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70 REPERTORIO AMERICANO Cantemos el descubrimiento de América chos creen, lo rutinario empenachado, lo vulgarote aureolado, lo corriente más o menos mitologizado, sino un empeño cotidiano, un anhelo repetidamente abrazado, una realidad en gestación, un fruto no cosechado todavía: en el orden material, lo no sazonado en plenitud; en el orden espiritual, el reino presentido.
Por GRACIANY MIRANDA ARCHILLA De Alma Latina. San Juan de Puerto Rico, enero de 1938 El Descubrimiento de América, por consiguiente, no es un hecho consumado, parecido al desvestimiento de una estatua dormida sobre mares borrascosos. Mientras una estatua descubierta, síntesis de olímpica donosura, lo encierra todo, a juicio de los arqueólogos o estetas inspirados en las llamadas Artes nuevas, América significa despertares magnos, despertares vitales, trascendentes en esto escurridizo que recibe nombre de presente y, sobre todo, aliento de futuro, palabra de futuro, esencia futura. Vida futura para quienes no han despertado y despertarán mamando eternidades. El Descubrimiento de América no es lo que muDel Canto a la Lengua Castellana precitado, emergen vocablos de añeja envergadura, y esto ha dado pie a los inconformes para pensar en lo denominado ritmo ambiental, en lo nuevo artístico. amente, en una obra de arte de ben concurrir esencias imperecederas, no sólo de ayer, sí que de hoy y de lo que corresponde al después. Pero una cosa es ritmo ambiental de ahora y muy otra la pose engreída de los estólidos que quieren en su poquedad que el Arte se decida por determinada corriente ideológica, llámese comunismo, hitlerismo, fachis.
mo. Pretender que un canto a la Lengua Castellana sea panegirico incubado en moldes retrogrados, a la sombra de la política, muy al lado de las mezquindades humanas. no será lo mismo que enturbiar la corriente cristalina del Arte, llamado a ser, en todas las épocas, et mismo cauce de la redención espiritual?
Pecan de vejez los que descubren ancianismo en los vocablos de añeja envergadura, porque si algo resiste la embestida del tiempo, ese algo no lo constituye el broquel de la hora, soste.
nido en virtud a su falta de peso, sino el odre de ayer, tan cargado en pureza. Basta tender la mirada sobre las legiones españolas que plantaron tienda en las tierras de América. España no trasplantó antiguallas a las tierras vírgenes del Nuevo Mundo. Su idioma eternamente nuevo, rejuvenecido a cada golpe de armas y más elegante después de cada nueva caída. sólo estaba llamado a ser verbo digno de los hombres que nunca conocieron la vejez: precisamente, de España nos llegó lo más soñador, lo más romántico, lo más conquistador, lo más muchacho, encarnado en el Descubridor de tierras y amoríos, sublimado en quien busca la Fuente de la Eterna Juventud para perpetuar la juventud poseída en lo transitorio.
Resulta hoy halagador detenerse a mover cristales en la misma fuente de España. Cuántos siglos han transcurrido desde que Triana despertó a los ángeles, dándonos el grito de tierra frente al Salvador? Muchos, sin duda, lo suficiente para creer que si España era vieja en las manos de las huestes romanas, mucho más antigua aparece después de evaporado tanto tiempo. sin embargo hé aquí lo halagador. después de tantos siglos, un hombre de alma sajona, Waldo Frank, al tropezar con la pandereta española, se siente iluminado por la España Virgen. España Virgen, después de tantos siglos. España Virgen, como la Santa María que adora en sus templos!
Hc.
Es triste hablar en primera persona, pero siendo más triste soportar a los que invectivan a troche y moche, nunca estará demás conjugar verbos en primera, si detrás de esto se consigue apadrinar la victoria de la Verdad, hoy como ayer escarnecida por malandrines y olvidada por aquellos en cuyos haberes la autoridad moral y la sapiencia podrían erigir monumentos augustales.
Voy a referirme al Canto a la Lengua Castellana que el Ateneo Ibero Americano de Buenos Aires galardonara con su Primer Premio de Honor. no intento referirme a este poema con la idea de glorificarme, exponiendo a mi juicio los méritos que pudieran influir en las mentes de jurados respetables, sino con el propósito de rebatir la creencia de que en nuestros días resulta anacrónico cantar al Descubrimiento de América utilizando el corte clásico, primero, porque el hecho grandioso ha sido cantado con suficiencia, y, segundo, porque los oídos, adiestrados en el maquinismo, demandan himnos al proletariado, a las armaduras de las tiranías en boga y qué sé yo cuántas zarandajas de reciente cuño.
Es verdad que la verborragia se ha encar.
gado del Descubrimiento de América y sus resultancias, a todas luces portentosas. Mucho se ha dicho sobre la España sin ocaso y los capitanes que conteniendo el resuello cruzaron el sarzago y clavaron el talón en el espinazo de los Andes. Pero conviene aclarar que la verborragia nunca consigue esbozar gráficamente lo ensalzado por ella, y así ha acontecido que el Descubrimiento de América ha quedado siempre en suspenso en cuanto se relaciona con la canción eminente, ya que los especímenes del verbalismo, contentándose con el desparramiento de hojas secas, no han llegado a la médula del incendio iniciado en España, nutrido con la propia carne española, vigorizado por el espíritu castellano oro, sangre, armadura y apuntalado en las mismas alas del cielo. Si los adláteres del inconformismo apuntaran que casi siempre el verbalismo y la fatuidad ban cantado al Descubrimiento de América, en el acto les otorgaríamos carta de crédito a sus acusaciones, porque en puridad, basta ya de tanto grillismo desentonado y bárbaro.
Pero que nadie alegue, ni aun a título de humorismo, que el Descubrimiento de América ha sido cantado con suficiencia. La verborragia no ha conseguido, según queda dicho, sino desparramar hojas secas a los aires de la fatalidad, perpetuar mitologías, engrandecer con vidrios de aumento las más de las veces, los vicios de quienes izaron bandera en las cordilleras vír.
genes. El sentido histórico realmente definitorio, la honradez en los historiadores, la sobriedad en los apolonidas, han faltedo en gra.
cia completiva. Se han dicho del Descubrimien.
to algunas cosas que halagan como las mieles recién vertidas en cristales nuevos, y se ha querido ignorar la Verdad, el hueso del Descubri.
miento, decapitando así lo nada decapitable: la virtud de parir un Nuevo Mundo, peleando, peleando cara a cara con la Muerte, y no plantar bandera de combatiente vencedor sobre los lomos del vencido, sino para prolongar la sangre, para inmortalizar la Lengua, derramándola como vino en las bocas aun no forjadas del futuro.
Caballo nacional. Envio del autor. La Habana Viejo caballo que llevaste al Chino Viejo por los campos de la insurrección y sabes del amargo dejo del hambre, del olvido y la traición: sólo un puñado de maíz no te iba a hacer completamente feliz!
Tú quarías algo más, zaino que hiciste la guerra y trajiste la libertad wara esta tierra preñada de esclavitud.
Tú querías algo más, menos convencional que la gloria hipotética del mito nacional y el alma de tu pueblo pudriéndose en salud.
Tú querías algo mejor, algo más fuerte. Qué era. La flor de una esperanza por el soberbio fin a que lanzado fuiste. Una primavera de fe bien espigada y de vez en cuando estremecer la crin. Sólo un puñado de ilusiones para volver al tolvo en paz tus corvejones!
Pero tan bien negadas fueron a tus ausentes ojos todas las cosas bellas, que el viejo camino de antes cubierto de rastrojos por ti se despereza y en cada trecho firme (abre un atajo. Te llama! Es tu destino. Qué haces. Sacude la cabeza temeraria y échata a andar de nuevo por la solitaria senda de la revolución. a tu trabajo!
ENRIQUE LABRADOR Ruiz Esto, como es de suponerse, favorece nuestra tesis; mas nos parece humano que nos inclinemos por un momento ante los inconformes para justipreciar más a sazón sus razonamientos. Dicen que resulta anacrónico cantar el Descubrimiento de América en estos días revolucionarios. Es antigua la España inmortal de Alfonso el Sabio, Don Quijote, Santa Teresa y Sancho. Está fuera de moda la España Virgen descubierta por Waldo Frank? Aceptemos esa vejez con mucho respeto y nadie nos repita que caemos en pecado al inclinar la balanza rumbo a los esplendores pasados y ro muertos. En la Farsa Italiana de la Enamorada del Rey, Valle Inclán tiene para nosotros una frase enjundiosa. Hay una castellana dura y franca y vieja. Frente a esta ruina ilustre, una. El esqueleto del caballo zaino, en que el Generalisimo Máximo Gómez hizo la guerra, de Oriente a Occidente, y que se conserva en el Museo Nacional. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica