto de vista que he nombrado y que me pertenece por obligación, he procurado siempre afirmar verdades que ya lo eran antes de la guerra, que lo son hoy, como seguirán siéndolo mañana. Seguramente estas verdades las hemos descubierto entre todos, cada cual a su manera: unos, las han descubierto por puro raciocinio; otros, las han descubierto por los implacables golpes de la experiencia.
Lo que importa es tener razón y después de tener razón, importa casi tanto saber defenderla; porque seria triste cosa que, teniendo razón, pareciese como si la hubiésemos perdido a fuerza de palabras locas y de hechos reprobables. Es seguro que, a la larga, la verdad y Don Manuel Azaña Presidente de la Repúblico Española la justicia se abren paso; mas, para que se lo abran, es indispensable que la verdad se depure y se acendre en lo intimo de la conciencia y se acicale bajo la lima de un juicio independiente y que salga a luz con el respaldo y el seguro de una responsabilidad. He deseado y procurado siempre que todos lo hagan así. El derecho de enjuiciar públicamente subsiste a pesar de la guerra, salvo en aquellas cosas que pudieran perturbar conocidamente lo que es propio y exclusivo de las operaciones de la defensa. de esa manera, cada cual aporta su grano de arena a formar la opinión. Pero, más que un derecho, es una obligación imperiosa, ineludible, en todos los que de una manera o de otra toman parte en la vida pública. Es una obligación difícil de cumplir. Cómu no va a serlo! Demasiado lo sé. Para vencor esa dificultad se recomienda mucho, como higiene moral, el ejercicio cotidiano de actos de valor cívico, menos peligrosos que los actos de valor del combatiente en el campo de batalla, pero no menos necesarios para la conservación y la salud de la República. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica