REPERTORIO AMERICANO 83 El busto de Mideros De El Tiempo. Bogotá Aqui está otra vez don Juan Montalvo, en un retorno glorioso, señor en casa propia, de regreso de la inmortalidad, en tierras donde su palabra resuena todavía con eco de metal profundo. está aquí en la magnifica realización de Mideros, obra de garra y nervio, len que el Maestro se nos entrega todo en su plena y huracanada humanidad.
Tormenta de vientos continentales, vientos de América insurgente, austros helados, y trópicos voraces, mueven la melena revolucionaria; se abre, en planos clarísimos, libre de oscuna arruga, o de huella cobarde, la frente de tan noble preocupación; firmeza, apenas insinuada en raudo desencanto, en los ojos tranquilos; fuerte la nariz autóctona; los labics cerrados, grávidos de apóstrofes, bajo el bigote de caudillo; y la quijada ambigua, entre afirmación voluntariosa, y sensual languidez. sobre todo el balo apostólico, la extraordinaria fuerza interior, esa tremenda grandeza espiritual, que hace crujir el bronce, y junto a él nos hace vivir en tan conturbada admiración. Era necesario nacer, como Mideros, bajo el cielo eléctrico de Quito, en cotidiana vecindad de volcanes y nubes, para rescatar de los años, con tan singular maestría, la tensa y generosa silueta.
Porque en esa cabeza exacta, está Montalvo en integridad maravillosa. Ese es el panfletario errante, siempre al frente del déspota azaroso; y el escritor de pluma sabia, nutrida en tan clásicas e inmortales esencias; y el hombre igual a su obra, de palabras tan claras y honestas, y de hechos de tan limpia sencillez. Allí está él todo, en las madrugadas conspiradoras; en el refugio de Ipiales, en su cárcel de lluvia y niebla; y en el exilio de París, en el otoño finesecular, paseante melancólico de avenidas remotas.
Ningún apostolado en América que haya dejado tan honda prolongación como el de don Juan Montalvo. Puede que de su obra, tras examen minucioso, se aparte todo lo transitorio y lo anecdótico; pero la vigencia espiritual de su ejemplo alimenta todavía el espíritu de libertad democrática de nuestros pueblos, y su presencia estimula muchos proselitismos generosos.
Desde ahora lo tenemos entre nosotros, aun cuando, en realidad, nunca estuvo ausente de Colombia, sino que siempre fue huésped ilustre, amado y admirado, par entre los pares, con los que aquí continuaron su tradición luminosa, Mideros lo restaura para la inmortalidad en líneas seguras y sonoras.
NIMBUS Juan Montalvo Busto de Mideros Un grande americano su alma se desbordaba del vaso de la forma literaria. Corazón de niño, ánimo de luchador, Las lecciones de Montalvo espíritu de artista, conciencia de místico. Bus.
có la verdad, amó la belleza, apostrofó a los tiPor LUIS DE ZULUETA ranos, desnudó a la hipocresía, adoró a la mujer, combatió por la libertad. De El Tiempo. Bogotá, de noviembre de 1938 Pero ese romántico fue al mismo tiempo un Desde hace días, la amplia sala de lectura los dictadores que a la sazón la dominaban, el espíritu crítico. Romanticismo poético y positide la Biblioteca Nacional se halla presidida por austero autor de Las Catilinarias aceptó una y vismo científico caracterizaron al siglo xix. Mas el busto de Montalvo.
otra vez las amarguras del destierro. Buena la crítica en Montalvo, crítica severa, objetiva, Como bien está San Pedro en Roma, está parte de su obra está inspirada en la nostalgia dura, está siempre impregnada de idealismo.
bien en esa estancia, albergue de los estudiosos del suelo natal y en las penosas pero fecun¿ Qué romántica viñeta de época, aquella de Bogotá, la efigie leonina de Juan Montalvo, das enseñanzas de la emigración.
visita de joven Montalvo al viejo Lamartine en gran patriota del Ecuador, gran amigo de Co. Hacia los veinticinco años lo hallamos ya la que el poeta francés le invitó a cazar en las lon:bia, gran escritor en la lengua de España, tierras de su castillo de Milly, que ya no poexpatriado en París, en aquel hospitalario Pagran pensador de América.
rís donde unos treinta años más tarde habrá de seía, y el escritor ecuatoriano convidaba, en Fue colocada allí la escultura, como se recambio, al glorioso autor de Jocelyn a marchar morir. Pero las aguas del Sena no le hicieron cordará, en una solemne ceremonia en la que olvidar las de su nativo Ambato.
juntos a la tierra americana, de la que se hahablaron el presidente de la república, el minis. Muchas veces, al caer de una tarde de ve.
Naba expatriado, para vivir entre las ananas y tro de relaciones exteriores y el ministro ple rano, o habríamos visto pasear solitario, penlos tamarindos, al pie del Chimborazo!
nipotenciario del Ecuador; tres magistraturas sando en su patria, por las avenidas de casta.
que, por feliz coincidencia, se hallan hoy ejer. ños del jardín del Luxemburgo, donde tántos Cullura podría ser la tercera de las leccio.
cidas por tres altas personalidades: don Eduar otros emigrados de todos los pueblos, de todas nes de don Juan Montalvo.
do Santos, don Luis López de Mesa y don Ben. las razas, han ido a llorar su pena, a esconder Este ardiente romántico se formó, sin emjamín Carrión, escritores insignes los tres, digbargo, en la perenne escuela de los clásicos. La su amor y a madurar su genio. ES Luxemnos de dialogar con Montalvo.
burgo escribía Montalvo en El Cosmopolita romántica inspiración contrasta en sus obras con La imagen de Montalvo, aquella noble testa las citas de autores griegos y latinos y el cons.
tiene eso más de bueno: reina en una melandesmelenada, dictará desde ahora más de una tante recuerdo de los ejemplos inmortales de la colía, un espíritu incierto, una cosa triste y silenciosa lección a los concurrentes asiduos a Hélade y de Roma. El crítico avanzado, el polevaga que le hace por todo extremo grato a quien la biblioteca. Leación quiere decir lectura en algo tiene esa influencia de lo misterioso.
mista de vanguardia era un devoto de la an.
y significa también enseñanza. enseñanzas tigüedad clásica.
Complacíame yo en aquel jardín: buscábale cohay en Montalvo que, para quienes frecuentan mo sitio de descanso, le tenía por consuelo. an devoto era de ella, que tuvo que defenla biblioteca nacional, podrán vale derse de quienes le acusaban de impiedad por por muchas lecturas.
entender que su amor a las letras paganas iba La segunda lección de Montalvo titúlase: en desdoro del cristianismo. No. Montalvo, hu7 iempo.
manista de corazón, adora a Jesús pero venera a La primera lección de Montalvo dice, Patria.
Como somos hijos de un lugar en el espaEl incorruptible polemista ecuatoriano amo, Sócrates. No hay dice sino una diferencia cio, hijos somos de un punto en el tiempo. Nues.
ante todo, a su país. Cómo hablaba de sus tieentre los dos maestros, aunque grande, infinitro siglo, lo mismo que nuestra patria, nos forrras andinas, de aquellos magníficos paisajes ta, la que va del cielo a la tierra. Si deseamos que, según decía, infunden en el corazón del ma, nos modela, nos imprime su carácter. imitar a Sócrates, no echemos en olvido a Je.
Sepamos ser, dignamente, los hijos de nues.
hijo de la naturaleza ese amor compuesto de sucristo tro tiempo. Montalvo fue el siglo xix. Nacido mil sensaciones rústicas, fuentes donde hierve El autor de los Siete Tratados, que tanto rela poesía que endiosa a las razas que nacen en 1833, en una hacienda en Ambato, en los cuerdan por su libre estilo y su amplia ilusAndes, y muerto en 1889 en un cuarto piso de para lo grande. tración a los Ensayos de Montaigne, fue hombre Paris, su vida abarca todo el centro de la pasada de mucho estudio, vastas lecturas, vario saber.
Hizo Montalvo a su patria el máximo sacri centuria. Fue un alma de su siglo.
Como los hispanoamericanos de su tiempo, ficio; el de la patria misma. Por no rendirse a Romántico, ante todo. Soñador, apasionado, Montalvo se había familiarizado con los gran Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica