4 REPERTORIO AMERICANO El peligro de Arguedas be corresponder a 1856 o 57 en gia como el náufrago a la tabla que benévolo. Miraba a América des excelsos arquetipos que diera nuesel barrio de Yungay, de Santiago puede salvarlo es la maravillosa pués del conflicto de las guerras tra raza criolla; como el fecundade Chile, cerca de una plaza muy lección moral que nos da entonces, heroicas como la armonía. la sín dor que sigue fecundando en la provinciana donde están con sus en ese otoño de su vida que no tesis nueva de los pueblos y las multitud de su obra y la hazaña de aleros enmohecidos, sus tres pa era estación de descanso sino de razas. La escuela democrática y la su existencia activa. No había en.
tios, el silencio mediocre de sus renovado combate. Plegaba ya y noble igualdad que canta el him señado él a los impotentes, a los murallas encaladas y muy frías en había madurado Sarmiento para la no argentino, eran las fórmulas de excesivamente escrupulosos que afiel invierno, las últimas casas de la mayor batalla de su vida. Diez, aquel futuro laborioso y pacífico nan sus escrúpulos para no hacer Colonia. Cuando echaron de la Ar doce años más: 1866, 1868. Ahora que auspició y contribuyó a crear nada; no había enseñado que en gentina al tirano Rosas, el año 55, Sarmiento ya está en la Argentina; como escritor y como estadista. el obligatorio combate vital prevaél voló a mata caballos. No cono se yergue entre los hombres de su está todavía a cincuenta años lece sobre la pureza inútil, la fecía muy bien el que había sido mi país como el Aconcagua en la adus de muerto, como uno de los más cundidad manchada de vida. nero y rumbero y hasta brigadier ta cordillera del Norte. Por lo elécSarmiento en las guerrillas de San trico de su personalidad, por la Juan, San Luis y Mendoza, todos fuerza desatada y fecundadora de Hay que mirar hacia Bolivia los pasos de la gran cordillera. Con su genio, lo comparan con el vienel General Urquiza y los otros ge to pampero que lleva al río de la nerales de la Revolución estuvo Plata y al Océano, el polvo remoliPor LUIS NIETO CABALLERO conversando y llegó lleno de pro neante de la inmensa llanura inte.
yectos, el famoso don Domingo rior. Un cerquillo de canas como Envio del autor. Bogotá, octubre de 1938 Faustino. El sabía innumerables co la nieve en que termina la áspera Alcides Arguedas, el famoso escritor boliviano que con la re.
sas: cómo sembrar e irrigar la pam Geología del Aconcagua contorpa; cómo traer al río de la Plata nea esta cabeza morena y fuerte presentación de su patria estuvo entre nosotros, de donde llevó арип.
la inmigración extranjera, como for como el bronce; cabeza que escultes para hacer el interesante, discutible, ameno libro, La Danza de mar la nueva escuela democrática pe un paisaje de sierras america las Sombras, del que se escapan tan férvida simpatía por Colombia que civilizaría, que ciudadanizaría nas. Todo lo que el pensó y sufrió y tan amables expresiones para algunos de sus hombres, entre los cuamás bien, a los gauchos matreros. ahora se está realizando: la Argen les resultamos nosotros, no obstante dos repanos que otro día anali.
Pero le dijeron a Sarmiento, allí tina comienza a ser el país bíblico junto al vivac de la revolución mien de las mieses y los nebaños. la zaremos, muy favorecidos, dirigió al doctor Eduardo Santos, presi.
tras se tostaban las reses en el asadente de la república, una carta dolorosa, que en El Tiempo leimos guerra de ayer, al caballo chúcaro dor y los soldados contaban sus con de Facundo Quiroga en la pampa muy de paso y que acabamos de releer en el Repertorio Americano, sejas, lo que se le dice a todo hom incendiada, lo sucede la paz prós ese respiradero de la libertad del continente que Garcia Monge man.
bre que quiere vencer la rutina y pera; y el humanista liberal qui tiene en Costa Rica.
sembrar el porvenir en nuestras siera abrir el suelo inédito de su sierras indóciles de América. Pien país a todas las razas oprimidas del Empieza por referir que en pleno palacio presidencial fue herido sa muy bien y escribe mejor el se mundo. La tierra hace al hombre, en la frente por el jefe de la nación, candidato obligado para su coñor Sarmiento, pero la Argentina no pensaba Sarmiento, que tenía entre lección de tristes caudillos bárbaros. No dice con qué lo hirió ni está preparada, todavía, para tales otras cosas una enorme pupila de cuál fue el motivo. Pero ocho días de casa de salud, de curaciones, reformas.
geógrafo. el irlandés, el italiano, de vendajes, hacen pensar que requirió la espada o el cuchillo quizá por eso volví a mis clases y el polaco que llegaron aquí desde del matancero. Actitud de salvaje y de cobarde, de hombre impulsia hacer galopar mi pluma como un su landa superpoblada y hambriencaballo de pelea, mientras llega la ta, se trocaban en compadres gau10, para quien no son respetables ni el sitio, ni la investidura, ni la hora nos dice Sarmiento otra vez chos y generosos; compartirían su sociedad, ni la nación, ni el individuo ilustre que ha hecho sonar desterrado y desde la dura prueba asado rural y cebarían la misma afuera más que otro alguno el nombre de Bolivia.
de sus 48 años. pava de mate amargo.
Es el idealismo, es el romanticismo, es el filial amor por su pa.
Trabajar, porque sólo por medio El que fue un combatiente, se lo que movió de la acción el hombre se realiza; había convertido con la vejez y con su pluma para escribir las sentencias cáusticas de y abrazarse trágicamente a su ener la gloria, en el pastor del cayado Pueblo Enfermo. Son esos mismos sentimientos los que se agitan en la entraña de la obra que eterniza la ignominia de los Caudillos Bárbaros. Los mismos influyeron cuando lanzó su candidatura para di.
Discurso memorable.
putado, no pidiéndola sino exigiéndola, no considerándola un ho(Viene de la página 2)
nor sino un deber, asimilando la tribuna, como hace muy bien un co, compatriotas, vuestras felicitaciones, y a causa de ellas pisa.
hombre de su estirpe, a cátedra y a trinchera. Los mismos debieron ría el umbral del año 86 con paso firme y ánimo tranquilo.
ser los que, expresados con valor ante el mandatario impaciente, me Una máxima política, comprobada por los siglos, os dejaré frente una condecoración de sangre.
como un legado.
Pero lo más grave es el peligro en que se encuentra su vida. Escondido Los pueblos se suicidan cuando dan en creerse a sí mismos para escribir, dispuesto a asilarse en una legación amiga, peinmorales, degradados y, corrompidos. El mal existirá siempre en ro con el propósito de cprovechar alguna coyuntura para buscar en la tierra; pero hoy más que nunca, los pueblos libres brillan por tierra extraña el pan que en su Bolivia le sabe muy amargo, tiene el sus virtudes. Si os reconocéis venales o abyectos, os gobernarán copresentimiento de ser sorprendido y capturado para pasar el resto de mo a presidiarios. Ved hoy a vuestros jueces, y tened confianza sus días, agonizando lentamente, en alguna de las aldehuelas morti.
en que la justicia prevalecerá por todas partes.
feras en que abundan nuestros pueblos, lugar de confinamiento de los hombres ilustres cuando los torpes gobiernan. Más rápido todavía: puede ser asesinado por malsines a sueldo, o cazado como fiera con la aplicación implacable de la ley de fuga.
Hay que estar atentos. Hay que mirar hacia Bolivia, por solidaridad de la inteligencia y solidaridad del corazón, y hay que hacer ofrece a usled sus servicios profesionales saber al sátrapa que todo el continente vela, para que no se apague Medicina General oscuramente ni se ponga bajo el celemin la llama de una inteligencia y de una voluntad que son honor de América. Con Alcides Arguedas están hoy todos los hombres libres y todos los hombres responsables, todos los que mueven una pluma y todos los que saben convertir en clarines las gargantas para que se oigan muy lejos las notas de condenación a los procedimientos de los bárbaros. Después de la carta San José de Costa Rica. Teléfono 3754 De a p. previa cita de Alcides Arguedas, de su vida queda respondiendo el presidente de Bolivia ante el mundo.
tria, recieron para su Dr. García Carrillo Corazón y Aparato Circulatorio Electrocardiografía Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica