Fascism

REPERTORIO AMERICANO 301 Yo la he visto noche a noche cuando hay una luna bella dirigirse al cafetal. se sienta bajo la mata donde enterró su ilusión, y busca, con su ojo triste, la telaraña de ensueño que hace diez años tejió entre esmeralda y rubí.
1935 TARDE Cuando aumente la cosecha, y a mi Juan le paguen más, el señor cura echará sobre nosotros. bendito!
un lazo que ni el pizuicas podrá desatar jamás.
Asi pensaba Camila la linda muchacha fresca, mientras su sangre animaba su mirada.
Un ruido oyó en ese instante como de hierba al moverse, y creyendo era su Juan se volvió muy ligerita.
Al punto se sintió presa en los brazos del patrón que la estrechaba y besaba con una bestial pasión.
Luchando por escaparse de tan odiado truhan, la muchacha sorprendió entre unas matas, detrás, a su enamorado Juan, que había seguido al señor.
Con ojos de amor la miró.
Su faz empalideció, y sacando su cutacha destazó al rico patrón. claro! Hoy el pobre Juan descontando su condena allá en la isla San Lucas seca su carne morena.
Aqui la pobre Camila llora y llora sin consuelo marchitando su hermosura.
compañeros, bajamos dijo estrechando las manos fraternas de Silva Herzog. los que venían a entretener en él una última esperanza de vida y que insistían en quedarse a su lado, presintiendo el fin de un momento a otro, les aconsejaba: Váyanse a descansar.
Tienen tiempo hasta mañana a las ocho, en que me despediré de ustedes.
Sólo al acercarse la hora suprema, al disponer lo que se debía hacer con sus libros inéditos, pareció ascender a la augusta misión de su cátedra; su rostro se cubrió de seriedad.
Se trataba de la publicación de sus trabajos, el fruto de sus últimos esfuerzos. Queria que aprovecharan sus discípulos, suz amigos, todos aquellos que lo siguieron fervorosamente por conocer la verdad de su prédica, al margen de los partidos políticos, y por saber quilatar la humana grandeza de su corazón.
Si la muerte deja a nuestro mundo tan estúpido y mai como lo encontró Anibal Ponce tiene bien ganado el derecho de repetir las palabras de Sarmiento, uno de los pocos hombres que conquistó su respeto en Argentina. El día en que echen la última retreta podrán decir en justicia: Acompañad un cadáver; pocas veces tributaréis a un argentino honores tan merecidos.
Mimosa y sensual se tendió la tarde sobre el lecho blando: verde zacatal Quieta y sugestiva espera, rendida, la caricia suave de la leve brisa. los cantos tiernos, cortos, musicales, con que la enamoran pájaros de invierno.
Cansada, la tarde se quedó dormida.
Tendido junto a ella el Silencio grave.
Discreta, la noche bajó sus cortinas, y a todos los ruidos les puso sordina.
El Radio, 1938 DEI, Con el Doctor Azuero Aníbal Ponce ha muerto. Viene de la página 296)
nocer en Aníbal Ponce un hombre de una cate ideas, aquilatando hombres. En 1935 fue comigoría superior sionado para investigar las matanzas de AstuEn la nueva promoción suramericana, Aníbal rias, allí vió los resultados de la lucha a muerte Poncu era uno de los más serios representantes. librada contra la reacción feudal representada Desde los 17 años se desveló por ideas y con por el fascismo. Luego visitó Rusia. Ese año ceptos que no tenían nada que ver con la am regresó de Europa, más intensa la curtida pabición personal, ni siquiera con la vanidad. Des lidez de su piel, cargado de honores que ocultaba de esa temprana edad se enfrentó a la maldad celosamente, con el pudor del que nunca se de las clases dominantes, combatió la injusticia, empinó para alcanzarlos.
instigó a los hombres a pisar terreno nuevo, En su amado Colegio Libre de Estudios Suadelantar un pie en su tarea. Nunca lo llevó pericres, en sus otras cátedras, exponía su la ambición sino la fe. Enorme fe en el triun nuevas observaciones, simplemente, enamofo de la justicia, en la reinvidicación de aque rado de la claridad, desechando todo lo fútil, llos educados en la miseria de las fábricas, en rehusando siempre representar la comedia de la gañados por la prédica de los falsos apóstoles. inteligencia.
Sostenido por esta fe atacó siempre lo feo, y Profesor, ante todo guía de estudiantes y lo innoble, y lo atacó valientemente, esgri obreros, en la tribuna se reyestía de seriedad, miendo sus ideas con lógica inflexible. Hasta consciente de la trascendencia de su misión.
el último instante conservó esta heroicidad. Todos recordamos aquella conferencia sobre Murió tranquilo, en la calma y la alta con España en la cual señalaba la maldad secular fianza de haber empleado bien su vida. Cuando de las clases dominantes españolas y de los conoció a José Ingenieros, no tardó en com ciegos servidores: Ejército, Policía, Guardia prender y admirar al maestro. Juntos rieron del Civil, Carceleros, Nobleza y prestamistas. Lueimpostor, de la seriedad de los Pachecos, de los go la vimos publicada en Dialéctica (el libro tontos y con los tontos. Aprendió a analizar siguió casi siempre a la expresión verbal. con sonrisa piadosa a los políticos de su tierra, Bajando del pupitre de profesor recobraba el a usar el escalpelo de la psiquiatría para autop aire retozón y bromista, la eterna sonrisa que siar sin pasión la grandeza de los surameri trajo a México desde la Argentina, que no canos. Hasta que harto de juzgar las medio perdió al ser prontuariado por las autoridades cridades del hispanoamericanismo zarzuelero. policíacas de Buenos Aires, que mantuvo frente volvió los ojos hacia los grandes maestros y las a los encargados de sembrar odios y fecundarlos grandes rutas, hacia los humildes, los traba con sangre, los brazos de los dictadores que jadores, hacia los oprimidos por los sistemas afirma, inconscientes, las opiniones de cono por la ignorancia.
ciencia fuerte y sana. Esa sonrisa que no perEn Francia, su país preferido, respiraba su dió en los ocho días que siguieron al estúpido alegría y su optimismo a plenos pulmones. In accidente de automóvil que le costó la vida.
fatigable se le veía en las salas de conferencias Ocho días de sufrimiento que ocultaba el gesto y en las aulas universitarias, en los círculos despreocupado con que recibía a discípulos y literarios y en los clubs del faubourg, hurgando amigos en la cama del hospital. Bajamos, propósito de la entrada triunfal del héroe que había vencido a la naturaleza sobre las cumbres desoladas de los Andes, Leary recuerda la delicada posición del doctor Vicente Azuero ante el Libertador: se le acusaba de fraudes. alguien que no estuviera al tanto del incidente desagradable, podria crear que Leary ejercía venganzas años más tarde, cuando ya Bolivar eta de la Historia; pero no, el hecho fué algo más desagradable de como lo recuerda el autor de las Memorias: el doctor Vicente Azuero arengó al Libertador y entre otras frases ardientes, le endilgó estas palabras: Hombre singular! Nada hay comparable a vuestro mérito. Aníbal, abandonado de su patria y buscando en reinos extraños los medios de presentarla: Cincinato y Fabricio, abdicando la omnipotente dictadura: Trasíbulo y Pelopidas, despedazando las cadenas de sus conciudadanos, no igualaron vuestro valor, vuestra constancia, vuestra moderación. Bolivar contestó, acaso para castigat lo de los fraudes: Ilustre y grande orador. El héroe que has descrito no soy yo, Procura tú imitarlo, y yo lo admiraré. La cita es de Diego Carbonell, en su libro General Leary, intimo Caracas.
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