REPERTORIO AMERICANO 179 abra sin piedad las carnes, el cauterio que las carbonice; el libro que llegue hasta los más recónditos lugares de nuestro suelo, como las novelas de Emilio Zola en Francia, y las de León Tolstoi en Rusia. será nuestro libro: sangre de nuestra sangre, y carne de nuestra propia carne. 10)
No había pasado una semana después de que se publicó el artículo memorable de Montenlie el 25 de Diciembre de 1924, en el cual preguntaba él que cuántos habían leido ia obra de Azuela, cuando varios otros empezaron a descubrir que una novela verdaderamente interesantísima había pasado desapercibida y que había sido consignada al olvido. Como único e emplo de este reconocimiento que comenzaba a crecer alrededor de la obra de Azuela, existe el caso de Rafael López quien, al discutir la novela para el año de 1925, comentaba. Recuerdo un esfuerzo serio, bien apuntado, pero reducido a 200 ejemplares para los amigos, por la pobreza de nuestro medio; el de Mariano Azuela en Los de Abajo, lo más interesante de diez años a la fecha.
Tan inmediata y tan universal fue la deman10. Existe una literatura mexicana moderna? EL Universal Ilustrado, 22 de Enero de 1925.
continental, y tal vez mundial. 8) añadiendo que a este mismo hecho se debía a críticos en receso, críticos apartados de una actividad constante que una novela verdaderamente bien escrita como era la de Los de Abajo, representativa de toda una época y de un movimiento social, pudiera pasar inadvertida, aún para personas tan ilustradas como Don Victoriano Salado Alvarez. En otro articulo algo menos pesimista, referente a la literatura contemporánea, Julio Jiménez Rueda confiesa que ahora sí sabe que Azuela ha escrito una novela representativa de este lapso de agitación política y que solamente conocen sus familiares y amigos (9. El Universal Ilustrado, que como dice de si mismo, es el único Semanario Nacional capaz de preocuparse periodísticamente por las más altas cuestiones del momento se apresura a aprovecharse de esta interesante polémica sostenida en los periódicos matutinos por tres de los principales literatos de la Capital. En sus números del 22 y del 29 de Enero publica como artículo de fondo una encuesta preguntando. Existe una literatura mexicana moderna. y publicando las contestaciones de figuras tan destacadas como Federico Gamboa, Salvador Novo, Enrique González Martinez, José Vasconcelos, y varios otros. naturalmente envía un representante al recién descubierto novelista para obtener su opinión sobre el particular. La respuesta dada por Azuela, no podía haber sido más adecuada tanto para el asunto inmediato que se discutía como también una especie de crítica contra aquellos que no habían reconocido la importancia de su propia obra. Se circunscribió a citar un artículo que había publicado ocho o nueve años antes en contestación a una polémica suscitada por el Secretario de Educación con referencia al porvenir de la novela mexi.
cana. Entonces había escrito él, en parte, como sigue. Por lo que se refiere al porvenir de la novela mexicana, poco puede esperarse de los literatos de profesión. Qué saben ellos de esas enormes palpitaciones del alma nacional, que están sacudiendo en estos mismos instantes a nuestra raza. Acaso no es en los momentos de suprema angustia, cuando el alma del pueblo está empapada en lágrimas y chorreando sangre toldavía, cuando nuestras lumbreras literarias escriben libros que se llaman Senderos ocultos, La hora del Ticiano o El libro del loco Amor?
Esa fue la acusación categórica presentada en contra de la vieja escuela de literatos, por uno que está afiliado tanto a la vieja como a la nueva escuela. después, en forma igualmente vibrante y tómese en cuenta que esto había sido escrito casi diez años antes! les invita ba a que examinaran sus propias novelas de la Revolución. En la estepa de Rusia se irguió el paria de gesto airado y voz de trueno, que dijera todas las angustias y todos los dolores de su patria.
De la gleba mexicana se alzará, así lo espera.
mos, el que venga a desgarrar nuestros oídos con su grito henchido de todas las angustias, de todos los anhelos, de todas las alegrías de nuestra raza. entonces. hasta entonces tendremos el libro ansiosamente esperado, el que nos arrebatemos de las manos para sentir el golpe de maza que anonade, el bisturí que El loquito Mejía Al que apodan el loquito, un muchacho Mejía, de profesión farmacéutico, ya le han dejado de mano. Flaco, desorbitado, haciendo esas tristes inmundas cosas que hacen los locos con una expresión de ausencia que aleja toda burla y toda cólera, no obstante hemos de presenciar cómo Nereo le da de palos; y cuando ciertas noches está excitado por el cuarto creciente, y habla tonterías, para obligarle a estar callado Nereo le pone un acial. Vosotros, jóvenes barbilindos de Las Gradillas, vosotros, padres de familia de Caracas y del interior que estáis educando bien a vuestros hijos y paseáis de un extremo a otro de la tierra del miedo por una carretera que han hecho el dolor y el despotismo ¿no sabéis lo que es un acial?
Muy sencillo: se le pasa al hombre loco que no resiste, una cuerda por la cabeza en forma de aro, a ésta, de un lado, se le introduce una varilla para hacer el torzal. Vásele dando vuelta hasta que la cuerda sobre el cerebelo y sobre las comisuras de la boca abierta hace tal presión que inmoviliza los maxilares; la lengua queda, abajo, naturalmente, bien tenida por la cuerda tensa; y como al acialado se le atan previamente las manos, ulula grune, se tuerce hasta que cae al suelo desesperado, llorando sin sollozos porque el acial no permite otra manifestación que un ronquido.
En los ojos de la víctima hay una angustia de bestia apuñaleada. Verdad que sería terrible y regocijado ponerles aciales a los senadores y a los diputados de estos últimos congresos?
En todo caso, ya veis, el loquito Mejía vivió unos días así. Murió tirado en un rincón, entre trapos y excrementos. Nereo no le dejaba dormir el angustioso monólogo del loco; le silencio con un acial y fuimos entonces nosotros los que no podíamos dormir.
Al fin le sacaron aquella otra mañana, cosido en un trapo.
da popular para Los de Abajo que El Universal Ilustrado no perdió la oportunidad de dar un golpe de Estado en el campo de la publicidad mediante la publicación de la novela en sus ediciones semanales. Sin previo anuncio apareció repentinamente en su edición del 22 de Enero de su revista un anuncio de toda una página, proclamando la publicación de Los de Abajo. La gran sensación literaria del momento en su próxima edición. Al dia siguiente, El Universal también publica anuncios en todas sus páginas de la edición del 23 de Enero. Cuatro días después, el anuncio dice. Los de Abajo Creación palpitante de nues.
tra vida El Universal Ilustrado ofrece la única Novela de la Revolución siendo ilustrado con un bosquejo de la que debía servir de cubierta para La Novela Semanal. La columna editorial. La Flecha en el Blanco de El Universal Ilustrado se dedicó a hacer una corta revista y crítica de Los de Abajo el mismo día que fue publicada en el Suplemento Literario.
El semanario alabó a su joven colaborador, Francisco Monterde, por haber emprendido la defensa de la personalidad del ignorado médico de provincia, verdadero novelista. ni anduvo lendo tampoco en señalar el hecho de que, para satisfacer la tremenda curiosidad que había suscitado la polémica, entre el público selecto de México por conocer la obra. El Universal Ilustrado, que vigila atentamente el desenvolvimiento artístico del país fue quien se propuso, contra viento y marea, mostrar a la nación la figura interesante del Doctor Azuela.
Así fue a grandes rasgos, como los de Abajo liegó a ser conocida primero por el público de México y poco tiempo después continental e internacionalmente. desde la noche hasta la mañana, todo México deseaba saber y conocer quién era este penetrante, poderoso novelista cuyo nombre y cuyas obras eran relativamente desconocidas. La prensa le solicito ansiosamente entrevistas. Ortega se adelantó a los idemás, manteniendo la supremacía de El Universal Ilustrado, y publicó su artículo titulado Azuela dijo. con una fotografía del novelista en su edición del 29 de Enero el propio día en que Los de Abajo fue ofrecida al público. El reto lanzado por Monterde a los críticos en receso produjo la primera crítica verdaderamente seria hecha a la novela, de la pluma de Eduardo Colín, considerado por Monterde como uno de los mejores críticos de la actual generación. Tres días después ese mismo perióflico publica Los de Arriba y los de Abajo escrito por Monterde, artículo en el cual modestamente rechaza la exclusividad de haber descubierto por sí solo una obra tan importante la cual el creía que por sus propios méritos y su inmenso valor literario hubiera sido aclamada tande o temprano de todas maneras. Con verdadera maestría resume los frutos producidos por el antagonismo entre los literatos, y critica a Victoriano Salado Alvarez por haber descrito la novela de Los de Abajo como curiosidad bibliográfica. 11. 11) Monterde niega este cargo, citando su propio profundo interés en la obra de Azuela titulada Cua.
dros y Escenas de la Revolución Mexicana desde que bab a leído ese libro en 1920, y de sus incansables esfuerzos para que los críticos se ocuparan de Los de Abajo y de las demás obras de Azuela desde en esa época. En ese entonces, cuando descubrió personal mente la novela de Azuela, trabajaba en la redacción de Biblos, boletín semanal de datos bibliográficos publica.
dos por la Biblioteca Nacional. En el número de Bi.
blos del 28 de Febrero de 1920 fue publicada la pri. 8) Críticos en receso y escritores desesperanza.
dos. El Universal, 13 de Enero de 1925. 9) El decaimiento de la literatura mexicana El Universal, 17 de Enero de 1925. Lo cuenta José Rafael Pocaterra en sus aleccionadoras Memorias de un venezolano de la decadencia. Tomo II.
Editorial Elite. Caracas. 1937. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica